Enlaces accesibilidad

Singapur, medio siglo de prosperidad económica y "atropellos" a los derechos humanos

  • El país celebra su independencia como una de las economías más prósperas
  • Las ONG denuncian un pobre historial de respeto por los derechos humanos
  • El desempleo y la falta de espacio son los principales problemas para el futuro

Por
Vista de la ciudad-estado de Singapur desde la bahía durante uno de los espectáculos pirotécnicos por el 50 aniversario de su independencia.
Vista de la ciudad-estado de Singapur desde la bahía durante uno de los espectáculos pirotécnicos por el 50 aniversario de su independencia.

Singapur cumple este domingo medio siglo de independencia convertida en una de las economías más prósperas del mundo y el principal centro financiero y de comercio del Sudeste Asiático. La celebración del 50 Día Nacional, sirve, además, para rendir último tributo a Lee Kuan Yee, fallecido el pasado marzo a los 91 años de edad, y considerado el padre fundador de la moderna Singapur.

Los altavoces del sistema de emergencia han emitido a primera hora su discurso del 9 de agosto de 1965 donde el por entonces primer ministro anunciaba la separación de la ciudad-estado de la Federación Malasia. Este ha sido el pistoletazo de salida a una jornada en la que el transporte público es gratuito, se realizará un desfile nacional con la participación del ejército y, al caer el sol, los monumentos y edificios más relevantes se teñirán de rojo con un gran espectáculo pirotécnico de fin de fiesta.

Sin embargo, ONG y asociaciones como Human Right Watch han aprovechado esta cita para criticar las sombras que oculta el joven país. La presión internacional "es muy limitada", apunta a Efe el subdirector para Asia de HRW, Phil Robertson, aunque estén constatados los "atropellos" y el pobre historial de respeto por los derechos humanos básicos de este rico Estado asiático.

"Una vez que el Gobierno te considera en el lado opuesto a sus intereses te conviertes en su objetivo", sentencia.

Luces y sombras de una ciudad-estado

Antigua colonia y puerto británico, es en la actualidad una ciudad-estado de 5,5 millones de habitantes que en las pasadas cinco décadas se ha convertido en una economía pujante y primer centro financiero del Sudeste Asiático. No obstante, este camino de éxito no ha sido sencillo.

Con las calles engalanadas de banderas para el 50 aniversario, la urbe presume de ser una sociedad multicultural con modernas infraestructuras, una imperturbable estabilidad política y una fuerte economía en la que sus ciudadanos gozan del tercer mayor PIB per cápita del mundo, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Asimismo, el tráfico de barcos de mercancías y petroleros, que acuden a las refinerías establecidas del tercer mayor centro de refinado mundial, han convertido el Puerto de Singapur en uno de los más activos del mundo y vital centro de transporte.

Sin embargo, el desempleo, la vivienda, la educación, la falta de recursos naturales y la amenaza ante una posible invasión exterior han sido los problemas que ha tenido que afrontar el Partido de Acción Popular (PAP) -que ha ganado las nueve elecciones celebradas desde la independencia y actualmente está gobernado por el hijo de Lee, Lee Hsien Loong- tras la brusca emancipación.

Un tercio de los residentes de Singapur son extranjeros

Por otra parte, más de un tercio de los residentes en Singapur proceden de otros países. Esta constante llegada de extranjeros para combatir el déficit laboral ha exacerbado a muchos singapureses y ha originado un creciente sentimiento nacionalista. "La economía de Singapur necesita de trabajadores migrantes, pero el Gobierno no protege sus derechos", apunta a Robertson.

En una reciente entrevista al canal Channel News Asia, el primer ministro señaló la "responsabilidad" del Ejecutivo para abordar este "tema complicado" que carece de "soluciones sencillas" a corto y largo plazo y que podría conllevar problemas económicos y sociales según su respuesta.

Trabajadores de la construcción duermen bajo un puente durante el decanso para comer en Singapur.

Trabajadores de la construcción duermen bajo un puente durante el decanso para comer en Singapur. Nicky Loh

Otro frente abierto es el de la oposición política y organizaciones no gubernamentales, que acusan al PAP de regir la ciudad-estado como si se tratara de una empresa y califican el régimen de "semiautoritario" a raíz de las estrictas leyes impuestas. "El PAP está utilizando en su favor las celebraciones del 50 aniversario y el recuerdo de Lee Kuan Yew" tras la "histórica subida" de la oposición, asegura el representante de HRW.

"Los defensores de la libertad de expresión sufren vigilancia y acoso"

A esto hay que sumarle, según la organización, la intimidación contra quienes ejercen la libertad de expresión, el férreo control de los medios de comunicación e internet, la criminalización de la homosexualidad masculina, castigada con dos años de prisión, y la severidad de algunas leyes. "Los defensores de la libertad de expresión en Singapur deben estar preparados ante la vigilancia, acoso y trato discriminatorio", indica a Robertson.

Las impolutas avenidas de este oneroso y diminuto país están resguardadas de protestas callejeras. Cualquier manifestación de carácter político o religioso necesita un permiso policial y está restringida a "pequeños áreas muy controladas" donde las autoridades vigilan a cada participante.

El Ejecutivo controla estrechamente los medios de comunicación, ya sea de manera directa, como accionista mayoritario de las televisiones, radios y diarios más importantes, o con restrictivas leyes que permiten la censura. Singapur figura en la cola -el puesto 153 de una lista de 180 países- en la protección de libertad de prensa, según el informe que elaboró Reporteros sin Fronteras para 2015. Además, el ministerio de Información tiene la capacidad de sancionar e incluso clausurar los medios que alteren con sus contenidos la seguridad nacional, el orden público y la decencia.

Las ONG, además, repudian lo que consideran "detenciones arbitrarias" con la Ley de Seguridad Interna, por la cual los sospechosos de amenazar la estabilidad nacional pueden ser retenidos de manera indefinida sin presentar cargos formales contra ellos; la conservación de la pena de muerte para los delitos de asesinato intencionado y la producción y distribución a gran escala de droga; y el caneo, castigo corporal infligido con una vara de ratán, que sigue siendo usado para más de una treintena de delitos.

Ni los muertos descansan en Singapur

Más allá de la situación política, Singapur tiene uno de los mayores nivel en densidad de población del mundo, 7.669 habitantes por kilómetro cuadrado, y allí, hasta los camposantos son realojados para dejar terreno a la vorágine urbanística.

El cementerio de Bukit Brown, situado junto a uno de los pocos bosques que sobreviven en la ciudad, ha quedado partido por la construcción de una autopista de ocho carriles y los cuerpos de unas 4.000 tumbas han sido exhumados por las autoridades. "El principal problema es que con la construcción los familiares pierden la orientación y los puntos de referencia de las tumbas de sus ancestros", apunta Catherine Lim, voluntaria de una pequeña comunidad cuyo objetivo es preservar la herencia histórica de Bukit Brown y darlo a conocer con visitas guiadas.

"Entendemos que se necesiten tierras en aras del desarrollo, pero también estos planes económicos deben comprometerse a preservar la herencia de los antepasados", sentencia Lim.

Sin embargo el futuro es incierto. Entre los planes maestros del Gobierno de Singapur también se hallan proyectos "no concretados" para ubicar una zona residencial en el terreno ocupado por el camposanto ya que las tierras para construir viviendas escasea y eso encarece los precios de compra y alquiler de casas y apartamentos.