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Tras la desintegración de Yugoslavia, los Balcanes se convirtieron en un escenario de cruentas guerras atizadas por nacionalismos y diferencias étnicas y religiosas. De todas ellas la más sangrienta fue la que estalló en Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1995, que enfrentó a serbios, croatas y bosnios, ante la inacción o la ineficacia de la comunidad internacional, y que produjo cien mil muertos, millón y medio de refugiados y las mayores limpiezas étnicas en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

La Misión del Ejército Español en Bosnia será la primera participación en el exterior desde 1975 y supuso un punto de inflexión. Nuestro ejército salía de años de aislamiento durante el franquismo y su imagen estaba lastrada socialmente. Esta participación permitió su integración internacional y contribuyó a mejorar su imagen.

La misión se desarrolló bajo bandera de Naciones Unidas, dentro de la llamada UNPROFOR; una fuerza de paz, con cascos azules de diversos países, destinada a apoyar la distribución de ayuda humanitaria, pero terminó protegiendo a la población civil y actuando como fuerza de interposición entre los contendientes.

El despliegue se organizó en las llamadas agrupaciones tácticas, que se relevaban cada seis meses. La primera fue la Málaga, que llegó a Bosnia en noviembre de 1992. Sin embargo, la fase más complicada de la guerra le correspondió a las dos siguientes: la Canarias, que tuvo diez bajas, y la Madrid.

Con Mostar (capital de Herzegovina) como epicentro de su actuación, los soldados españoles fueron testigos del odio levantado entre comunidades hasta entonces en paz; sufrieron las limitaciones del mandato que les amparaba; padecieron la angustia y el miedo; ayudaron a la población, aunque también recibieron críticas por quienes consideraban que podían haber hecho más. Y, al final, acabaron generando una estrecha relación con la gente de la ciudad.

Tras la paz firmada en la base norteamericana de Dayton en noviembre de 1995, la Misión Española en Bosnia se prolongó 15 años, primero bajo mandato de la OTAN y luego, desde 2004, de la Unión Europea. La misión pasó a ser de estabilización de la precaria paz que se había conseguido, ayudando en labores de reconstrucción del país y de adiestramiento de las tropas locales.

Este documental, con guion de Luis Zaragoza, cuenta con los testimonios de Norberto Ruiz Lima, militar y periodista, autor del libro Misión Bosnia: la ruta de los españoles, y que estuvo en diversas ocasiones en aquel país, en la época de estabilización de la paz; con Edin Kapic, que actualmente vive en Barcelona y que sufrió la guerra siendo adolescente en Mostar, la ciudad más ligada a la misión española; con el historiador José Ángel Ruiz Jiménez, autor del libro Y llegó la barbarie: nacionalismo y juegos de poder en la destrucción de Yugoslavia; y con Miguel Molleda, uno de los periodistas que cubrió las guerra de los Balcanes para Radio Nacional de España, y guionista de Documentos RNE hasta 2023. Además de múltiples testimonios de soldados y oficiales recogidos en esa época por RNE y TVE.

Documentos RNE se emite los viernes, de 23 a 24 horas, por Radio Nacional.

Analizamos la visita de Joe Biden a Kiev y su reunión con Volodimir Zelenski. Conectamos con nuestros enviados especiales a Ucrania, Fran Sevilla y Aurora Moreno. Situación de la salud de los ucranianos tras un año de conflicto. Entrevistamos a Marina Vidal, coordinadora de Médicos del Mundo para la emergencia en Ucrania, que nos atiende desde Dnipro.Nuevas protestas en Israel contra la reforma judicial que pretende llevar a cabo el gobierno de Benjamin Netanyahu. Secuestro de un militar en Colombia que asume la guerrilla del ELN. Entrevistamos a Juan Gautier, director de un documental, " Shooting for Mirza", acerca de la vida del jugador de baloncesto bosnio Mirza Delibašić, una figura que trasciende la faceta deportiva.

