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El Constitucional checo aplaza su decisión sobre el recurso que bloquea el Tratado de Lisboa

  • El veredicto definitivo se dará a conocer el próximo 3 de noviembre
  • El recurso ha sido presentado por un grupo de senadores conservadores
  • Entienden que el texto comunitario limita la soberanía checa
  • Es uno de los últimos obstáculos para la ratificación del Tratado
  • El presidente checo, Klaus, le ha dado el visto bueno pero no lo ha firmado

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La Corte Constitucional de la República Checa ha aplazado finalmente su decisión sobre un recurso presentado por diecisiete senadores conservadores contra el Tratado de Lisboa, alegando que viola la Carta Magna, y dará a conocer su veredicto definitivo el 3 de noviembre.

El Tribunal Constitucional checo ha celebrado este martes una vista pública en la ciudad de Brno para analizar el recurso presentado por un grupo de senadores conservadores contra el Tratado de Lisboa y, aunque estaba prevista que se pronunciará sobre dicho recurso, al final ha decidido posponer la resolución.

Al comienzo de la vista pública, celebrada en la sede de la magistratura en la ciudad de Brno, y que duró tres horas,  el representante de los senadores conservadores ha interpuesto una denuncia por parcialidad contra el presidente del tribunal, Pavel Rychetsky, que ha sido desestimada.

Rychetsky ha sido cuestionado por haberse reunido con el embajador alemán ante la República Checa, Johannes Haindl, con quien trató sobre la duración del trámite de este recurso.

"Esta situación no es sostenible a largo plazo. Debería establecerse un procedimiento para casos similares en el futuro", ha señalado Stefan Füle, ministro checo de Asuntos Europeos, en referencia a la negativa de Klaus a estampar su firma en el tratado.

El recurso, presentado el pasado septiembre, argumenta que el Tratado de Lisboa limitará la soberanía checa, al traspasar importantes competencias a los órganos comunes de la Unión Europea (UE) y modificar el sistema de voto, pasando del criterio de unanimidad al de mayoría.

Una treintena de manifestantes, en su mayoría del extraparlamentario Partido de los Liberales, ha apoyado junto a la sede del Tribunal esta impugnación del documento comunitario.

La audiencia se produce en la víspera del aniversario de la fundación del Estado checoslovaco, en 1918.

En su alegación a favor del recurso, el presidente Vaclav Klaus ha asegurado que el Constitucional "decide sobre el futuro del Estado, por cuya soberanía lucharon las anteriores generaciones en dos guerras mundiales, por la soberanía que nos usurpó después el poderío totalitario comunista".

 "Después de veinte años del retorno a la democracia y a la soberanía nos enfrentamos a la cuestión sobre si debemos ceder esa posición de Estado soberano y entregar la decisión sobre nuestras cosas a instituciones europeas", ha asegurado Klaus.

El pasado noviembre, la alta magistratura ya rechazó una apelación que, a diferencia de la actual a la totalidad, sólo ponía en cuestión algunos artículos del Tratado de Lisboa.

Último obstáculo

El recurso de constitucionalidad es uno de los últimos obstáculos a salvar para que la República Checa, el único socio comunitario que aún no lo ha hecho, ratifique el Tratado de Lisboa.

Pese a que el Parlamento de Praga ya dio el visto bueno al texto hace meses, Klaus se ha negado hasta la fecha a estampar su firma en el documento.

Tomas Langasek, secretario general del Constitucional, ya ha anunciado que no es posible saber si el tribunal podrá emitir este martes un veredicto o si retrasará su decisión para más adelante.

En la sesión de esta jornada, el presidente de la cámara, Pavel Rychetsky, presentará un informe sobre el recurso y luego se escuchará a las partes implicadas en el proceso: Presidencia, Gobierno y Parlamento.

El recurso se basa en el artículo 1 de la Constitución checa y su referencia al país como "un Estado soberano, unido, democrático y respetuoso con la Ley, basado en el respeto a los derechos y la libertad del individuo y el ciudadano".

Según los senadores, tanto el Tratado de Lisboa como las modificaciones que introduce a los acuerdos de Maastricht y Roma atentan contra ese principio.

Aún en el caso de que el Constitucional rechace el recurso, la ratificación checa aún está pendiente de que Bruselas y el presidente Klaus lleguen a un acuerdo sobre las últimas condiciones presentadas por el político conservador.

Klaus había exigido que su país quedara fuera de la aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales, que acompaña al texto comunitario, ante el temor de que abriera la puerta a reclamaciones de indemnizaciones de los alemanes y húngaros expulsados de Checoslovaquia tras la Segunda Guerra Mundial.

La pasada semana, Klaus anunció que estaría dispuesto a aceptar una propuesta de la presidencia sueca de la UE, por la que simplemente se mencionaría el caso checo en el protocolo de aplicación de la Carta, emulando los casos de Gran Bretaña y Polonia.