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La música vuelve a sonar en Afganistán con el Safar Ensemble

  • Maestros y aprendices de la música afgana tocan junto a jazzistas alemanes
  • Ya puedes ver el concierto completo de Safar en directo y en vídeo

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Safar Ensemble 2013 es un proyecto compuesto por cuatro maestros de la música tradicional afgana, sus alumnos y tres músicos de jazz llegados de Alemania. El nombre del grupo, Safar, significa viaje.

“Sí, adoro este proyecto", dice Johannes Theurer, responsable de los que defiende Funkhaus Europa (rbb) con sede en Berlín y coordinador de los World Music Charts Europe, la lista de éxitos que convoca mensualmente a los responsables de los programas de músicas del mundo de las radios públicas europeas.

“No creo que haya que tratar a los afganos como habitantes de una ruina, continúa. Tienen música, son seres humanos. ¡Y deberíamos escuchar qué les apasiona!”.

Y ese es el plan: escucharles. Escuchar su música. En directo. A través de la radio y de la web, ya que la radio también se ve.

El primer concierto en directo desde Afganistán

Es la primera vez que se va a realizar una transmisión de estas características. “Su música y su alma son como un espejo roto”, añade Theurer ante este evento que califica como de “extremadamente especial”. No hay que olvidar que Afganistán se ha relegado al paquete de países en el eje del mal.

Los muyahidines, desacreditados tras la guerra contra la invasión soviética, no pudieron con el envite talibán, que hacía suyas posturas tremendamente radicales y profundamente sesgadas tanto pashtun como islamistas, que reinterpretaban a su conveniencia.

Su régimen se extendió entre 1996 y 2001, fecha de la invasión de Estados Unidos que propiciaría su caída. Un breve destello de libertad en el que la normalidad parecía posible.

Empezar la cultura de cero

Nuestros instrumentos están destruidos, si empezamos, habrá que hacerlo de menos cero. Y para volver a empezar, necesitaremos reconstruirlos y reunir a los músicos. Si lo logramos, podremos mostrarnos ante el mundo”.

No fue la primera vez, ni la última, que el ya desaparecido cantante y productor de la Radiotelevisión afgana, Aziz Ghaznawi, denunciaba los ataques y la censura a la que se había visto sometido en diferentes episodios de su vida profesional, aunque esta vez lo hacía ante las cámaras de Simon Broughton, director de la revista más prestigiosa del sector en Europa, Songlines, con sede en Londres.

Sus palabras cerraban el concluyente documental Breaking the silence (Rompiendo el silencio) filmado en 2002.

Cultura prohibida en Afganistán

Ghaznawi, fallecido en diciembre de 2012, tuvo tiempo de asistir a los primeros signos de la lenta reconstrucción. Una década antes estaban prohibidas las fotografías, la televisión y la música, como dejaban patente los postes de madera de las carreteras donde aparecían colgados a modo de trofeos disuasorios, cintas de vídeo y cassettes destrozados, como mostraba el documental.

Conocedor de las músicas de India y Pakistán e inspirado por un artículo de John Bailey sobre la censura talibán, el interés de Broughton por la música afgana se transformó en 2001 no sólo en el sobrecogedor documento para la BBC sobre el regreso de la música al país tras la caída del régimen, también en dos conciertos en directo en Radio Kabul en 2002 y 2004 y un compilatorio para la serie Rough Guide que presentó en el espacio que presenta Lucy Durán en la BBC Radio 3, World Routes.

La aniquilación de la música, según Sàgar Malé

El cooperante Sàgar Malé, director del documental Shura, en su artículo Afganistán, la aniquilación de la música para la revista Caramella de música y cultura popular, se hacía eco de los edictos talibanes recogidos por Ahmed Rashid. El artículo reproducía algunas de sus sentencias:

“Prohibir la música… En tiendas, hoteles, vehículos y rickshaws, los cassettes y la música están prohibidos … Si se encuentra un cassette de música en una tienda, se encarcelará al tendero y se cerrará la tienda … Si se encuentra un cassette en un vehículo, el vehículo y el conductor serán llevados a prisión … Se prohíbe la música en bailes y bodas. En caso de violación el cabeza de familia será arrestado y castigado.”

Tanto Malé como Broughton reseñaban cómo el barrio de Kabul donde vivían muchos artistas había sido objetivo de duros ataques. Intérpretes y luthiers se vieron obligados a abandonar un país arrasado y muchos acabaron refugiándose en la vecina Peshawar, en Pakistán. Muchos han rehusado regresar.

Violencia, tropas y elecciones en Afganistán

Según señalaba hace unos días el diario El país, la violencia se recrudece a medida que se acerca la fecha en la que las tropas de la OTAN tienen previsto concluir su retirada gradual que concluirá el año que viene, coincidiendo con los comicios que designarán al sucesor de Hamid Karzai en la presidencia.

Según esa misma fuente que se remitía a un estudio de Naciones Unidas publicado a finales de julio, las muertes civiles han aumentado un 23% en los seis primeros meses de 2013 en relación al mismo periodo de 2012.

Este mismo año, Malé, en un artículo titulado Afganistán, how are you? 10 años de desastre y falta de perspectivas hacia el 2014 aseguraba que se deja a la población desamparada y con pánico ante el abismo, añadiendo que el think tank Afghanistan Analysts Network (ANN) concluía en su informe sobre los compromisos de la comunidad internacional hasta 2014: “Es prácticamente imposible que la situación en Afganistán cambie antes del 2014, y si cambia será hacia una escalada del conflicto con un potencial desestabilizador en la región.”

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