Irán ha atacado este jueves un hospital del centro de Israel. No ha habido muertos, pero sí varios heridos. Según la república Islámica, el objetivo no era el centro sanitario, sino un parque tecnológico que estaría ubicado a unos 500 metros que, según Teherán, es usado por el Ejército israelí. Netanyahu, ya advertido de que vengara este ataque. En Teherán, los continuos bombardeos israelíes dejan densas columnas de humo que se pueden ver desde muchas partes de la capital.
Mientras aumenta la tensión, Trump sopesa si mete de lleno a Estados Unidos o no en la guerra. El magnate continúa con su retórica contradictoria, generando más incertidumbre que certezas. Mantiene, de esta forma, la máxima presión sobre el régimen de los ayatolás. Su objetivo ya no es una negociación, sino la rendición total de Irán y, por el momento, le ha dicho a Netanyahu que siga atacando. El primer ministro israelí ve con Trump la oportunidad de derrocar a su enemigo en la región. Para ello necesita que Estados Unidos entre de lleno en la guerra. Todo lo contrario a lo que prometió Trump al volver a la Casa Blanca y que tanto ha criticado de sus antecesores. Ahora no solo no consigue terminar con los conflictos en Ucrania y Palestina, sino que está a un paso de meterse de lleno en otro, algo que rechaza buena parte de la ciudadanía estadounidense y también genera fricciones internas en su propio partido.