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'Animales sin collar': liberación femenina en una Andalucía de Ibsen

  • Se estrena la ópera prima de Jota Linares, con Natalia de Molina y Daniel Grao

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Natalia de Molina y Daniel Grao en la presentación de 'Animales sin collar'
Natalia de Molina y Daniel Grao en la presentación de 'Animales sin collar'

Henrik Ibsen y las Elecciones andaluzas de 2015. Un cruce que parece aleatorio pero que conectó en la cabeza del guionista y director Jota Linares para formar Animales sin collar: una ópera prima sobre la liberación femenina que llega a los cines el 19 de octubre con la participación de RTVE en la producción.

Animales sin collar recoge el icónico personaje de Nora (Natalia de Molina), protagonista del clásico Casa de muñecas y lo coloca en Andalucía como la mujer de un representante de la nueva política a punto de ser nombrado presidente de Andalucía (Daniel Grao). A tres días de la investidura, el pasado llama a la puerta de Nora en forma de un chantajista (Ignacio Mateos), dispuesto a levantar sucias alfombras.

Como la precursora obra de Ibsen, Animales sin collar es un drama sobre el empoderamiento femenino. Casi 140 años después de su estreno, las cadenas siguen.

“Todas somos un poco Nora”

“Leí Casa de muñecas en el instituto y se me quedó grabada una frase de Nora: «Yo nunca he sido mujer. Fui hija y me convertí directamente en esposa»", recuerda Linares. "Hace tres años revisando el texto me pareció completamente actual: empatizas con Nora, que sigue pidiendo a gritos su libertad”.

A su lado Natalia de Molina asiente. Con 27 años y dos Goyas en sus estanterías, la actriz confirma con su interpretación que es el mayor diamante del cine español, pero todavía sigue tallando nuevas aristas.

“Todos somos un poco Nora”, afirma. “Estamos educados en una sociedad en la que a la mujer se le enseña a gustar, a estar pendiente del otro. A cuidar. Y al hombre se le educa más en centrarse en lo que le gusta. Me siento identificada en muchas cosas. Yo también he visto que mi felicidad depende de la felicidad del otro, de estar más pendiente del que tengo al lado y renunciar a cosas pro amor o por lo que nos han enseñado que es el amor”.

Con orgullo por el resultado final, De Molina espera que el despertar de Nora sea “el despertar de muchas mujeres”.  Y añade: “Lo necesitamos. Este año hemos salido a la calle a gritar, pero todavía hay muchas mujeres que se creen libre, pero no lo son”.

Una película profética

Escrita hace tres años, Animales sin collar no solo se estrena en la eclosión mundial feminista, sino que también anticipa los nuevos estándares de regeneración política que se han instalado en España. “Hemos sido un poco Nostradamus, damos un poco de miedo”, bromea Linares.

Más allá de las lecturas contemporáneas, Animales sin collar destaca por su intensa carga dramática, que no es ajena a la experiencia teatral de Linares. Aunque el corazón de su película sea Nora, todos los personajes tienen que enfrentarse a sí mismos crudamente.

“Cada uno está en esa lucha interna de lo que quiere realmente”, explica Ignacio Mateos, que interpreta al hijo de un corrupto que lucha por guardar sus privilegios. “Todos tienen que tomar una decisión y eso resuena en el público: para sentirte libre hay que tomar decisiones”.

Daniel Grao es un perfecto representante de la guapocracia: un líder con imagen de yerno perfecto que lucha por cambiar las cosas. “Pertenece a la nueva política, pero una inventada por nosotros mimos, no nos hemos inspirado en nadie”, aclara.

La pregunta que flota en Animales sin collar es: ¿cómo se consigue ser libre? “A base de hostias”, responde Linares a bocajarro. “Pero también a base de autocrítica. Creo que nos falta mucha para conocernos a nosotros mismos. Ahí nos damos cuenta de si somos libres o no. Alguien muy sabio me dijo una vez: hace falta escucharnos en silencio para saber quiénes somos. Ahí nos damos cuenta si somos libres o no”.