El puente otomano que cruza el caudaloso Neretva, alma y orgullo de Mostar desde el siglo XVI, fue una de las víctimas materiales de la Guerra de Bosnia. Tras una larga y meticulosa obra de restauración, el Stari Most –origen del nombre de la ciudad– pudo ser reinaugurado en 2004. Las autoridades intentaron escenificar con ello el reencuentro entre las dos orillas de Mostar, enfrentadas hace casi treinta años pero aún lejos de la reconciliación entre bosniacos musulmanes y croatas católicos. Y aunque la herida de la guerra civil tardará en cerrarse, esta hermosa y reconstruida urbe del sur de Bosnia-Herzegovina recibe a los viajeros con los brazos abiertos. El título de Patrimonio de la Humanidad otorgado por la Unesco al conjunto del puente y el casco viejo ha contribuido a llenar de turistas las calles del bazar, las mezquitas, iglesias y casas de época turca. Un paseo por la historia que no puede obviar la más reciente, palpable en los impactos de mortero que todavía se aprecian en ciertas fachadas. O en la resignificación de lugares como la colina de Hum, desde donde la artillería croata castigaba los barrios musulmanes del este. Especial emoción produce la Plaza de España, donde un monumento recuerda a los militares españoles fallecidos en Mostar durante la misión de paz de Naciones Unidas. Nos guía en la visita a la ciudad el informático mostarcense Edin Kapić, testigo directo de sus años más duros. Contamos también con el escritor y traductor Marc Casals, autor de 'La piedra permanece. Historias de Bosnia-Herzegovina'. El retrato lo completan Javor Sliško y otras dos naturales de Mostar: las profesoras universitarias Emina Junuz y Edvina Hanic. Con esta última seguimos viaje hacia el sur para conocer Blagaj, Počitelj y la cascada de Kravica.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mostrado en Sarajevo su "absoluto respaldo" a las aspiraciones de Bosnia Herzegovina de ser candidato a formar parte de la Unión Europea y ha pedido para ello a sus líderes que reduzcan "tensiones internas". Además, Sánchez ha realizado una ofrenda floral ante el monolito que recuerda en Mostar a los militares españoles fallecidos en Bosnia.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado por el alcalde de Mostar, Mario Kordic (EFE/EPA/JASMIN BRUTUS)

Segundo día de la gira del presidente del Gobierno por los Balcanes Occidentales. Sánchez ha llegado hace unos minutos a Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina. Lo ha hecho después de haber visitado Belgrado. Sánchez ha respaldado la aspiración de Serbia y Bosnia y Herzegovina, y de otros países balcánicos de adherirse a la Unión Europea. En Sarajevo, el jefe del Ejecutivo ha pedido a los líderes políticos que reduzcan la tensión y que apuesten por el diálogo.

FOTO: Pedro Sánchez saluda a Milorad Dodik, miembro de la presidencia tripartita de Bosnia-Herzegovina, a su llegada a Sarajevo. AP Photo/Armin Durgut

Abordamos la situación en los Balcanes Occidentales con Miguel Roán, politólogo y confundador de "Balcanismos", y con Fermín Córdoba, Asesor  Político del Representante Especial de la Unión Europea en Bosnia Herzegovina, que participan en un coloquio sobre esta región organizado por el Movimiento por la Paz.

La Alianza Atlántica presume de su política de puertas abiertas. "Es bueno tener amigos", dice el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Sin embargo, hay países que llaman a las puertas de la Alianza y esperan en el descansillo durante años. Es el caso de Bosnia-Herzegovina, que lo lleva intentando desde 2010. Para empezar, solo pueden aspirar a entrar países europeos, que respeten los principios democráticos y que puedan contribuir a la seguridad del resto de los aliados. Si cumplen estos requisitos, pueden solicitar su adhesión, tal y como han hecho Finlandia y Suecia, tras la respectiva aprobación por parte de sus parlamentos. Después, necesitan una invitación formal que la OTAN solamente da si todos los miembros están de acuerdo, y esa es la clave para todo el proceso: la unanimidad. Los trámites pasan por negociar y negociar hasta que todos dan el visto bueno.

Foto: MARCOU / AFP

Charlamos con Marc Casals sobre Bosnia-Herzegovina, un país en el que vivió durante una década y en el que ha conocido historias personales de una sociedad marcada por la guerra.

Con Guillaume Bontoux hablamos de la novela "Plegaria en el asedio", de Damir Ovcina (Sarajevo, 1973), y que acaba de publicar en España Automática Editorial. Cuenta en primera persona cómo vivió el asedio de la ciudad durante la guerra de Bosnia y cómo se vio enrolado en un batallón de trabajadores, a disposición de los soldados serbobosnios para llevar a cabo tareas como cavar trincheras, reforzar los puestos de guardia, o enterrar cadáveres.

