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Elecciones en Reino Unido

El callejón norirlandés, la amenaza de los unionistas y la pesadilla de Boris Johnson

  • Los unionistas norirlandeses aspiran a volver a ser imprescindibles en Westminster aun perdiendo escaños
  • Si lo logran, bloquearán el acuerdo para el Brexit, que establece una frontera comercial en el mar de Irlanda

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Un cruce de carreteras en Irlanda del Norte, donde destaca el cartel que pide: "No a una frontera dura"
Un cruce de carreteras en Irlanda del Norte, donde destaca el cartel que pide: "No a una frontera dura"

Irlanda del Norte y su frontera, el callejón sin salida en el que han muerto todos los intentos por resolver el Brexit, se ha convertido en la principal amenaza que acecha a Boris Johnson en su intento de deshacer el bloqueo mediante las elecciones generales de este jueves: o logra mayoría absoluta, o su único aliado natural serán los unionistas norirlandeses, que no aceptarán nunca el acuerdo que propone el primer ministro para sacar al país de la Unión Europea, dado que establece una frontera comercial virtual con el resto de Reino Unido.

Y eso a pesar de que las perspectivas electorales del Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés), apuntan a que perderá escaños en el Parlamento de Westminster, víctima de la misma táctica que les permitió hacerse imprescindibles para el Partido Conservador en Londres, primero con Theresa May y luego con el propio Johnson, al aglutinar los votos de los defensores de la pertenencia de Irlanda del Norte a Reino Unido.

"Conseguirán al menos ocho escaños, un pequeño descenso", señala a RTVE.es Jonathan Tonge, especialista en Irlanda del Norte de la Universidad de Liverpool y autor de un libro sobre el DUP, que explica que, hasta ahora, se había beneficiado de la falta de competencia en las elecciones generales de otras formaciones unionistas, lo que en 2017 les reportó diez escaños que sirvieron para apuntalar una mayoría que los conservadores, entonces liderados por May, se habían dejado en las urnas.

Replicando su estrategia, para estas elecciones el Sinn Fein y el Partido Socialdemócrata y Laborista han acordado retirarse de aquellas circunscripciones en las que pueden restarse votos, de forma que es muy probable que el DUP pierda ante el Sinn Fein en Belfast Norte -un hitó histórico para el nacionalismo irlandés, arrebatarle ese feudo- y es posible que se deje otro escaño en Belfast Sur. "Es cierto que está teniendo algunas dificultades, sobre todo por las coaliciones remainers [favorables a la permanencia en la Unión Europea], que están logrando marcar diferencias", señala Tonge.

A la espera de un "milagro matemático"

Las encuestas muestran que el liderazgo conservador se está estrechando ligeramente y el DUP es el único aliado potencial

Pese a todo, en el DUP esperan lo que Tonge denomina "un segundo milagro matemático", es decir, que los conservadores no alcancen los 326 escaños que señalan el umbral de la mayoría absoluta y vuelvan a necesitarles para asegurarse el Gobierno. "No es imposible", asegura el especialista de Liverpool, "las encuestas muestran que el margen del liderazgo conservador se está estrechando ligeramente y el DUP es el único aliado potencial con que cuenta Boris Johnson".

Los promedios de encuestas de los principales medios británicos señalan que el Partido Conservador tiene una ventaja de diez puntos sobre el Partido Laborista, con un 43 % de intención de voto frente a aproximadamente un 33 % de los de Jeremy Corbyn en el conjunto del país. La diferencia, en cualquier caso, pierde valor dado el sistema electoral británico, que concede un único escaño al candidato vencedor en cada circunscripción (first-pass-the-post).

Y si se repite la carambola de hace dos años y Johnson no logra la mayoría absoluta, Tonge está convencido de que el DUP nunca aceptará el actual acuerdo con Bruselas para llevar a cabo el Brexit. "Quieren cambiarlo, porque consideran que, en realidad, es muy similar al backstop", la salvaguarda sobre la frontera de Irlanda que incluía el acuerdo alcanzado con Theresa May, rechazado hasta por tres veces en Westminster con el voto en contra, entre otros, de los unionistas norirlandeses.

