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El seísmo de la pobreza

  • El azote de los desastres naturales 'golpea' con más dureza a los pobres
  • Se moviliza más ayuda para los catástrofes que para la pobreza endémica

Ver también: la programación especial de Conciencia2 con la pobreza en RTVE

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En el mundo casi 1.500 millones de personas sobreviven con menos de un dólar al dia

Najma y Christine no se conocen pero sus historias han sido escritas por la misma pluma, la de la miseria. Las dos tienen 14 años, las dos viven en países que lideran los índices de pobreza y, en este último año, las dos han sufrido una catástrofe natural a la que afortunadamente han sobrevido.

"Estaba aterrada", recuerda  Najma. "Mi padre estaba enfermo y tuvimos que arrastrarlo hasta un lugar seguro. Perdimos absolutamente todo".  Era medianoche en la región pakistaní de Sindh cuando el agua comenzó a anegar su casa y, al instante entendió que lo más importante era salvar su vida y la de sus cuatro hermanos. Atrás quedaron las pocas pertenencias que guardaban en su pequeña casa de adobe.

Casi todas las familias de la aldea de Namja sufrieron los efectos de las recientes inundaciones ciclónicas, las primeras que se registran en la región en unos 30 años y que cogieron a Pakistán por sorpresaMuchos aldeanos perdieron sus viviendas y pertenencias y se vieron obligados a buscar albergue en refugios rudimentarios erigidos en los terrenos más elevados.

La tragedia de Christine, aunque parecida, se escribe a más de 13.000 kilómetros de distancia. Ella también lo ha perdido todo, aunque al igual que Najma ha podido conservar a su familia, que sobrevivió al terremoto que asoló Haití el pasado 12 de enero. 

"La escuela primaria vecina se había desmoronado sobre la mía y había aplastado  una parte de mi aula y la oficina del director. Ahora estudiamos en una tienda  de campaña, pero allí hace mucho calor", aunque no se queja porque su madre ha decidido que, de sus tres hermanos, ella es la única que puede continuar con sus estudios. Jean Renée, de 15 años se  desempeña como aprendiz de mecánico en el taller de un amigo de la familia y la pequeña Afenyoose de tal sólo nueve años ayuda en las tareas de casa.

Christine vive en un campamento de desplazados localizado  en las inmediaciones del aeropuerto internacional de Puerto Príncipe donde sobrevive junto a su familia gracias a la ayuda humanitaria.

Los desastres golpean a los más vulnerables

El drama de Najma y Christine son sólo dos ejemplos de cómo los desastres naturales golpean, cada vez más a menudo, a las regiones más empobrecidas.

El Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, que engloba a un total de 182 países y mide la calidad de vida de los seres humanos, situó a Pakistán y Haití en los puestos número 141 y 149 respectivamente, antes incluso de que una padeciera el azote de las lluvias torrenciales y la otra el seísmo de intensidad 7,3 en la escala Richter.

Según los cálculos más recientes del gobierno pakistaní recopilados por Naciones Unidas, unas 160.000 personas han perdido sus viviendas y más de 20 millones de habitantes resultaron afectados por el ciclón Yemyin y por los efectos de ese desastre natural, que se abatió sobre la región sudoccidental del Pakistán el 23 de junio. Las provincias más afectadas fueron las de Baluchistán y Sindh, donde las tasas de mortalidad y desnutrición infantil ya eran elevadas antes del desastre.

Por su parte Haití ya era antes del terremoto el país más pobre de América Latina,  con lo que el desastre no hizo sino acentuar la miseria de miles de haitianos y, en concreto, del 80% que vive con menos de dos dólares al día.

Según datos de Unicef,  el acceso a la educación en la isla caribeña se vio afectado por una subida en el coste de la escolarización, que condena al analfabetismo a cientos de niños, como es el caso de los hermanos de Christine. Alrededor de un 60% de los hogares rurales sufren una inseguridad alimentaria crónica, y un 20% son extremadamente vulnerables. Se calcula, además, que un 32% de los hogares en las zonas urbanas sufren inseguridad alimentaria de manera cotidiana.

Un estudio realizado por el Centro para la Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres,  con sede en Bélgica, analizó un periodo reciente de 30 años comparando desastres naturales en los 10 países más ricos con aquellos de los 10 países más pobres. El Centro descubrió que el promedio de víctimas anuales por cada 100.000 habitantes en los países ricos era de 36; para las naciones pobres la media de víctimas se situaba en las  2.879 al año, aún cuando los países ricos experimentan la misma cantidad de desastres.

¿Qué pasa tras el apagón mediático?

En los primeros momentos tras catástrofes naturales como la de Pakistán o Haití, las organismos internacionales, fundaciones, gobiernos y ONG de todo el mundo se movilizan para ayudar a las víctimas.

"Es algo que sólo ocurre con las catástrofes naturales.  La gente colabora más con los desastres que con los conflictos o las crisis de desarrollo lento. Nadie se acuerda de África y es todo un continente padeciendo un desastre humanitario peor más grave los efectos de cualquier terremoto", asegura Alberto de Castro, vocal de Acción Humanitaria de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo España.

La mayor parte del dinero que se dona a proyectos humanitarios relacionados con catástrofes naturales se produce en los primeros 10 días, cuando el papel de los medios de comunicación representan un papel esencial.

"Sabemos que como mucho tenemos 10 días para recaudar la mayor cantidad de dinero posible. Luego la gente se insensibiliza. Como decía un compañero de ayuda humanitaria internacional: 'lo que no sale en la CNN no es noticia',  pues aquí igual pero con las televiones españolas".

Sin embargo, aunque durante la primera quincena de agosto todos los medios se hicieron eco de las inundaciones en Pakistán y posteriormente en otras regiones del sur de Asia,  "la ayuda se retrajo mucho porque Pakistán es visto como el país de los talibanes y China o Vietnam son país que quedan demasiado lejos", según ha explicado de Castro a RTVE.es.

Las tragedias tienen fecha de caducidad para la audiencia, no así para las víctimas que invertirán todos sus esfuerzos durante décadas para reconstruir su país y, más aún, su propia vida. 

¿Quién se acuerda hoy del poderoso Huracán Mitch que barrió Centroamérica o de los más de 200.000 muertos que dejó el tsunami del Pacífico en 2004?