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A finales de la semana pasada, los cardenales congregados en Roma examinaron la situación económica de la Santa Sede, unas finanzas controvertidas casi siempre y ahora bajo investigación judicial por supuesto blanqueo de dinero. Bajo sospecha, otra vez, el Instituto para las Obras de la Religión. Es decir, el Banco del Vaticano, que no es un banco al uso. Por ejemplo, no tiene sucursales ni supervisores externos y no hace pública su cuenta de resultados. 

Se calcula que gestiona un capital de unos 5.000 millones de euros y que tiene más de 30.000 cuentas. Solo pueden abrirlas los institutos y congregaciones religiosas, los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede y seglares que dediquen parte de su dienro a obras religiosas. Y su identidad se guarda celosamente, casi tanto como las cifras de las cuentas vaticanas. Pocas salen a la luz como el balance de la Santa Sede, que se presenta desde hace solo tres décadas. El último es de 2011 y arrojaba unas pérdidas de casi 15 millones de euros atribuidas a las "fluctuaciones de los mercados financieros". Mejor le fue a la Ciudad del Vaticano, que ganó 22 millones de euros gracias, sobre todo, a los ingresos de los Museos vaticanos y las donaciones de los fieles. 

Cuando estalló el llamado 'caso Vatileaks' que salpica al Banco Vaticano, Benedicto XVI se propuso mejorar su transparencia financiera. Aprobó una ley contra el lavado de dinero y creó un organismo para vigilar las actividades comerciales y monetarias. También intentó, sin éxito, entrar en la lista blanca de países del Consejo de Europa. Según su último informe, del pasado mes de julio, el Estado Vaticano solo cumplía 9 de las 16 recomendaciones contra el blanqueo.

El proceso del cónclave que ha de elegir al nuevo papa se ha iniciado en la mañana de este martes con la tradicional misa Pro Eligendo Romano Pontifice, la ceremonia que se celebra antes de que los cardenales se encierren en la Capilla Sixtina.

Centenares de fieles se han dado cita en la basílica de San Pedro del Vaticano para asistir a la ceremonia, oficiada por el cardenal decano, Angelo Sodano, pero concelebrada por todos los cardenales.

Sodano ha extraido de los textos sagrados del catolicismo algunas de las recomendaciones para este momento de la Iglesia. Y citando la Carta a los Efesios del apostol Pablo, ha hecho "un fuerte llamamiento a la unidad eclesial".

Al comienzo de su homilía, Sodano ha provocado un aplauso de la audiencia al mostrar su gratitud a Benedicto XVI.

Centenares de fieles se han dado cita en la basílica de San Pedro del Vaticano para asistir a la misa Pro Eligendo Pontifice, que da inicio al proceso para elegir al nuevo papa, y que es oficiada por el cardenal decano, Angelo Sodano, pero concelebrada por todos los cardenales. Sodano ha agradecido su papado a Benedicto XVI, lo que ha provocado un aplauso de todos los presentes.

Cuando un cardenal sale elegido papa suele cambiar su nombre, pero no siempre ha sido así. En sus primeras apariciones suelen explicar por qué se han decidido por un nombre u otro. Y hay uno, en concreto, que nadie se ha atrevido a elegir. Son anécdotas que rodean la circunstancia de ser papa.

El cónclave para elegir al sucesor del papa Benedicto XVI comenzará el próximo 12 de marzo. En total, 115 cardenales se reunirán en la capilla Sixtina para la elección del nuevo pontífice. Durante el tiempo que sea necesario los electores permanecerán allí aislados del mundo. Ni siquiera pueden tener aparatos de música ni dispositivos electrónicos.

En el Vaticano, a la espera de que los cardenales decidan cuándo empieza el cónclave, en la capilla Sixtina se prepara todo. Los operarios trabajan para acondicionarla antes de las votaciones desde una tarima para proteger el suelo a las mesas y asientos de los cardenales. También han colocado dos estufas, en lugar de una, para quemar los votos de los purpurados, y para generar, y sin fallo, el humo, blanco o negro de la fumata que saldrá por la chimenea.

Algunos de los cardenales presentes en la primera reunión preparatoria del cónclave han manifestado su preocupación sobre el caso Vatileaks y su deseo de conocer los documentos privados de Benedicto XVI y la Santa Sede, según ha revelado una alta fuente del Vaticano. Sin embargo, Benedicto XVI dejó claro que el informe sobre los escándalos del Vaticano, que encargó a tres cardenales octogenarios, solo podría ser conocido por su sucesor.

El cardenal alemán Joseph Ratzinger se convertía la tarde del 19 de abril de 2005 en el 265º papa de la historia con el nombre de Benedicto XVI. Cobertura de la segunda edición del Telediario.