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Sri Lanka vota tras el fin de la guerra civil

  • Ocho meses después de la derrota de los Tigres Tamiles, se elige al presidente
  • La campaña ha concluido en un clima de máxima tensión entre los dos favoritos

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Sri Lanka celebra este martes las primeras elecciones presidenciales tras la guerra civil en un clima muy tenso: los dos principales candidatos, que se atribuyen el mérito de acabar con 37 años de resistencia tamil, se acusan mutuamente de fomentar un golpe de Estado.

Ex aliados en la batalla contra los Tigres por la Liberación del Eelam Tamil (LTTE), el presidente Mahinda Rajapakse y su antiguo jefe de las Fuerzas Armadas Sarath Fonseka están enfrentados en una lucha encarnizada por los votos de los casi 15 millones de ciudadanos llamados a las urnas.

Aunque no hay sondeos fiables, los expertos sólo dan oportunidades a estos dos candidatos sobre un total de 22 concurrentes.

En mayo del año pasado, Sri Lanka proclamó su victoria contra los LTTE, considerados como un grupo terrorista por Colombo y los países occidentales, después de un sangriento conflicto que dejó entre 80.000 y 100.000 muertos.

El gobierno de Sri Lanka ha anunciado el fin de la guerra contra los Tigres Tamiles.

Mahinda Rajapakse, un nacionalista de la mayoría cingalesa, convocó las elecciones dos años antes del término de su mandato para aprovechar la ola de popularidad tras la victoria. Por su parte, Fonseka acusa al Gobierno de corrupción.

Ahora, en un curioso giro, puede que la clave de la contienda esté en la minoría tamil, en nombre de la cual los rebeldes multiplicaron los atentados y los asesinatos, si los votos de la mayoría cingalesa se reparten equitativamente entre los dos favoritos.

Sobre los dos candidatos planean las acusaciones de crímenes de guerra y de violaciones de los derechos humanos en la fase final del conflicto. Sea quien fuere el ganador, tendrá que soportar la presión de las potencias que reclaman una investigación independiente.

Por otra parte, la ONU, Estados Unidos y los países europeos criticaron con dureza al Gobierno por haber retenido hasta diciembre pasado a unos 300.000 civiles tamiles en campos controlados por el Ejército. En este contexto, el programa de los candidatos pasó totalmente a un segundo plano.

Tensión electoral

Además, la campaña ha estado salpicada por numerosos incidentes violentos. Sólo unas horas antes de la apertura de los colegios, dos artefactos han hecho explosión en el domicilio de un responsable local del partido en el poder, sin causar víctimas. En la península de Jaffna (norte), bastión de los tamiles, se han registrados otras dos explosiones.

Los votantes pueden marcar hasta tres candidatos por orden de preferencia en las papeletas, donde además de los nombres de los aspirantes en cingalés, tamil e inglés, aparece el símbolo que la Comisión ha otorgado a cada uno de ellos para las personas que no saben leer ni escribir.

Las votaciones estarán supervisadas por observadores de la secretaría de la Commonwealth y de la Asociación de Supervisores Electorales, además de las plataformas locales. La ONU y la UE han renunciado a enviar observadores internacionales a las elecciones, arguyendo que la solicitud enviada por las autoridades ceilanesas llegó demasiado tarde.

Los colegios cierran a las 16.00 horas locales (11.00 en la España peninsular) y los primeros resultados no se esperan hasta entrada la noche.