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EL PORQUÉ DE LA CIENCIA

¿Las feromonas influyen en la atracción sexual?

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PREGUNTACuando hablamos de atracción sexual se suele comentar ¡serán las feromonas! ¿Existen de verdad o es una forma de hablar? ¿Dónde están en nuestro cuerpo? 

Las feromonas sí existen. Se descubrieron hace más de medio siglo y, popularmente, se asocian con una irresistible atracción sexual, aunque en realidad no es su única función.  Las feromonas las utilizan los miembros de una misma especie para comunicarse. 

Hay cientos de ejemplos. Las hormigas marcan el camino desde la comida hacia el hormiguero usando feromonas. Por eso, siempre siguen el mismo camino para ir en su busca  y regresar a casa. Las abejas emiten feromonas como señal de alarma para sus compañeras si detectan una amenaza.

Las polillas hembra las usan para atraer a los machos. Y recientemente se descubierto que los ratones contienen una feromona en las lágrimas que atrae a las hembras.

Para detectar las feromonas, los vertebrados usan el órgano de Jacobson u órgano vomeronasal, que es un órgano auxiliar del sentido del olfato. Está situado en el hueso vómer, entre la nariz y la boca. No todos los vertebrados lo tienen y algunos aunque lo tengan no está ‘operativo’.

Los humanos emiten las feromonas a través de la orina, el sudor y secreciones glandulares

Ese es el caso de los humanos.  Según el médico estadounidense Richard Axel, Premio Nobel de Medicina en 2004, junto a la doctora Linda Buck, por sus descubrimientos sobre el funcionamiento del sentido del olfato, "se desconoce la función del órgano vomeronasal  en el comportamiento humano".

Hay estudios que vinculan las feromonas con la sincronización del ciclo menstrual de las mujeres  y otros con la percepción el miedo. En cualquier caso, en el caso de la que usemos feromonas para estas labores se emitirían a través de la orina, el sudor y secreciones glandulares, tal y como sucede en los otros mamíferos que las usan.

Los descubridores estas sustancias químicas son los bioquímicos Peter Karlson y Martin Lüscher. Publicaron su hallazgo en la revista ‘Nature’ en 1959.

El estudio era la confirmación de que los animales se comunican mediante señales químicas. La primera feromona identificada fue la bombykol, que es la feromona sexual del gusano de seda.

Bautizaron a las sustancias químicas con el nombre de feromonas, simplemente porque “era un nombre sonoro”. ‘Fero’ proviene del griego y significa transferir y ‘hormon’, quiere decir excitar, porque al igual que las hormonas, las feromonas en cantidades mínimas producen una reacción.