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Juegos Olímpicos Río 2016

El estreno del Rugby 7 trae pasión y garra al campo y a las gradas de Río

  • Las leonas del rugby 7 femenino caen contra Francia y Nueva Zelanda en su estreno
  • Las gradas, aunque no congregaron multitudes, estuvieron llenas de color e ilusión
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Un numeroso grupo de exjugadoras de rugby 7 de EE.UU. animan a su selección.
Un numeroso grupo de exjugadoras de rugby 7 de EE.UU. animan a su selección.

El sábado 6 de agosto de 2016 tendrá su huequecito en la historia de los Juegos como el primero en el que entró en competición la disciplina del rugby 7. Ante esta cita crucial, el cronista llega con el tiempo justo tras dos horas y media de transporte entre sedes olímpicas. Ejem. El sol pica sobre unas gradas muy vacías a a primera hora. El partido que hace Historia es España-Francia.

Las leonas salen con la caraja encima y cuando se quieren dar cuenta sus rivales ya se han despegado en el marcador. Si los 20 minutos que dura un partido de rugby 7 hacen que sea fácil de engancharte, también suponen que los errores se paguen más caros porque no hay mucho tiempo para reaccionar y las españolas caen por un abultado 24-7.

Diez minutos después comienza el siguiente partido y así sucesivamente durante toda la mañana. Se siente correr el tiempo con facilidad, sin tedio. El ambiente tiene algo de aquellos partidos de playoff de categorías inferiores, en otros sábados por la mañana ya lejanos a los que te llevaba tu padre o el padre de un amigo o una compañera de equipo o viajabais todo el equipo en metro. Partidos cuyo público lo componían familiares y amigos. Amigos y conocidos.

El momento histórico se vive en los vestuarios, sin duda, pero la pasión de quien estrena bicicleta o balón la desprenden los aficionados desde unas gradas que poco a poco se va llenando.

Aficionadas de la selección femenina de rugby 7 de Francia. A.A.

"Allez les bleus! Allez les bleus!". Los aficionados -las aficionadas- franceses son mucho más numerososo y ruidosos que los españoles. Entre estos, la mujer del cocinero de la delegación española con sus hijos o Lourdes Alameda, una de las dos suplentes que han acompañado al equipo a Río en caso de que alguna de las seleccionadas cause baja. Con ella está Guillermo, novio de una de las leonas, Marina Bravo, y Marta Lliteras, exjugadora de la selección que ahora trabaja con la Fundación Pedro del Barco para sacar de la exclusión a jóvenes a través del deporte.

"Están muy decepcionadas", cuenta Lara, la hermana de la leona Paula Medin, tras la primera derrota.

Lourdes Alameda (izquierda) y Marta Lliteras (derecha), jugadora y exjugadora de rugby 7, animando a España. A.A.

Decepcionadas también quedan las jugadoras del All Blues Rugby y del San Diego Rugby estadounidenses que han venido en una numerosa expedición a animar al equipo de su país. El suyo con Fiji es el partido más igualado de la mañana pero termina con un 12-7 para los oceánicos. Su decepción queda camuflada bajo la pasión y los atuendos con los que empujan a su equipo: gorras, camisetas, pantalones cortos, medallas, gafas, chapas, calcetines, tops... Show must go on.

Aficionados del equipo de rugby 7 de Fiji. A.A.

La competición de los apoyos la ganó, obviamente, la anfitriona. Brasil cayó derrotada con un abultado marcador frente a Gran Bretaña pero obtuvo el cariño de los suyos y de los que no son suyos.

"El rugby te une a mucha gente", dice Mollie Martin, jugadora que entrena con el equipo de EE.UU. aunque no ha sido seleccionada, "tiene algo de apoyo familiar".

Mollie Martin (en medio), una de las componentes de la expedicción de jugadoras de rugby de EE.UU. que apoyan a su selección, A.A

Acaba la mañana; las gradas se han llenado un poco más, aunque siguen recordando a aquellas eliminatorias municipales de cuando niñas. Sobre todo porque hay la misma pasión, la misma ilusión de ese "apoyo familiar" de cada sabado por la mañana. Otros sábados por la mañana de hace años que a su modo quizá también tuvieron un huequecito en tu intrahistoria.