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Río 2016 | Natación

Lochte y los otros nadadores se enfrentaron a guardias seguridad y no hubo asalto, según policía

  • Les acusan de causar desperfectos en una gasolinera e irse sin pagar
  • Un vídeo de su llegada a la Villa Olímpica, principal prueba de la policía
  • Brasil autoriza a salir del país a Bentz y Conger e imputa a Lochte y Feigen
  • EE.UU. reconoce que sus nadadores mintieron y pide disculpas

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Gunnar Bentz (i) y Jack Conger (d) abandonan la comisaría del aeropuerto de Río
Gunnar Bentz (i) y Jack Conger (d) abandonan la comisaría del aeropuerto de Río

El supuesto asalto sufrido por nadadores estadounidenses en Río de Janeiro no se produjo y los deportistas en realidad se enfrentaron a guardias de seguridad en una gasolinera de Barra de Tijuca, donde se encuentra la villa olímpica, según la policía brasileña.

Rayn Lochte, James Feigen, Gunnar Bentz y Jack Conger denunciaron haber sido víctimas de un asalto a punta de pistola por hombres que vestían uniformes de policía el pasado domingo. Sin embargo, la investigación de la policía brasileña ha demostrado que el ataque nunca se produjo. Por ello, la justicia brasileña ha imputado por "falsa comunicación de crimen" a Feigen y Lochte.

Lochte ya se encuentra en territorio estadounidense pero Feigen ha acudido este jueves a una comisaría de Río de Janeiro junto a sus abogados para dar su versión de los hechos. Ahora, ambos deberán responder ante la Justicia.

Poco antes, las autoridades judiciales han devuelto a los otros dos nadadores, Bentz y Conger, sus pasaportes y les han autorizado a salir de Brasil. Ambos fueron sacados del avión este miércoles cuando se disponían a viajar de vuelta a EE.UU. para que prestasen declaración. Aunque inicialmente se negaron a declarar en la comisaría del aeropuerto, acabaron testificando y ratificando la versión de la policía, por lo que no se les han imputado cargos.

Destrozos en una gasolinera

La investigación demuestra que los deportistas acudieron a una fiesta en el barrio de la Lagoa, donde habrían estado con tres mujeres jóvenes -a quienes busca la policía-, y antes de regresar a la Villa Olímpica, en Barra de Tijuca, tomaron un taxi y pararon en una gasolinera.

Los deportistas estaban bebidos y alterados, según los testigos, y realizaron destrozos en el baño y otras instalaciones de la gasolinera, lo que obligó a los empleados a intervenir y avisar a la policía militar y a los guardias de seguridad.

Los guardias trataron de retenerlos a la espera de la policía, pero los nadadores se les enfrentaron y uno de ellos les apuntó con una pistola. Finalmente, pagaron 20 dólares y 100 reales (unos 30 euros) por los destrozos, subieron al taxi y regresaron a la villa olímpica, según la versión de la policía.

A que uno de los guardias de seguridad les apuntó con su arma, "no hubo ningún tipo de violencia con los atletas" ni abuso de autoridad, ha explicado Fernando Veloso, el jefe de la policía civil de Río de Janeiro. La investigación, las declaraciones de Bentz y Conger, las imágenes de los vídeos de la gasolinera y la Villa Olímpica confirman que no existió asalto alguno, ha insistido.

EE.UU. se disculpa

El Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC) ha reconocido este jueves públicamente que los cuatro nadadores se inventaron el supuesto asalto ha pedido disculpas a la organización de los Juegos y a Brasil por el comportamiento de sus deportistas.

"El comportamiento de estos deportistas no es aceptable y tampoco representa los valores del equipo de Estados Unidos ni la conducta de la mayoría de sus integrantes", ha afirmado el Comité en un comunicado. Además, ha explicado que estudiará "potenciales consecuencias" para los nadadores una vez terminen los Juegos.

De este modo, el USOC ha dado por buena la investigación de las autoridades brasileñas.

"La vida sigue"

Mario Andrada, portavoz del comité organizador de los Juegos de Río, se ha limitado a comentar que los deportistas "estaban divirtiéndose, haciendo una fiesta, la vida sigue".

Mientras, el escándalo ha provocado ya un intensa reacción en las redes sociales, donde se multiplican las críticas contra Lochte, el más popular y considerado el "cerebro" de la invención del asalto, porque fue quien lanzó esa versión, y que además mantiene contratos millonarios con reconocidas firmas asociadas al deporte.