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Manmohan Singh, el 'sij' tranquilo y honrado

  • El primer ministro indio renuva su madato por otros cinco años
  • Es conocido por una virtud difícil de mantener en un país corrupto, la honradez
  • También es el artífice del gran cambio económico que ha impulsado a India

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Manmohan Singh, que este viernes ha jurado "en nombre de Dios" su segundo mandato como primer ministro de la India, es una rareza en la escena política india: bien formado, de maneras suaves y con fama de honrado.

Miembro del Partido del Congreso indio, de 76 años y recién operado de una dolencia cardiaca, Singh repetirá mandato como jefe del Gobierno de la India en un momento decisivo para el país.

"Singh is king" (Singh es el rey), es el eslogan con el que celebraban su victoria algunos medios indios, que han rescatado la banda sonora de una popular cinta de Bollywood del mismo título.

El artífice del cambio económico

El candidato fue en 2004 el primer sij en convertirse en jefe del Ejecutivo indio, cuando la presidenta del Partido del Congreso, Sonia Gandhi, anunció la sorprendente decisión de cederle el mando tras la entonces inesperada victoria de esa formación.

Singh había sido el artífice del gran cambio económico indio cuando, siendo ministro de Finanzas (1991-96), abandonó el socialismo propugnado por el fundador del partido y primer jefe de Gobierno de la India independiente, Jawarharlal Nehru, y liberalizó la economía del gigante asiático.

Aquellas reformas permitieron a la India dar el salto de gigante que la ha colocado como una potencia emergente, y que Singh ha mantenido con un crecimiento medio en torno al 8,5% en sus cinco últimos años de mandato.

La honradez, su gran virtud

Nacido el 26 de septiembre de 1932 en un distrito de Punjab que con la partición del subcontinente en 1947 pasó a ser Pakistán, Singh estudió Economía en la Universidad estatal y amplió estudios en el Reino Unido.

En las décadas de 1960 y 1970, trabajó primero para el UNCTAD y después en los ministerios de Comercio Exterior y Finanzas, hasta que en 1982 fue nombrado gobernador del Banco de la Reserva de la India, el banco central, cargo que mantuvo durante tres años.

Presidió después la Comisión de Planificación y, en 1991, fue encargado de dirigir las Finanzas en el Gobierno de Narasimha Rao, del Partido del Congreso. Tras cinco años como ministro y otros tantos como jefe del Gobierno entre 2004 y 2009, Singh sigue atesorando una fama difícil de poseer en la India corrupta: la de la honradez.

Firmeza y buenas maneras

Ni siquiera se la discuten sus enemigos, que han preferido poner el dardo durante la campaña en su supuesta "debilidad", no sólo por su salud precaria -a finales de enero sufrió una intervención cardiaca-, sino también por estar supuestamente "calentando la silla" para el heredero de la dinastía, Rahul Gandhi.

Siempre vestido con ropajes tradicionales y su característico turbante azul celeste, hasta la sonrisa es imperceptible en el tranquilo Manmohan Singh, que califica la política como "el arte de lo posible".

El primer ministro no se acalora fácilmente, ni siquiera en las tumultuosas sesiones del Parlamento en las que los gritos de los diputados no le dejan hablar. Prefiere leer su discurso con voz templada o depositarlo, sin más, en la mesa del presidente. Eso fue lo que hizo el 22 de julio de 2008, cuando obtuvo un voto de confianza del Parlamento tras perder el apoyo del bloque comunista, sin que Singh pudiera hablar para defender un pacto de cooperación con Estados Unidos que casi tumba su Gobierno, pero que sacó a la India de tres décadas de aislamiento nuclear.

Entonces demostró la firmeza que le niegan sus detractores y que, según destacó recientemente la hija de Sonia Gandhi, Priyanka, no está reñida con las buenas maneras, como ya demostró el mahatma Gandhi. "Nadie era más gentil que él, pero también era un líder grande y fuerte. Manmohan Singh es un líder muy fuerte, firme y capaz", declaró Priyanka Gandhi.