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El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha lamentado este lunes la decisión del Gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles a prácticamente todo el mundo, una medida que a su juicio es "totalmente errónea" y que supone "un cambio de paradigma" respecto a "cómo veníamos conociendo la economía de la libertad de los mercados y el multilateralismo".

En una entrevista en La Hora de la 1 de TVE, Garamendi ha pedido unidad de acción a la Unión Europea, pues se ha mostrado convencido de que, aunque en España estos gravámenes tengan menos incidencia, "nos van a afectar de otra manera".

"En el mundo tres señores deciden lo que quieren: el líder de EE.UU., el ruso y el chino y en Europa tristemente, en el mejor de los casos, tardamos 18 meses. Espero que Europa esté ágil", ha dicho, a la vez que ha llamado a abrirse a otros mercados, como Mercosur.

Todas las miradas estarán puestas este lunes en los mercados financieros. Este domingo las plazas bursátiles del golfo Pérsico han registrado fuertes pérdidas. Los aranceles anunciados por el presidente estadounidense, Donald Trump, le han costado a las bolsas mundiales algo más de 7,15 billones de dólares en tan solo dos sesiones, el equivalente a cuatro veces el PIB de España.

Foto:  REUTERS/Kylie Cooper

Si nada cambia, a partir del miércoles los aranceles de Estados Unidos hacia los productos europeos serán del 20%, pero, ¿qué supone para España?

El mejor ejemplo es el del producto español más vendido en EE.UU.: el aceite de oliva. Una empresa compra el aceite para venderlo allí. Al llegar a la aduana hay que pagar ese 20%. En 2024 nuestro aceite costaba 8,47 € el litro. Con esta subida habría que sumar 1,69 € más, que o lo asume la empresa americana, o negocia para que el vendedor español baje el precio. Al final, lo más probable es que el consumidor de EE.UU. acabe pagando al menos una parte de esa subida.

A los analistas el impacto de esta guerra comercial va mucho más allá, porque de forma colateral también salen perjudicados otros sectores que no exportan tan directamente a Estados Unidos, pero sí a países europeos. Afecta, por ejemplo, a la industria agroalimentaria, donde ya reconocen la preocupación.

En los países del sudeste asiático, los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han caído como un jarro de agua fría. Un 46% en el caso de Vietnam, que es el principal centro de producción de grandes empresas como la estadounidense Nike. En 2024, produjo la mitad del calzado y casi el 30% de la ropa allí, y ahora ve caer sus acciones como consecuencia a los aranceles.

Tampoco se salvan marcas como Apple, Intel o Coca-Cola. "Las fábricas están allí y reubicarlas es difícil. Pero tendrán que plantearse las inversiones futuras".

Foto: REUTERS/Mike Segar

La Unión Europea tiene preparadas contramedidas contra los aranceles de Trump, pero apuesta por el diálogo con el fin de calmar las tensiones de la guerra comercial. En una videollamada de dos horas, Bruselas ha calificado el encuentro como un "diálogo franco", aunque sin avances significativos. El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, ha insistido en que los gravámenes no están justificados y que las negociaciones continuarán.

Paralelamente, la UE busca diversificar sus mercados, y para ello ha destinado 12.000 millones de euros a inversiones en Asia Central y ha acelerado la ratificación del acuerdo con Mercosur para contrarrestar las políticas proteccionistas de Trump.