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El primer soldado gay casado denuncia su expulsión del Ejército tras amenazas y abusos

  • Se trata de Alberto Linero, de baja médica psiquiátrica desde 2009
  • Cree que un superior emitió un informe desfavorable tras rechazarle sexualmente
  • Defensa dice que no hay pruebas y que no consta ninguna denuncia judicial

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El soldado Alberto Linero Marchena, que se identifica como el primer militar gay casado, ha denunciado este lunes que ha sido expulsado del Ejército del Aire "tras dos años de amenazas, abusos y proposiciones dentro del Ejército".

Linero ha convocado una rueda de prensa el próximo miércoles en Sevilla para dar a conocer que el Boletín Oficial de la Defensa ha publicado su expulsión del Ejército con fecha del próximo 1 de septiembre, estando de baja médica psiquiátrica desde noviembre de 2009.

En un comunicado, Linero ha explicado que en febrero de 2009, la base aérea de Morón le solicitó una evaluación extraordinaria física y psicológica, a pesar de que con anterioridad había pasado las pruebas físicas de manera óptima.

Tras haberle realizado el reconocimiento médico por parte de la unidad de psicología del Hospital de San Fernando (Cádiz), se le consideró apto para el servicio, pero sus superiores, "haciendo caso omiso a estos informes, le solicitan un Tribunal Médico por psicología", que volvió a declararlo "apto", explica en su comunicado.

Sin embargo, como consecuencia del tiempo transcurrido en la práctica de la evaluación extraordinaria y del Tribunal Médico, el soldado perdió el destino y cesó en la base de Morón el 10 de julio de 2009.

Asegura que entonces se le realizó un informe negativo para su exclusión del ejército por mal compañerismo y falta de rendimiento en el trabajo durante el tiempo que no ejerció.

Dice que no aceptó las proposiciones sexuales de un superior

Linero asegura en el comunicado que dicho informe fue redactado por un superior ante la negativa del soldado a aceptar las proposiciones sexuales de este, y dice que también fue acosado por un sacerdote de la base.

Sostiene que denunció su situación en vía interna y "ante la impotencia que sufría" decidió quitarse la vida, tras lo cual recibió la baja médica por motivos psiquiátricos en noviembre de 2009, situación en la que continúa.

Linero, que ofrecerá una rueda de prensa en la Asociación de Transexuales de Andalucía, afirma que su expulsión "es un caso de persecución por homofobia, abusos y maltrato psicológico".

Defensa dice que no renovó por evaluación desfavorable

Fuentes del Ministerio de Defensa consultadas han explicado que a este soldado no se le ha renovado el contrato una vez que ha expirado porque las preceptivas evaluaciones sobre su servicio "han sido todas desfavorables".

También han anunciado que el Ejército del Aire, al que estaba adscrito este soldado, ha decidido poner en conocimiento de la autoridad judicial civil las denuncias vertidas por Linero y el expediente administrativo que han instruidos las autoridades militares.

Según estas fuentes, este soldado fue requerido a pasar los preceptivos reconocimientos tras acumular más de siete meses de bajas sucesivas, como explicita la normativa vigente.

Tras declarar los facultativos militares apto para el servicio a este soldado, tanto desde el punto de vista físico como psicológico para desarrollar su trabajo, los mandos pidieron al soldado que se reincorporase a su puestos, momento en el que, según las fuentes de Defensa, Linero comenzó a expresar quejas por el servicio y a denunciar a compañeros de los que dijo haber recibido proposiciones.

El expediente informativo instruido por Defensa determinó la inexistencia de prueba alguna de estas denuncias, que fueron desmentidas rotundamente por los afectados, por lo que será remitido a la autoridad judicial civil para que determine si existen responsabilidades.

Las mismas fuentes han precisado que no consta la existencia de ninguna denuncia de este soldado en ninguna instancia judicial y que del expediente tramitado sólo se ha constatado un escrito que el soldado presentó el 9 de julio en la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla), donde estaba destinado, en el que no aportaba ninguna prueba sobre sus acusaciones.