Hablamos con José Ángel Ruiz Jiménez, Profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada y autor del libro 'Y llegó la barbarie' sobre los nacionalismos y los juegos de poder en la desintegración de la antigua Yugoslavia.
 

Analizamos con María Carou, enviada especial a Eslovenia, la cumbre entre la Unión Europea y los seis países balcánicos que aspiran a entrar en la UE. Con Sara Alonso, corresponsal en Londres, repasamos el discurso del primer ministro, Boris Johnson, en la última jornada del congreso de los "Tories" en Manchester. Con el fotógrafo de Médicos Sin Fronteras Juan Carlos Tomasi charlamos sobre el libro "La memoria del olvido", una recopilación de relatos y de 140 imágenes del fotógrafo a lo largo de las últimas décadas. También hablamos con nuestros compañeros de "En Portada" de TVE sobre su cobertura de la toma talibán del poder en Afganistán.

Hoy se cumple el 25 aniversario del genocidio de Srebrenica, el crimen más atroz ocurrido en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial, palabras del secretario general de la ONU. Allí murieron más de 8.000 musulmanes bosnios a manos del ejército serbobosnio. Es todavía una herida abierta en Europa según la Comisión Europea aunque hay quienes quieren borrar el recuerdo o relativizar el asesinato. En algunos centros de enseñanza serbobosnios se ha llegado a glorificar a los criminales de guerra. Se ha inaugurado una residencia estudiantil con el nombre de Radovan Karadžić, el líder de los serbios de bosnia que cumple cadena perpetua en La Haya y por las calles se pueden ver algúnos murales de Ratko Mladić, conocido como el carnicero de Srebrenica. El coronavirus ha obligado a suspender la tradicional marcha del recuerdo y la de los supervivientes y familiares de muertos y desaparecidos por la ciudad. Lo cuenta Aurora Mínguez.

El 11 julio de 1995 más de 8.000 bosnios musulmanes fueron asesinados en la ciudad de Srebrenica por el ejército serbobosnio bajo el mando del general Ratko Mladić y el grupo paramilitar serbio conocido como "Los Escorpiones". La peor masacre en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial y un caso de limpieza étnica que escandalizó al mundo entero y precipitó el fin de la guerra en Bosnia. Un cuarto de siglo después, las heridas siguen sin cerrarse y la masacre sigue siendo uno de los principales puntos de discusión entre las comunidades bosnia (musulmana) y serbia (cristiana ortodoxa).

Hablamos en nuestro programa de hoy de la decisión del presidente turco Recep Tayip Erdogan de reconvertir en mezquita la antigua basílica bizantina de Santa Sofia en Estambul. También analizamos la propuesta del presidente del Consejo Europeo Charles Michel para intentar acordar el fondo de recuperación y el presupuesto de la Unión Europea y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Polonia. Recordamos la matanza de Srebenica, de la que se cumplen mañana 25 años, con una entrevista a José Angel López, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad Pontificia de Comillas. Entrevistamos además a María Jesús Vega, portavoz de ACNUR, sobre los miles de refugiados congoleños que debido a la violencia están tratando de llegar a la vecina Uganda.

En julio de 1995, poco antes del final de la guerra de Bosnia, más de 8.000 bosnios musulmanes fueron asesinados en la ciudad de Srebrenica por el ejército serbobosnio. Una masacre, un caso de limpieza étnica que marcó un antes y un después en la contienda, y se convirtió en una de las mayores vergüenzas de Europa. La zona estaba protegida por las Naciones Unidas y era considerada zona segura por su mayoría musulmana. Se instaló una base de cascos azules holandeses que ese verano, estaban en cuadro por las vacaciones. El ejército, comandado por Ratko Mladić, aprovechó ese momento para masacrar a la población y llenar unas 20 fosas comunes. Todavía hoy no ha sido posible dar nombre a todas las víctimas. Años después, las mujeres que perdieron a sus familiares, crearon una organización para pedir justicia: las madres de Srebrenica.

Holanda y Naciones Unidas tuvo que explicar la inacción de los cascos azules en la ciudad, llegando hasta la dimisión de todo el ejecutivo holandés. Esta matanza llegó al tribunal penal de crímenes para la antigua Yugoslavia. Durante años, los responsables huyeron pero finalmente Ratko Mladić y Radovan Karadžić fueron condenados a cadena perpetua.

