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España centrará su Presidencia de la UE en el cambio climático y la inmigración

  • El Gobierno cree que será "un reto importante" al darse un nuevo marco institucional
  • El Consejo de Ministros aprueba remitir a las Cortes el Tratado de Lisboa para ratificarlo

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El liderazgo en la lucha contra el cambio climático y el afrontar conjuntamente el reto de la inmigración serán los principales ejes de la Presidencia de turno de la Unión Europea de España en el primer semestre de 2010.

Así se expone en el informe del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que se ha examinado en la reunión del Consejo de Ministros y que marca las "grandes coordenadas" de la que será la cuarta presidencia española de la UE, según ha informado la vicepresidenta y portavoz del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega.

El Gobierno considera que se trata de "un reto bastante importante" al confluir en este periodo la entrada en vigor del Tratado de Lisboa (a partir de 2009 si es ratificado por todos los países), un Parlamento Europeo recién elegido "y con poderes muy reforzados" y una nueva Comisión.

Preparación del trabajo

Aunque el Gobierno lleva varios meses volcado en las tareas preparatorios y ha mantenido contactos regulares con Bélgica y Hungría, países que presidirán la UE justo antes y después que España, De la Vega ha garantizado que los trabajos se intensificarán a partir ahora.

De este modo, ha explicado que en esta fase se comenzarán a desarrollar los aspectos organizativos y logísticos, así como los relativos a la definición de objetivos y contenidos, al tiempo que se establecerán los equipos encargados de su coordinación, desarrollo y ejecución.

Además de que Europa lidere el cambio climático, otro de los objetivos prioritarios es seguir trabajando en favor de un mercado energético integrado e interconectado. Desea también que la UE se convierta en el gran motor del impulso a la innovación, el desarrollo, la investigación y la tecnología, y que esté a la vanguardia en las políticas de igualdad entre hombres y mujeres.

Se propone, asimismo, que Europa dé un gran impulso hacia la convivencia, común e integrada, dirigida en tres direcciones: las relaciones institucionales, el desarrollo de una política común para tener una inmigración legal y ordenada, y la construcción de una política de paz y seguridad común, ha detallado De la Vega.

En definitiva, ha añadido, se trata de trazar las líneas de lo que debe ser el futuro de Europa, tomando como referencia el informe del grupo de reflexión que preside Felipe González.

La vicepresidenta ha avanzado que habrá varias reuniones informales y algunas cumbres internacionales, entre las que ha citado una con América Latina y el Caribe y otra con África, continente con el que, de acuerdo con su criterio, Europa debe fraguar mayores lazos de colaboración.  

Ratificación del Tratado de Lisboa

Por otra parte, el Consejo de Ministros ha aprobado remitir a las Cortes Generales el proyecto de ley orgánica por el que se autorizará la ratificación por España del Tratado de Lisboa.

De la Vega ha rehusado hacer especulaciones sobre lo que ocurriría si las Cortes Generales no ratificaran el Tratado y se ha mostrado convencida de que el texto será aprobado por todos los países. Ha argumentado que el documento fue aprobado el pasado 13 de diciembre en Lisboa por unanimidad de todos los países de la UE, por lo que, a su juicio, es de esperar que este apoyo se refleje también en un respaldo por parte de la ciudadanía.

De la Vega ha hecho hincapié en que este Tratado refleja el deseo de todos los estados miembros de dar un "impulso histórico" al proyecto común de hacer una Europa más unida y mejor preparada para afrontar los desafíos del nuevo siglo y también para actuar con mayor legitimidad y eficacia al servicio de los ciudadanos europeos.

"Aquel impulso quedó plasmado en el Tratado de Lisboa, un texto que ya es decisivo para construir una UE más legítima, más transparente y cercana a la ciudadanía", ha subrayado.

Cuatro meses después, según la vicepresidenta del Ejecutivo, España está ya en el proceso de ratificación del Tratado, lo que demuestra su "vocación europeísta". "Los españoles queremos estar entre los primeros en Europa", ha enfatizado.

El nuevo Tratado comprende la obligación de la Comisión Europea de revisar sus propuestas si así lo solicita un tercio de los parlamentos nacionales de los estados miembros. Además, la Carta de Derechos Fundamentales cobrará valor jurídico y vinculante, de manera que, por primera vez en la historia de la UE, los europeos tendrán la oportunidad de presentar iniciativas legislativas directas avaladas por un millón de firmas.

Además, el documento dota de una personalidad jurídica única a la Unión Europea, crea la figura del presidente electo del Consejo Europeo y establece un Servicio Europeo de Acción Exterior.