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Sánchez, una prórroga contrarreloj para intentar llegar a la Moncloa y salvar su liderazgo en el PSOE

  • El secretario general del PSOE repite como candidato a la Moncloa el 26J
  • Se presentó sin éxito a la investidura después de que el rey le propusiera
  • Firmó un acuerdo con Ciudadanos al que no consiguió sumar a Podemos
  • Bromea con que el 26J sea su 'última bala': "No sé cuantos cargadores llevo"

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez

Fecha y lugar de nacimiento: Nació el 29 de febrero de 1972 en Madrid

Estado civil: Casado y con dos hijas.

Formación: Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y doctor en Economía y Empresa.

Idiomas: Inglés y francés.

Hasta que el árbitro no pita el final del encuentro hay partido y Pedro Sánchez quiere jugar hasta el último minuto de la prórroga que supone la repetición de las elecciones el 26 de junio. Su objetivo es llegar a la Moncloa para desalojar al actual presidente en funciones, Mariano Rajoy, con un "Gobierno del cambio" y poder mantenerse así de paso como secretario general del PSOE frente a los que desde dentro de su partido ya piden su cabeza si no gana las elecciones.

Para esto último necesita, sobretodo, que en el marcador final no haya sorpasso, es decir, que Unidos Podemos no le pase ni en escaños ni en votos como vaticina el CIS preelectoral que sitúa a los de Iglesias como segunda fuerza con entre 88-92 escaños y a los socialistas como tercera con entre 78-80.

No obstante, Sánchez insiste en que esta no es su "última bala" para mantenerse al frente del PSOE. El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, que repite después de su investidura fallida tras las generales de diciembre, aprendió a no rendirse en sus años como jugador de baloncesto en el Estudiantes.

"Recuerdo esta etapa como una de las mejores de mi vida, aprendí la importancia del trabajo en equipo, la constancia, la dedicación que te exige la práctica de cualquier deporte. Aprendí a esforzarme hasta que el árbitro pite el final del encuentro", explica en su biografía oficial este madrileño de 44 años licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y doctor en Economía y Empresa que habla inglés y francés.

Esta constancia es la que le hizo 'aguantar' como capitán del equipo la noche electoral a pesar de haber cosechado el peor resultado histórico del PSOE con tan solo 90 escaños y 5,53 millones de votos -20 escaños y 1,47 millones de papeletas menos que en 2011- y defender que España quería "izquierda y cambio" aunque el turno fuera de Rajoy.

Fue esa capacidad de resistir la que que le hizo aceptar el 2 de febrero el encargo de Felipe VI para intentar ser investido presidente tras dos 'noes' de Rajoy a pesar de que entonces solo contaba con el ofrecimiento del líder de Podemos, Pablo Iglesias, de apoyarle en un gobierno de coalición en el que él fuera el vicepresidente sin renunciar al referéndum en Cataluña cuando el Comité Federal del PSOE le había puesto dos líneas rojas para los pactos: que la formación morada renunciara a la consulta y no contar con el voto de independentistas.

Una cuadratura del círculo que fracasó

Sánchez pidió tiempo muerto -un mes para negociar antes de someterse a la investidura- y se lanzó a intentar la cuadratura del círculo: conseguir a la vez el apoyo de Ciudadanos y Podemos -a pesar de que ambos partidos se vetaban mutuamente- consciente de que con los únicos votos de la izquierda (PSOE, Podemos y confluencias e IU) solo sumaba 161 escaños, a 15 de la mayoría absoluta, y de que los barones de su partido no aceptarían ni el apoyo ni la abstención de los nacionalistas catalanes.

Al líder socialista le tocaba poner en práctica lo que aprendió entre 1997 y 1999 cuando fue jefe de gabinete del entonces alto representante de la ONU en Bosnia-Herzegovina, Carlos Westendorp, y tuvieron que negociar con las tres comunidades -los serbios ortodoxos, los bosniomusulmanes y los croatas católicos- para poner en marcha el país tras la guerra.

Westendorp, que entabló relación con Sánchez en Nueva York cuando este último trabajaba de consultor, contaba el pasado mes de febrero a Crónica, de El Mundo, que entonces le recomendaba que tuviera "tenacidad y paciencia".

La apuesta por Ciudadanos

La negociación para llegar a ser presidente era, y Sánchez lo sabía, difícil. Primero descartó negociar con el PP y empezó a dialogar con Ciudadanos en un intento de que Pablo Iglesias no le marcara el paso.

El líder de la formación morada le dijo a Sánchez que si hablaba con Rivera no contara con él, pero el socialista fintó y priorizó la conversación con los naranjas.

