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'Aita', una preciosista y hueca indagación en la memoria personal y familiar

  • La de José María de Orbe, cuarta película española a concurso en Donostia
  • Además, John Sayles ha presentado Amigo, un alegato antiestadounidense

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'Amigo', 'Aita' y 'Carancho' pasan por el Festival de San Sebastián

Después de la jornada cima del miércoles en San Sebastián con dos claras candidatas a la Concha de Oro, Genpin y Pa negre, el festival se ha desayunado este jueves con dos películas de corte muy diferente, la recreación histórico-crítica de Amigo, realizada por John Sayles, y la cuarta película española a concurso, Aita, de José María de Orbe.

La cinta del director donostiarra pretende ser una reflexión sobre la memoria a través de las andanzas (lo de andanzas es literal, ir de un lado para otro) cotidianas de un hombre ya mayor en su caserío, que no es sino el caserío familiar del propio De Orbe.

Estas andanzas se alternan con cuatro o cinco conversaciones con el cura del pueblo, una escena en la que unos niños reciben una explicación histórica de la casa por parte de su profesora, otra de unos vándalos forzando la puerta, y otra de unos arqueólogos buscando huesos en los terrenos de la casa.

De cuando en cuando se proyectan en las paredes escenas de la vida rural vasca grabadas en película antigua (como el cineasta ha explicado, del archivo de la Filmoteca Vasca).

La película, de 83 minutos de duración, es una colección de cuidadísimas fotografías, de cuadros inspirados en Velázquez, Ribera, Caravaggio, Rothko... Una exposición de perfección estética que uno no sabe a dónde quiere llegar.

Un envoltorio sin caramelo

De Orbe es un artista (estudiante del American Film Institute con una beca Fullbright, realizador publicitario, artista plástico) y su película tiene elevadas pretensiones artísticas. Parece estar en las antípodas del concepto fordiano del cine como oficio, para que nos hagamos una idea.

En la rueda de prensa, el realizador vasco ha defendido su manera de trabajar esta película -rodada a lo largo de tres años en momentos diversos, aprovechando la luz de cada momento y si un plan claro de guión y de rodaje- comparándola con artistas como Barceló o Tapiés enfrentándose al lienzo en blanco. Pura intuición de genio.

Cada fotograma está milimetrado, y eso resulta fascinante. Pero tras el envoltorio no hay nada. O la reflexión sobre el tiempo, sobre lo preñadas que pueden estar unas paredes de historia personal, familiar -esa intrahistoria de la que hablaban los del 98-, no llega al patio de butacas.

Aita refleja la vacuidad de cierto arte contemporáneo, muy preocupado por innovar en las formas, por abundar en el preciosismo, por intelectualizar la expresión de las emociones, por que el arte sea la expresión pura de un yo, como si todo lo que emanase de ese yo, hasta los detritos, fuese arte.

La película a concurso de John Sayles, Amigo, está ambientada en Filipinas, en el momento en que el país pasará del control español al estadounidense. [Leer la crítica de Javier Tolentino de AmigoMomento en el que los que habían llegado para proteger a los filipinos se convertirán en opresores.