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El rey belga da más tiempo al mediador para solucionar los casi 250 días sin gobierno

  • El plazo, hasta el 1 de marzo
  • Está a un día en superar el récord de Irak sin gobierno

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El rey de los belgas, Alberto II, ha decidido este miércoles prolongar la misión de mediación en la crisis política que lleva a cabo el liberal francófono Didier Reynders hasta el próximo 1 de marzo, cuando tendrá que presentar un informe definitivo.

"Existe voluntad de negociación", ha declarado Reynders en una rueda de prensa ofrecida tras su encuentro con el rey, en la que también ha recalcado la necesidad de "reconstruir el clima de confianza" en la clase política del país, que, en su opinión, "ha desaparecido claramente".

Los puntos de las negociaciones

Según el mediador, para lograr cerrar un acuerdo sobre la coalición de Gobierno es imprescindible avanzar en paralelo sobre cuestiones como la separación distrito electoral de la capital y su periferia (Bruselas-Halle-Vilvoorde) y las garantías lingüísticas a los francófonos de esa zona, a la vez que se discute una nueva financiación de las regiones del país y del Ejecutivo federal.

"No es posible avanzar en la composición institucional si no debatimos a la vez ciertas políticas importantes a nivel federal", ha recalcado.

Reynders se ha reunido este miércoles con el rey, tras dos semanas de negociaciones con las distintas formaciones políticas del país sin avances significativos, para informarle de la situación y solicitar más tiempo para concluir los trabajos.

Bate el récord de Irak

Bélgica cumple mañana 249 días sin formar nuevo Gobierno tras unas elecciones, un récord mundial que hasta ahora ostentaba Irak, lo que ha motivado al convocatoria de protestas simultáneas en varias ciudades del país.

La reunión de este miércoles entre Reynders y Alberto II se produce después de que el mediador se reuniese la víspera con los líderes de los partidos más votados en el norte y el sur del país (el separatista flamenco Bart de Wever y el socialista francófono Elio Di Rupo, partidario de mantener Bélgica unida).

La prolongación de su misión evidencia la falta de avances contundentes en cuestiones tan polémicas el modelo de financiación de las regiones, los derechos lingüísticos de la minoría francófona que reside en la periferia flamenca de Bruselas y la transferencia de más competencias a las regiones.