Finalmente y tras la insistencia de Izquierda Unida, Podemos accedió a participar en una mesa de negociación a cuatro con el PSOE y Compromís sin que los socialistas dejaran de hablar a la vez con Ciudadanos, pero el diálogo se rompió después de que Sánchez alcanzara un acuerdo de investidura de 200 puntos con Rivera y ambos rubricaran con todo boato el 'pacto del abrazo' el 24 de febrero.

La investidura fallida de Pedro Sánchez

Sánchez insistió en que Iglesias se sumara pero ahí se paró el reloj de la partida. Para los morados, el candidato socialista había roto la baraja decantándose por la derecha y debería enfrentarse a la investidura solo con el apoyo de los 40 diputados de Ciudadanos, un respaldo totalmente insuficiente.

El socialista apeló a un "gobierno de mestizaje" durante el debate de investidura celebrado del 1 al 4 de marzo, pero salió de la Cámara Baja como el primer candidato a la Presidencia del Gobierno que no lograba los apoyos suficientes ni siquiera en segunda votación cuando solo obtuvo 131 apoyos (90 votos de su partido, 40 de Ciudadanos y el de Coalición Canaria) y 219 'noes'.

Durante los dos meses posteriores hasta la convocatoria de las elecciones, Sánchez insistió en vano en mantener el acuerdo con C's como punto de partida para cualquier otra negociación.

Secretario general elegido entre los militantes

Pedro Sánchez llegó a la Secretaría General del PSOE tras imponerse a Eduardo Madina sin ser a priori el favorito en las primarias de militantes que se celebraron en julio de 2014 para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba. Entonces lo hizo con el apoyo de la presidenta andaluza, Susana Díaz, de cuya tutela se desmarcó desde el primer momento para malestar de la dirigente, que de momento no se ha decidido a abandonar el Palacio de San Telmo para disputarle el liderazgo.

En público, Díaz cierra filas en torno a Sánchez -asegura que se dejará "la piel" para que llegue a la Moncloa- pero a la vez insinúa que si no gana las elecciones debería dar un paso atrás. "Yo quiero estar en la investidura de Pedro Sánchez como presidente, cuando gane las elecciones", decía hace unas semanas invitando al partido a una "reflexión" tras el 26J.

Sin embargo, Sánchez niega que su futuro político dependa del resultado electoral de las próximas generales. "Se dice 'Esta es la última bala de Pedro Sánchez'. No sé cuántos cargadores llevo", ironizaba el candidato del PSOE cuando en una entrevista en Tele 5 se le preguntada sobre las dificultades que le habían puesto los barones en este tiempo.

De concejal a diputado en dos ocasiones de rebote

Hasta su elección como secretario general, Pedro Sánchez Pérez-Castejón había permanecido en una discreta segunda fila dentro del PSOE, en el "banquillo" del equipo, desde que se afilió en 1993 cuando Felipe González estuvo a punto de perder las elecciones frente a José María Aznar (PP).

Su primer cargo público fue el de concejal en el Ayuntamiento de Madrid con Trinidad Jiménez entre 2004 y 2009.

En las generales de 2008 y 2011 fue en las listas por Madrid al Congreso pero no consiguió el escaño en ninguna de las dos noches electorales. Entró en la Cámara Baja después, en 2009 cuando el exministro Pedro Solbes dejó el Gobierno y en 2013 al correr la lista con la marcha de la también exministra Cristina Narbona del Ejecutivo.

Ya en 2008 al no conseguir escaño a la primera, comenzó a dar clases como profesor asociado en la Universidad Camilo José Cela, primero de Economía Española y Mundial y después de Estructura Económica e Historia del Pensamiento Económico.

Ahora, como titular del equipo insiste en que el único voto útil para echar a Rajoy de la Moncloa es la papeleta del PSOE, la "única" opción socialdemócrata que garantiza el cambio, en su opinión, frente a Iglesias que ahora se presenta como representante de esta ideología. "El socialismo se lleva en el corazón. La socialdemocracia no se vende por un catálogo", aseguraba Sánchez entrevistado en el Telediario de TVE en la víspera del arranque de campaña. "Si dependo de los votos de Iglesias, nunca seré presidente", aseguró hace unos días en Los Desayunos de TVE.

Los cambios de la lista de Pedro Sánchez a la Moncloa

Pedro Sánchez, número uno por Madrid, ha fichado como número dos a Margarita Robles, que era hasta ahora magistrada del Tribunal Supremo y que entre 2008 y 2013 fue vocal del CGPJ.

Robles ocupa el puesto que el 20 de diciembre tenía Meritxell Batet, que ahora será número uno por Barcelona en sustitución de Carme Chacón, que decidió no presentarse de nuevo a las elecciones.

Eduardo Madina repetirá como número siete en la lista por Madrid. Si se repiten los resultados en esta provincia y el PSOE solo obtiene seis escaños se volverá a quedar fuera.