La mayoría de papas no cuentan con experiencia diplomática, pero sus primeros viajes suelen interpretarse como una declaración de intenciones.
El primero del papa Francisco fue a la isla de Lampedusa, donde puso de manifiesto su preocupación por los derechos de los migrantes. Y sus 71 viajes oficiales al extranjero dejaron imágenes insólitas: rezos en la frontera entre EE.UU. y México o en una iglesia de Iraq, destruida por el Estado Islámico. Además, Francisco nunca regresó a su Argentina natal para evitar que su visita fuese politizada.
Sin embargo, no todos los papas tuvieron este dilema: Benedicto XVI se estrenó, precisamente, en Alemania.
Este viaje no estuvo exento de polémica. El pontífice realizó unas declaraciones en las que vinculaba al Islam con la violencia, lo que desató protestas en todo el mundo árabe. Ratzinger fue el último papa en poner pie en España; Bergoglio quiso, pero por su enfermedad no pudo visitar Canarias para conocer su crisis migratoria.
El papa que más países ha visitado fue Karol Józef Wojtyła. En 26 años, viajó por 129 países. Además, León XIV se estrenará en el extranjero con un viaje que Francisco tenía pensado hacer antes de su muerte. Para él, los países en los que la fe cristiana es minoría, como Turquía y Líbano, siempre fueron prioritarios.
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