El DUP ya se ha pronunciado contra el nuevo plan de Johnson y no parece dispuesto a cambiar de opinión en el corto plazo, abunda Daniel Sarmiento, abogado español que fue letrado del Tribunal de Justicia de la UE y que, como experto en derecho comunitario, participó en la elaboración de una propuesta alternativa para esquivar el problema de la frontera de Irlanda este verano. "Van a seguir votando en contra, yo no veo un cambio en el corto plazo", concede.

Una frontera comercial con el resto de Reino Unido

Sarmiento, de hecho, considera que el acuerdo alcanzado por Johnson es "bastante más perjudicial para Reino Unido y para su unidad" de lo que era el de May, quien, asegura, nunca hubiera aceptado ese pacto. "Han creado una frontera comercial en el mar de Irlanda, con pago de aduanas desde Gran Bretaña, es decir, introduce cargas económicas al cruce de mercancías hacia Irlanda del Norte", asegura.

El obstáculo siempre ha sido que la frontera con el resto de Irlanda, la única terrestre de Reino Unido con la Unión Europea, tiene una enorme complejidad por el conflicto sectario que, hasta hace solo dos décadas, se vivía en la región. Si no hay algún tipo de acuerdo y se vuelve a levantar una frontera dura, se perdería la esencia de los Acuerdos de Viernes Santo, que especifican que debe ser invisible, y con toda probabilidad volvería la violencia entre católicos nacionalistas irlandeses y protestantes unionistas británicos.

La solución propuesta por Sarmiento -junto a otro especialista en derecho comunitario, Joseph Weiler, y un antiguo alto cargo británico de la Comisión Europea, Jonathan Faull-, consistía en un régimen de autonomía dual, en el que los productos norirlandeses y británicos se comprometían a cumplir la normativa irlandesa y viceversa. "Evitaba la frontera en el mar de Irlanda, porque daba igual cruzarla, las mercancías ya cumplían la regulación", explica.

El acuerdo cerrado entre Londres y Bruselas, que aún debe superar una votación en el Parlamento británico, desencalla el obstáculo que suponía la frontera de Irlanda del Norte y modifica la declaración política sobre la futura relación.

El acuerdo de Johnson, sin embargo, mantiene alineada a Irlanda del Norte con la regulación comunitaria para los bienes y obliga a establecer controles en puertos y aeropuertos para los que lleguen del resto de Reino Unido, una fórmula que Sarmiento cree que Johnson aceptó "a la desesperada" para arrancar algo nuevo de Bruselas, aunque la adornara con "mecanismos de salvaguarda, como la ratificación en la Asamblea norirlandesa".

Evitar una separación definitiva en el futuro

Paradójicamente, ese régimen puede ser muy beneficioso económicamente para Irlanda del Norte

Para el especialista español, es una solución que a medio plazo puede incluso favorecer la anexión de Irlanda del Norte al resto de Irlanda: "Paradójicamente, ese régimen puede ser muy beneficioso económicamente para Irlanda del Norte, porque lo convierte en un eje comercial, lo que puede llevar a que, cuando se vote su permanencia, los norirlandeses decidan mantenerlo. Y seguirían divergiendo del resto del país", señala.

Por esa misma razón, Tonge considera que el precio que el DUP impondría a Johnson para sostenerle en el gobierno si queda en minoría sería muy alto: "Implica poner una frontera en el mar de Irlanda, lo bloquearían; y eso supondría incumplir la gran promesa de Johnson en estas elecciones: conseguir el Brexit".

El profesor de la Universidad de Liverpool recalca que, en esta ocasión, ni siquiera un compromiso de inversiones en Irlanda del Norte, como el que alcanzó Theresa May de mil millones de libras adicionales, sería capaz de convencerles: "Es posible que Johnson trate de comprar al DUP con más dinero, pero ni ofreciendo 10.000 millones de libras aceptarían cualquier cosa que suponga romper con las estructuras de Reino Unido".

Tonge señala, además, que incluso con un pacto renovado, ese gobierno en minoría de los conservadores tendría "todos los problemas del mundo, no sé cómo podría sobrevivir". Johnson tendría, quizás, que abrirse a un segundo referéndum sobre el Brexit para atraer el apoyo laborista o, en última instancia, dimitir, asegura: "Tiene que ganar ampliamente, si no quiere que el DUP le frene". Una pesadilla que el primer ministro tratará de evitar en las urnas.