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Saltarse la censura; la victoria del Caballo de Hierba y Barro

  • Los internautas suelen ganar la batalla de la censura a los gobiernos totalitarios
  • Con mucho dinero, los estados logran cerrar cada vez más internet
  • Sin embargo, hay decenas de formas de lograr burlar la censura

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Personas de todo el mundo tienen que lidiar con la censura en Internet, que como principio básico considera la censura como un daño físico, y envía la información a través de un rodeo. Los gobiernos totalitarios contratan técnicos para que desarrollen sistemas de control de información en una red que está diseñada para impedir que la información pueda ser controlada, lo que dificulta su trabajo. En especial porque la población sometida a censura tiene más y mejores técnicos de su lado, decididos a bloquear cualquier intento de bloqueo. 

El resultado de todo este galimatías es que cada sistema tecnológico de censura instalado por un gobierno totalitario (o menos) puede ser burlado, y de hecho lo es de forma habitual. El Cangrejo de Río de la censura se enfrena al Caballo de Hierba y Barro. Hasta ahora, siempre que sea lo bastante decidido, gana el pueblo.

Todos los sistemas de censura y control se basan en el mismo principio, que es colocarse entre el ordenador del lector y el ordenador que contiene la información censurada. En internet todos los ordenadores utilizan para orientarse un número denominado dirección IP, que es la única identificación válida de un recurso. La mayoría de los sistemas de censura lo que hacen es identificar las páginas web que quieren censurar por sus direcciones IP y crear una 'lista negra'; toda dirección IP en esa lista se trampea cuando algún lector demasiado curioso quiere acceder a ella.

El sistema más sencillo, común en muchas empresas e instituciones, es el servidor proxy: un intermediario obligatorio situado entre todos los ordenadores de una red e Internet. Su trabajo consiste en recibir las peticiones de cada miembro de la Red, reenviarlas a Internet, recibir las respuestas y enviarlas al correspondiente interesado. 

Un servidor proxy puede ser programado (y de hecho suele serlo) para ignorar todas las peticiones dirigidas a la 'lista negra'. Así es como las empresas impiden que sus trabajadores puedan acceder a páginas pornográficas, por ejemplo. Si en lugar de una red empresarial conectamos un proxy a la red de todo un país, la censura funciona igual.

El alto coste de la censura

Claro que hace falta un proxy enorme para manejar todo el tráfico de un país sin causar demoras intolerables, lo cual cuesta mucho dinero. Y además es necesario mantener actualizada la 'lista negra', lo cual exige mano de obra y por tanto más dinero. Porque sabido es que los réprobos y disidentes conocen la existencia de estos servidores, y para confundir sus esfuerzos cambian sus direcciones IP. 

Además, nuevos textos e imágenes prohibidas surgen continuamente, de modo que la vigilancia perpetua (y cara) es obligatoria. Este sistema lo utiliza, por ejemplo, Arabia Saudí, que redirige todo su tráfico de Internet a través de una granja de proxies situada en la Ciudad de la Ciencia y la Tecnología Rey Abdulaziz, junto a Riad. Para los saudíes, el elevado precio es mucho menos importante que el asegurar que su red está libre de pornografía, juego, drogas o disensión religiosa.

Golden Shield, o el Gran Cortafuegos chino, es más complejo. Funciona como un 'firewall' o cortafuegos que actúa en todas las pasarelas entre Internet y China, bloqueando IPs como un proxy pero de forma descentralizada. Y además tiene otras capacidades, como 'intoxicar' la base de datos DNS de conversión entre nombres de dominio (como rtve.es) y direcciones IP, suministrando falsas identificaciones a los dominios prohibidos.

 

Green Dam, el nuevo software que deben llevar los ordenadores vendidos en China, es una 'ciberniñera' que bloquea en el propio ordenador la información procedente de sitios identificados en una 'lista negra' enviada por el estado. A veces la interacción de todos estos sistemas produce resultados jocosos, como hacer imposible navegar con Internet Explorer por ningún dominio que empezara por la letra occidental 'F', debido al bloqueo del sitio web de la secta Falun Gong. El sueño de la censura produce a veces hilarantes monstruos.

Como explica éste vídeohay diferentes métodos para saltarse las limitaciones impuestas por los sistemas de censura. La mayoría de ellos se basan a su vez en utilizar un proxy situado en el extranjero con una dirección IP inofensiva que nos reenvía la información prohibida que deseamos. En la práctica estaremos haciendo un 'lavado de IP', puesto que nuestras comunicaciones detectables serán con este proxy, y no con los lugares bloqueados. 

Existen varios tipos útiles, desde la misma caché de Google a los Open Public Proxies y los Web Proxies; cada tipo es más seguro que el anterior, pero de uso más complicado; ninguno puede garantizar por completo el anonimato, y sus direcciones IP son bloqueadas por los censores tan pronto como las detectan. 