Un reportaje de Aurora Mínguez.

El ministro de Finanzas de Irlanda Paschal Donohoe será el nuevo presidente del Eurogrupo tras imponerse en la carrera por el puesto a la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos española Nadia Calviño y a su homólogo luxemburgués Pierre Gramegna. Contamos desde Bruselas como transcurrió la votación, antes de viajar a Italia, para escuchar a la ministra de agricultura Teresa Bellanova sobre las condiciones de los inmigrantes sin papeles que trabajan en el campo. Hablaremos además de la decisión del Supremo estadounidense sobre la información financiera de Donald Trump, de la evolución de la pandemia en el mundo, con atención especial hoy a Puerto Rico. Terminaremos con la historia de los jugadores de la selección de baloncesto de Bosnia que huyeron de la sitiada Sarajevo para poder jugar el Eurobasket en 1993.

Cuando se cumplen 25 años de la matanza de Srebrenica, uno de los episodios más sombríos de la guerra de Bosnia, queremos recordar lo ocurrido durante la primavera de 1993, cuando unos jugadores de baloncesto consiguieron huir de la sitiada ciudad de Sarajevo para poder jugar el Eurobasket. El español Álvaro González Aller ha dirigido el documental The Long Shot, en el que los principales protagonistas cuentan como lograron huir de la guerra para representar Bosnia y Herzegovina en el campeonato en Alemania. Lo entrevistamos esta noche, con Samir Avdic, actual director del equipo nacional bosnio de Baloncesto, y entonces jugador de la selección.

En nuestro Cinco Continentes de hoy contamos los detalles de la crisis de gobierno en el país vecino y los nombramientos más destacados del nuevo ejecutivo del primer ministro Jean Castex. También hablamos de los resultados electorales en Croacia y República Dominicana, de la evolución de la pandemia del coronavirus en Italia, y de las crisis política, económica y social en Libano. Además, recordamos con el fotoperiodista Gervasio Sánchez la guerra de Bosnia y la matanza de Srebrenica, 25 años después.

En julio de 1995, unos 8.000 musulmanes bosnios fueron asesinados por soldados y milicianos serbios de Bosnia en Srebrenica. Esta limpieza étnica fue uno de los episodios más sombríos de la guerra de Bosnia, un conflicto que recuerda hoy en nuestro programa el fotoperiodista Gervasio Sánchez.

En abril de 1993 varios jugadores de baloncesto de Bosnia-Herzegovina arriesgaron su vida para escapar en plena noche de la ciudad de Sarajevo con la intención de llegar hasta Alemania para jugar el Eurobasket de 1993. En este Europeo hicieron historia, no solo por llegar hasta cuartos de final, si no por saltar a la cancha con una pancarta pidiendo que pararan la guerra. 26 años después de esa gesta, su historia ha sido recogida en el documental "The Long Shot", una cinta dirigida por el periodista español Álvaro González Aller.

Países Bajos, parcialmente responsable de la matanza de Srebrenica. La corte suprema de Holanda mantiene el último veredicto. El que dictó en el 2017 una tribunal de apelación y que ahora ratifica el Tribunal Supremo. La sentencia de ahora, en cualquier caso, solo responsabiliza al estado de la muerte de 350 de ellos y no del total, 8.500 asesinados.

Durante la Guerra de los Balcanes, Sarajevo, la capital de Bosnia Herzegovina, estuvo bajo asedio de las fuerzas serbo-bosnias durante casi 4 años. A comienzos del año 1994, Naciones Unidas pidió a la OTAN que bombardeara las posiciones serbobosnias en represalia por ataques contra objetivos civiles. La operación militar comenzaría poco después. Allí estuvo nuestro enviado especial Fran Sevilla.

El Mecanismo para los Tribunales Penales Internacionales, MICT, en inglés, ha elevado este miércoles la condena del exlíder serbobosnio Radovan Karadzic a cadena perpetua por su responsabilidad en los crímenes cometidos en la Guerra de Bosnia (1992-1995).

El juez presidente del tribunal de apelación del MICT, Vagn Prüsse Joensen, dijo que la sentencia de primera instancia, de 40 años de cárcel, "reflejó de forma inadecuada la extraordinaria gravedad de la responsabilidad de Karadzic en la comisión de los crímenes".