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La voz del comunista que dijo 'no' a Tiananmen resucita en su veinte aniversario

  • Se publica en inglés y en chino el diario secreto del líder comunista Zhao Ziyang
  • Secretario general del Partido en 1989, calificó de "tragedia" lo ocurrido
  • Pasó los últimos 16 años de su vida como prisionero de estado en su propia casa
  • Durante treinta horas de grabación desgrana lo ocurrido y apuesta por la democracia

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Zhao lee un periódico en su casa en el centro de Pekín, en 1994.
Zhao lee un periódico en su casa en el centro de Pekín, en 1994.

"En la noche del tres de junio, mientras estaba sentado en el patio con mi familia, escuché intensos disparos. Una tragedia que conmocionó al mundo no se había evitado".

Con estas palabras comienza Zhao Ziyang el relato de su exilio interior, que le llevó de ser el máximo responsable del Partido Comunista chino a un rehén en su propia casa en el centro de Pekín el resto de su vida por un único motivo: que se negó a ser él el que autorizase esos disparos.

Con el título de Prisionero de Estado: el diario secreto de Zhao Ziyang, los editores británicos Simon and Schuster van a publicar las grabaciones tomadas en secreto durante sus 16 años de cautiverio (falleció en 2005).

Absoluto secretismo

Y es que las palabras de Ziyang fueron tomadas en un absoluto secretismo, tanto que hasta sus familiares desconocían que existían, ya que estaba sometido a una intensa vigilancia en su casa.

Así, durante treinta horas grabadas sobre cintas de música de la escuela de Pekín para niños, Ziyang detalla -probablemente sobre el año 2000,- lo que pasó en Tiananmen, su caída en desgracia y su relación con el entonces líder del gobierno chino y artífice de su milagro económico, Deng Xiaoping.

Luego las cintas fueron sacadas del país por tres ex altos dirigentes chinos y, finalmente, llegaron a manos de la editorial, que ha hecho todo lo posible para evitar que el gobierno chino censurase la obra, hasta el punto que en su catálogo figuraba con el título Sin título y su autor era, como no podía ser de otra manera, Anónimo.

"Había una preocupación real por la seguridad, porque si China lo encontraba demasiado pronto podían haber usado lo que se les hubiera ocurrido para asegurarse que no apareciese", ha asegurado Adi ignatius, uno de los editores en lengua inglesa, al rotativo británico The Guardian.

Una decisión ética

Sobre 1989, las reformas económicas impulsadas por Deng habían generado una creciente tensión política y batallas internas entre los reformistas y los partidarios de la línea dura, que llegaron a su cénit con las protestas de los estudiantes de Tiananmen.

"Había dicho en aquella época que la mayoría de la gente sólo nos estaba pidiendo corregir nuestros errores, no cambiar todo nuestro sistema político", detalla en sus memorias en extractos recogidos por la agencia Reuters.

Entonces, Deng tomó partido por el ala dura, que impuso la ley marcial dando lugar a la masacre. Zhao no tuvo más remedio que elegir entre su lealtad al partido y sus convicciones.

"Me dije a mí mismo que no importaba, que me iba a negar a convertirme en el secretario general del Partido Comunista que movilizara al ejército para tomar medidas enérgicas contra los estudiantes", subraya en sus memorias.

Disputa con Deng

De esta forma, Zhao se levantaba contra Deng, que controlaba la escena política pese a no tener cargo oficial y que, según la leyenda, habría cedido ante los partidarios de la línea dura pese a ser el gran reformista de la economía.

En las grabaciones, Zhao se muestra contrario a su imagen y recuerda que Deng había defendido en muchos momentos "la utilidad" de la dictadura.

"Las nociones de democracia de Deng no eran más que palabras vacías", denuncia Zhao, que lo vivió en sus propias carnes.

En cambio, la apuesta por la democracia en Zhao es clara:"Si no nos movemos hacia el objetivo de una democracia parlamentaria occidental será imposible resolver las condiciones anormales de la economía de mercado en China", concluye en su diario personal.