El proyecto canadiense Psiphon en su versión open source es un buen ejemplo de web proxy y una buena forma de ayudar a personas conocidas en países censurados; instalado en un ordenador conectado permanentemente a Internet en Occidente, permite navegar libremente desde el otro lado de cualquier barrera. Similar a Psiphon es el Circumventor de PeaceFire, un sitio dedicado a ayudar a los jóvenes que tienen que saltarse 'ciberniñeras'; instalado en el ordenador de casa, Circumventor es bastante útil para saltarse los bloqueos empresariales en Occidente. Por su parte Anonymouse es un servicio web con el que se puede realizar navegación ligera en condiciones de anonimato.

Los 'anonimizadores'

Otra opción, más segura aunque algo más complicada técnicamente, es usar programas especialmente dedicados a camuflar el contenido de las comunicaciones (tunneling; redes privadas virtuales), o programas 'anonimizadores'. Tanto los unos como los otros exigen ser instalados en el ordenador receptor, lo que dificulta su uso por ejemplo en cibercafés (aunque se pueden montar en memorias Flash); además, ralentizan la navegación. 

A cambio, son bastante seguros; con el tunneling el censor no sabe de dónde viene o qué contiene la conversación, mientras que los 'anonimizadores' hacen que las comunicaciones reboten en una serie siempre cambiante de ordenadores intermedios, lo que garantiza que es imposible localizar al receptor. 

Uno de los 'anonimizadores' más usados y útiles es la red Tor, cuyo software puede obtenerse enviando un correo electrónico a gettor@torproject.com, ya que el acceso web suele estar censurado, donde censuran. Desde los países más libres también conviene tener Tor instalado, ya que eso facilita las cosas a los usuarios que necesitan el servicio.

Buscadores anticensura

También existen buscadores específicos que eliminan las restricciones impuestas sobre los buscadores convencionales en países afectados por la censura. El mirror de Google llamado elgooG, por ejemplo, suele funcionar aun en los lugares donde Google está censurado (como en China), mientras que en la India han creado un buscador específico denominado Yauba que al parecer está recibiendo gran cantidad de tráfico iraní en los últimos días. 

El blog BoingBoing ofrece una serie de útiles consejos y referencias, que pueden buscarse también en alguna de sus versiones distribuidas (puesto que este blog es blanco favorito de los censores). Por fin, Información Sin Fronteras está intentando poner en marcha una red mundial de 'sneakernet', un método de transmisión de información basado en el transporte físico de información, almacenada en discos duros o memorias Flash, por ejemplo: un método completamente a prueba de censores.

Por último habría que citar una peligrosa tecnología, hoy en desarrollo, que en el futuro puede suponer un tipo de censura bastante más complicada de esquivar. Todos los sistemas censores de la actualidad se basan en 'listas negras' de sitios considerados peligrosos, cuyas direcciones IP se bloquean: es como si se prohibiese la entada a una casa, aun sin saber qué hay dentro, lo que permite esquivar las restricciones cambiando la dirección de remite.

Pero diversas empresas de tecnología están desarrollando una capacidad llamada Deep Packet Inspection (DPI, inspección profunda de paquetes), mediante la que el contenido de las comunicaciones de Internet puede ser leído y filtrado en tiempo real. Esto permitiría una censura basada en el contenido que haría inútiles los actuales métodos para esquivar los bloqueos. 

De momento la DPI está en estado embrionario, y ni siquiera funciona para lo que las empresas de telecomunicaciones la desean, que es para separar y cobrar de forma diferente los distintos tipos de tráfico (datos, voz, vídeo, sonido) en la Red. Pero si llegara a ser una realidad ampliamente extendida, las repercusiones irían mucho más allá de su impacto en la neutralidad de Internet; podría transformarse en una muy potente herramienta censora casi insalvable.

La lucha eterna

Hasta hoy, los internautas lo bastante decididos y con unos mínimos conocimientos técnicos han podido sobrepasar los filtros que sus gobiernos totalitarios han querido imponerles. Es cierto que los sistemas censores limitan el acceso de determinados datos a la población general, y que fomentan la autocensura. Pero por lo menos hasta el momento internet ha resultado ser mucho más resistente a la censura que cualquier otro método de comunicación

Su estructura tecnológica hiperredundante, y la filosofía ácrata que la sustenta, han hecho que la Red hoy existente sea realmente difícil de bloquear. Difícil, pero no imposible. Los gobiernos tienen amplios recursos e infinita paciencia; además son duchos en convencer a grupos económicos de que colaboren con ellos. 

Censurar con facilidad la Red exigiría casi deshacerla, y rehacerla de nuevo; pero si les dejamos, los gobiernos terminarán tomando ese camino. Sería una pena perder el mayor grado de libertad de expresión que ha tenido jamás la Humanidad permitiendo a los estados salirse con la suya. El Cangrejo de Río nunca cejará, pero todos somos el Caballo de Hierba y Barro,  y podemos vencer.