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A bordo del Astral (IV)

La tripulación recuerda los rescates que más les han marcado: "Hay que mantener una distancia emocional"

  • La tripulación cuenta a RTVE qué les empuja a volver al Mediterráneo Central

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El Astral rememora los rescates más impactantes

Las historias aparecen cuando menos te lo esperas. Estoy sentada, buscando palabras para una idea que me da vueltas en la cabeza, cuando se sienta Mariona a mi lado. Y las palabras me las pone ella.

Me dice: "Mira", y me enseña la foto de una niña a la que rescataron del mar en su misión anterior. "Solo por esto merece la pena estar aquí" y se le ilumina la cara.

Mariona Hidalgo es la cocinera del Astral. Una cocinera estupenda, por cierto. Me enseña más fotos, no tan alegres como la de esa niña. Por ejemplo, la de una mujer que "no paraba de tiritar y que era incapaz de andar. Del barco la tuvieron que sacar entre cuatro personas". También la de unos chicos, muy jóvenes, con cicatrices en sus brazos y piernas. "Cicatrices mal curadas", me dice. Además me habla de otra imagen que tiene grabada: la de un hombre de unos 50 años que llevaba todo lo que poseía en un paquete que le cogía en la palma de su mano. "Su vida envuelta en un paquete de celofán".

Así es la tripulación del Open Arms

La vinculación de Óscar Camps, director de la ONG "Proactiv Open Arms" con la ayuda humanitaria se hizo firme hace ya 3 años. Estaba con su hija mirando las fotos de unos niños en la isla de Lesbos y lo que vieron era tan duro que decidió coger los 15.000 euros que tenía ahorrados para un asunto personal y gastarlos ayudando a la gente. De ahí, para asegurarse que podía seguir colaborando, le recomendaron que fundara una ONG y aquí está.

Lo peor que yo he visto es cuando las personas no pueden ni siquiera hablar

Las vidas de Riccardo Gatti, el capitán del Astral y Savvas Kourepinis, jefe de máquinas, coincidieron un día en Grecia hace ya 14 años. Es el tiempo que los dos llevan trabajando en misiones humanitarias. "Lo peor que yo he visto -nos cuenta Riccardo- es cuando las personas no pueden ni siquiera hablar". "Algunas, nos dice, "llevan años huyendo en condiciones tan horribles que encuentran en el mar el medio para salvarse y sobrevivir".

Savvas Kourepinis, además de jefe de máquinas es la persona que "lo arregla todo en el barco", nos asegura Mariona. Para Savvas "cada día es diferente, cada rescate es distinto". Nos confiesa que para poder hacer bien su trabajo cada noche debe pasar página y dejar un espacio en blanco para "lo que está por llegar".

"Siempre hay que marcar una distancia emocional para seguir trabajando"

"Tengo experiencias buenas, buenísimas y malas, malísimas". Es lo que me dice Anabel Montes cuando le pregunto cómo se convirtió en trabajadora humanitaria. Anabel era socorrista en la empresa que tiene Óscar Camps. Cuando Óscar se fue a Lesbos ella pensó "yo también quiero estar allí". Habló con Oscar y se fue.

Le resulta difícil elegir entre sus experiencias buenas, buenísimas y malas, malísimas. Al final me cuenta una que empezó mal pero que tuvo un final feliz. Es la historia de un hombre al que rescataron del mar y que no sabía donde estaba el resto de su familia. "Nosotros pensamos que habían muerto", dice Anabel, pero afortunadamente les rescató otro barco. Ella tiene grabado en su memoria el encuentro del hijo con su padre. "La cara que puso el niño mientras corría hacia él".

El "Astral", el barco de Open Arms, continúa trayecto hacia aguas internacionales para denunciar que faltan buques de rescate de las ONG en el Mediterráneo central. En estos momentos está cerca de Cerdeña y va rumbo a Libia. A bordo viaja un equipo de TVE.

Mientras Anabel me cuenta esto, Mariona añade que muchas veces lo que hacen "algunos" es separar a las familias para hacerlas más "vulnerables"

Es una entre cientos de historias que podría contar, como todos sus compañeros. Pero hay una regla que tienen que fijar en su cabeza: "Siempre hay que marcar una distancia emocional que te permita seguir trabajando".

Ellos, por el momento, lo han conseguido.