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Álex González y Clara Lago, cobayas humanas en 'Órbita 9'

  • RTVE.es entrevista a sus protagonistas, Belén Rueda y su director, Hatem Khraiche
  • La cinta mezcla ciencia ficción y thriller romántico y se estrena el 7 de abril
  • "Todos somos sin saberlo marionetas de quienes dominan el planeta", opina Clara Lago

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Entrevista a Álex González y Clara Lago, protagonistas de 'Órbita 9': "Todos somos sin saberlo marionetas de quienes dominan el planeta"

El futuro de la humanidad y del planeta Tierra y el debate moral sobre si el fin justifica los medios es el punto de partida de Órbita 9, la ópera prima del guionista y director Hatem Khraiche, una cinta que juega con los géneros cinematográficos y mezcla ciencia ficción con el thriller romántico con Álex González (Alacrán enamorado) y Clara Lago (Ocho apellidos vascos), además de Belén Rueda (El cuerpo), como protagonistas. La película, con la participación de RTVE en la producción, se estrena en los cines este viernes 7 de abril.

En Órbita 9, Helena (Clara Lago) lleva preparándose para una misión de supervivencia desde que nació a bordo de una nave espacial que se dirige a otro planeta donde se ha establecido una colonia. Aunque ella no lo sabe, forma parte de un ensayo científico de gran envergadura. Su destino cambiará cuando Álex (Álex González) se cruce en su vida y le haga descubrir una nueva realidad, totalmente inimaginable para ella, aunque su historia de amor pondrá en riesgo un experimento de vital importancia para toda la humanidad.

"Yo parto de la base de que como especie no estamos desde el principio en la Tierra y no estaremos al final; habrá un punto en el que o nos carguemos nuestro propio planeta o encontraremos el modo de viajar a otros lugares. Lo que plantea la película, que es lo que ocurre ahora, es que no tenemos la tecnología para viajar pero debemos empezar a experimentar y, si experimentas con un ratón, lo que viajará dentro 200 años no será un ratón, será una persona. En la propia naturaleza del científico, sobre todo si es en beneficio de la humanidad, está el investigar y luego aparece esa súper delgada línea en la que traspasamos esa frontera o no: ¿en beneficio de la humanidad, para salvar a 7.000 u 8.000 millones de personas, hay que probar con algunas hoy?", plantea Khraiche en una entrevista con RTVE.es.

Aunque narrativamente Órbita 9 tenga elementos de ciencia ficción, "no cuenta nada que no pudiera estar ocurriendo ahora mismo en el presente", subraya el director y guionista, que eligió Medellín para rodar por ser visualmente una ciudad que "refleja el futuro cercano: el contraste entre las zonas financieras más prósperas y zonas muy humildes".

El dilema moral

El dilema moral que plantea esta historia afecta en primera persona al personaje de Álex González, un científico "muy inteligente" que lleva toda su vida dedicada a desarrollar un robot para ayudar a la humanidad, pero que "carece de inteligencia emocional y no está familiarizado con lo humano y al que, al enamorarse, todo se le desmorona". "Como actor me apetecía mucho ese dilema moral y lanzar la pregunta al público: ¿El fin justifica los medios? ¿Es justo sacrificar la vida de 10 personas para salvar la de 7.000 millones?", dice a RTVE.es el actor madrileño, que quiere pensar que en la vida real esas personas serían "voluntarias" y "no esos pobrecillos que están ahí".

Por su parte, Helena, apunta Clara Lago, es una chica consagrada a una misión en la vida desde que nació y que no ha tenido ningún contacto con el ser humano más allá de sus padres, "un lienzo en blanco a todos los niveles, a nivel personal alguien que no sabe cómo tratar con personas, pero que no es pasiva ni distante".

Aunque en la película se trate de un supuesto experimento científico, esto es "trasladable casi a lo cotidiano", sostiene la actriz madrileña, quien además discrepa de su compañero respecto a que, si se llegase a dar el caso, los participantes serían voluntarios. "Creo que todos somos un poco sin saberlo marionetas de los que al final dominan el planeta, que no son los políticos ni los presidentes, sino que tiene que ver con lo económico y con el poder, y el resto somos un poco cobayas de cualquier experimento, llámalo como quieras", afirma Lago.

"Hay una parte en la que todos somos cómplices en realidad de un sistema del que es muy difícil salirse y es muy fácil criticar al otro", continúa su compañero de reparto. "Todo está tan armado y nos han acomodado tan inteligentemente que, salirse de ese barco, del convencional, es un sobreesfuerzo que cuesta mucho", añade la actriz de 27 años.

Tecnología y soledad

Otro de los elementos de esta sociedad distópica que plantea Órbita 9 es el de la soledad a la que la tecnología nos puede abocar, lo que se refleja en el personaje que interpreta Belén Rueda, Silvia, una especie de psicóloga fast food que ni siquiera tiene contacto físico con sus pacientes, sino que estos son atendidos a través de pantallas en cabinas individuales a las que entran a medida que van quedando libres.

"La tecnología nos lleva a tener una vida de alguna manera más cómoda, pero también en algunos momentos nos aleja de las cosas más cotidianas y de la cercanía, y lo que plantea la película es que el ser humano, el individuo, al final lo que busca es una relación más estrecha, continuada y real", señala la protagonista de El orfanato.

Pese a todo, para el elenco de Órbita 9 aún hay esperanza para la humanidad: "Para que todo esto funcione hay que empezar por uno mismo, por tu propia familia, con gestos tan sencillos como reciclar, hacer un buen uso del agua o incluso reutilizar los aparatos tecnológicos", sostiene Belén Rueda.

Y en esa línea coincide Clara Lago, para quien la caua del medio ambiente es la "más importante y la base de todo". "Si no tenemos planeta en el que estar, el resto nos va a dar igual. Y es muy importante que empecemos a informarnos y a tomar conciencia. La información está ahí pero no te la van a poner fácilmente delante porque no les interesa. Esto tiene que ver con un sentimiento de amor, como dice el lema de la película, 'el amar te hará libre'. Para mí, la energía del amor es la energía más potente que existe y, si se empezase a expandir y a dominar, seguramente llegaríamos ahí mucho más rápido de lo que pensamos", concluye la protagonista de la saga Ocho apellidos vascos.