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Cuando el enemigo está en casa

  • La rivalidad en Astana entre Armstrong y Contador hace crecer las tensiones internas
  • La enemistad entre Alonso y Hamilton en McLaren en 2007, el ejemplo más claro
  • Con Lorenzo y Rossi se repite en MotoGP la historia de Crivillé y Doohan de los noventa

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Lance Armstrong ya ha demostrado en Astana que está dispuesto a actuar por libre.
Lance Armstrong ya ha demostrado en Astana que está dispuesto a actuar por libre.

La situación que están viviendo los aficionados al deporte españoles en este Tour de Francia, viendo la situación de Alberto Contador en el equipo Astana, resulta ya bastante familiar. Parece ya una tradición el que para que un deportista español quiera ganar, se vea obligado a batir a uno de sus compañeros de equipo. 

La tercera etapa de la ronda francesa, entre Marsella y La Grande-Motte, puso de manifiesto que la cordialidad previa que se dirigían Contador y el americano Lance Armstrong se había acabado. Antes de iniciar el Tour en el seno del equipo, y corroborado por las palabras de su director de equipo, se asumía que el jefe de filas era el madrileño por encima del tejano.

Armstrong reaparecía este año después de tres retirado, esgrimiendo falta de nivel en el pelotón internacional. Durante esos tres años, el Tour de Francia ha sido vencido por otros tantos corredores españoles: Óscar Pereiro en 2006, Alberto Contador en 2007 y Carlos Sastre el año pasado.

Desde su reaparición a principios de temporada en el Tour Down Under australiano, Armstrong ha participado en el Giro de Italia, a pesar de la lesión que se produjo en la Vuelta a Castilla y León, donde acabó duodécimo a 16 minutos del ganador, el ruso Denis Menchov.

Ahora mismo, transcurridas las cuatro primeras etapas del Tour, Armstrong es segundo en la general a tan sólo centésimas del líder Cancellara y Contador es tercero, a 19 segundos de ambos. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos en el próximo capítulo, la primera llegada en alto en los Pirineos en el Arcalis el próximo viernes.

El caso más amargo: Hamilton-Alonso

Pero si hay una rivalidad dentro de un mismo equipo que ningún español va a olvidar, esa es la que se vivió en 2007 en McLaren Mercedes entre el que era el vigente campeón del mundo de Fórmula 1, el asturiano Fernando Alonso, y un debutante británico llamado Lewis Hamilton.

Alonso decidió dar el salto a un grande después de ganar el mundial de 2005 y 2006 con la escudería Renault. Hamilton por su parte, debutaba en la Fórmula 1 como el 'niño mimado' del manager, Ron Dennis. 

Durante toda la temporada la tensión fue palpable y consiguió que España entera celebrara las derrotas del inglés con mayor ímpetu que las victorias del español.

Al final, gracias a las luchas internas en McLaren, se aprovechó Ferrari.  En el último Gran Premio en Brasil, el mundial de pilotos  se lo acabó llevando el finlandés Kimi Raikkonen.

Motociclismo, cuna de rivalidades

Parece que el mundial de moto GP de este año va a ser cosa de dos compañeros de equipo. El español Jorge Lorenzo y el italiano Valentino Rossi comparten el box de Yamaha pero eso sí, divididos por un muro que el italiano hizo construir para dividir los dos espacios. 

La rivalidad que mantienen ambos pilotos no es comparable a la que sufrió Fernando Alonso pero veremos como se desarrolla de aquí a final de campeonato.

Antes de Lorenzo, ya vivió un caso similar Alex Crivillé durante los años 96, 97 y 98. Durante esos años, dos pilotos del equipo HRC-Honda, el campeón australiano Mick Doohan y Crivillé, dominaron el Mundial de 500.

Al final, tuvo que esperar hasta el año 98 para convertirse en el primer español en ganar el mundial de la categoría reina del motociclismo.

En definitiva, la historia siempre se repite y las rivalidades que tienen que superar nuestros deportistas hacen que el país entero se resigne ante las decisiones de equipo y apoye aún más a los nuestros. Está por ver si Astana han aprendido la lección de estos ejemplos.