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Cuando calienta el sol..., toca huir de quemaduras, insolaciones y del peligroso golpe de calor

  • Quemaduras, insolación y golpes de calor son los riesgos de tomar el sol sin precaución
  • La piel que se enrojece sufre una quemadura de primer grado que puede terminar en cáncer
  • Los médicos advierten de que hay que protegerse no sólo "cuando nos ponemos el bañador"
  • Los ojos y los labios son los grandes olvidados de la protección solar

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Unas jóvenes toman el sol tranquilamente en una piscina.
Unas jóvenes toman el sol tranquilamente en una piscina.

Al menos 1,6 millones de accidentes domésticos y de ocio se producen en España al año -es decir uno cada 18 segundos-, según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo. Y es agosto el mes en que más accidentes se producen (el 11%), seguido de abril y diciembre (10% en ambos casos). Las anheladas vacaciones, si bien, nos sacan de la rutina también nos exponen a situaciones que si no las manejamos con prudencia pueden terminar mal.

Quemaduras, intoxicaciones o picaduras son algunos de los accidentes más comunes que se pueden aliviar con un botiquín, pero hay otros menos habituales y mucho más graves que en ocasiones terminan en muerte, como los golpes de calor o los accidentes en el agua.

Sol, consumir con moderación 

Carlos Urquía, médico del Departamento de Salud y Socorro de Cruz Roja, nos advierte de que es ahora, cuando empieza el verano y cuando más cuidado hemos de tener con el sol, porque "la piel se tiene que aclimatar, producir la melanina que es lo que nos hace ponernos morenos pero también lo que nos protege de los rayos ultravioleta nocivos del sol". La capaña de Cruz Roja  "Este verano quiérete mucho" informa sobre las precauciones básicas bajo el sol.

Urquía insiste en que no hay que tomar el sol entre las 14.00 y las 16.00 horas. El resto del tiempo, advierte, "hay que usar una crema protectora, de factor 25 ó 30 para los morenos y de 50 ó 60 para los más blanquitos y sobre todo para los niños". Sobre esto, el médico es claro, "a los niños de menos de un año no hay que exponerlos directamente al sol" cuando vamos a la playa, sino que deben "quedarse bajo la sombrilla y con un sombrerito".

Piel enrojecida = quemaduras de primer grado

Cuando después de un día de playa nuestra piel se enrojece, no es que nos hayamos quemado "un poquito" dice el médico, es que "tenemos quemaduras de primer grado". Puede que esas quemaduras se curen en unos días pero Urquía es tajante cuando advierte: "Tienen un efecto acumulativo que puede terminar en melanoma, en cáncer de piel", apostilla, una enfermedad de la que mueren al año 700 personas en España.

Pero, y cuándo ya estamos morenos, ¿es necesaria la crema? "Sí", la respuesta es clara. Explica Urquía, que "la melanina (presente en nuestra piel cuando ya estamos morenos) es una especia de fotoprotector de fabricación propia, que puede que nos proteja contra las quemaduras, pero que no nos protege contra las radiaciones ultravioletas que a la larga pueden causar un melanoma".

La secuencia "llegar a la playa, quitarnos la ropa y ponernos la crema no es la correcta", recuerda este médico, que insiste en que la protección la tenemos que llevar puesta desde 30 minutos antes de exponernos al sol, porque "es lo que tarda la piel en absorverla para que sea eficaz". Además, dice, no basta con ponernos crema una vez al día, sino que hemos de volver a echarnos cada 3 ó 4 horas.

El doctor Paco Camarelles, de la Sociedad Española de Médicos de Familia, va más allá: "no hay que tener cuidado con el sol sólo cuando nos ponemos el bañador, por la calle también nos da el sol", por lo que recomienda protección solar en cualquier circunstancia en que nos vaya a dar el sol directamente sobre todo en las horas centrales del día.

Pero no sólo la piel, también los ojos sufren quemaduras. La conjuntivitis y la queratitis o inflamación de la córnea, son los problemas más comunes que sufren las personas que no usan gafas de sol adecuadas. Lo mismo ocurre con los labios que solemos descuidar cuando tomamos el sol arriesgándonos a sufrir quemaduras. Algo que evitaríamos usando una crema labial con protección solar, insisten los médicos.

Cuando los vasos se dilatan y llega la insolación

Pero hay más, al exponernos sin cuidado al sol, además de con quemaduras, podemos terminar con una insolación. Esta dolencia es una dilatación de los vasos sanguíneos que hay en la cabeza. La insolación, sin llegar a ser tan grave como un golpe de calor, provoca dolor de cabeza, mareo y nauseas.

Una manera nada agradable de terminar un día de nuestras vacaciones que se puede evitar usando un sombrero, quedándonos bajo de la sombrilla (si estamos en la playa) y echándonos de vez en cuando agua sobre la cabeza.

De la insolación al golpe de calor

Con el calor sube la temperatura corporal, y el hipotálamo (desde la parte trasera del cerebro) "actúa como una especie de termostato" ordenando a nuestro cuerpo comenzar a sudar para que bajemos de temperatura, nos explica el médico de Cruz Roja. Pero esa capacidad "es limitada y llega un momento en que si continuamos al sol y no nos hidratamos nos arriesgamos a sufrir un golpe de calor", que se manifiesta con el aumento de la temperatura corporal hasta los 39º ó 40º, sudoración, piel enrojecida y sensación de abotargamiento, tanto que podemos perder el conocimiento.

Es por eso que trabajar, quedarse dormido o hacer ejercicio bajo el sol, en las horas de más calor del día, sin hidratarse, puede llevarnos a las urgencias hospitalarias, episodios que en pocos pero dramáticos casos, terminan en muerte.