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Philip Seymour Hoffman, un grande a pequeña escala

  • La de su papel en La duda es la segunda candidatura consecutiva
  • Ya ganó el Oscar a Mejor Actor Principal por Truman Capote
  • Sólo su trabajo justifica que esté entre los actores mejor valorados
  • Más información en el Especial Oscar 2009

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Especial Oscar 2009: Philip Seymour Hoffman, nominado a Mejor Actor de Reparto

¿Se acuerdan de aquel chico de tez rubicunda, cara inflada y ojos achinados de Esencia de mujer? Seguramente no, claro, porque en aquella cinta -que supuso un Oscar a Al Pacino por una (más) brillante actuación- la estrella en ascenso se llamaba Chris O'Donnell.

Diecisiete años después, O'Donnell tiene cierto éxito en la televisión, pero ni siquiera puede soñar con ponerse al nivel de Phiip Seymour Hoffman, que entonces hacía aquel papelito mínimo a su sombra.

A su 40 años, Hoffman ya ha pasado por numerosas estaciones del viaje hacia el estrellato en la industria: secundario del cine independiente, eterno secundario en producciones de más fuste, secundario de lujo y ahora protagonista (ganó el Oscar por su papel en Truman Capote) y referente en el panorama cinematográfico.

Posiblemente nunca llegue a superestrella, pero ya se ha convertido en uno de esos actores con oficio y categoría que el star system hollywoodiense necesita para sostenerse. Un Ed Harris. Un Morgan Freeman.

Philip Seymour Hoffman nació en Nueva York y, tras renunciar a una carrera deportiva como luchador, se abandonó en brazos del teatro: pasó los 80 en los escenarios.

Luego, en los 90, llegó la carrera en Hollywood: El charlatán, Cuando un hombre ama a una mujer, Ni un pelo de tonto, El gran Lebowsky, Boogie Nights, su impactante papel como Phil Parma en la no menos impactante Magnolia, State anda Main, Happiness,...

Y en los 2000, la consagración definitiva, incluyendo el reconocimiento de la Academia (el año pasado fue nuevamente nominado como secundario por La guerra de Charlie Wilson).

Para colmo, y como era de esperar en un tipo de aspecto empollón e ingenioso que nunca podrá ser un Cruise o un Pitt, se ha metido en el terreno de la producción (en la misma Truman Capote) y amenaza con dirigir, ya que comenzó hace unos años a estudiar para ello en Columbia.

No podemos saber cuál es su futuro, pero no os quepa la menor duda de que haga lo que haga será como mínimo interesante.

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