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El yacimiento granadino de Orce albergó un lago hidrotermal hace 1,5 millones de años

  • Un equipo científico ha encontrado evidencias de actividad termal
  • El termalismo está ligado a la alta sismicidad de la cuenca
  • El lago acabó por desaparecer debido a las altas temperaturas del invierno

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Imagen actual de Orce sobre los sedimentos producto de la evaporación del lago.
Imagen actual de Orce sobre los sedimentos producto de la evaporación del lago.

La cuenca de Guadix-Baza, una región semidesértica del norte de la provincia de Granada, albergó, según apuntan diversas evidencias, un lago con una lámina de agua permanente que estaba alimentada parcialmente por aguas termales de en torno a 36ºC.

Es decir la Hoya de Baza, una depresión granadina que se encuentra en los yacimientos de la villa de Orce, fue una especie de spa natural durante el Pleistoceno inferior.

Así se desprende de un trabajo liderado por la Universidad de Málaga junto al Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social publicado en la revista Quaternary Science Reviews, que recoge evidencias geoquímicas, mineralógicas y estratigráficas de la presencia de aguas termales, según ha informado IPHES en una nota.

Origen del spa

El termalismo está ligado a la evolución del relleno de la cuenca que se produjo por la erosión de las sierras circundantes. Este desarrollo estuvo condicionado, apunta IPHES, por la existencia de una altísima sismicidad que se manifiesta por la presencia de abundantes fallas activas.

El hallazgo de estas anomalías ligadas a fenómenos hidrotermales permite explicar la existencia de un lago que mantenía una lámina de agua permanente durante todo el año en el momento en que se formó el yacimiento de Venta Micena, hace aproximadamente 1,5 millones de años.

La clave radica en los valores isotópicos recuperados en el colágeno fósil de la fauna de Venta Micena, pues indican que hace un millón y medio de años las precipitaciones en la hoya de Baza, en torno a unos 800 mililitros, eran bastante superiores a las actuales.

Este mayor aporte hídrico, sumado al de los manantiales de aguas termales, cuyas temperaturas de surgencia se sitúan en torno a 36ºC, se traduciría en la estabilidad hidrológica del lago, necesaria para la existencia en su entorno de una fauna de marcado carácter subtropical.

Este escenario configura lo que se conoce como un hotspot (punto caliente) de alta productividad biológica, similar al que se encuentra en la cadena de lagos del África oriental, cuna de la humanidad.

Actividad termal en la actualidad

En la actualidad quedan vestigios de esta actividad termal en los balnearios de Alicún de las Torres o de Zújar, o los manantiales de aguas menos cálidas de Fuencaliente en Orce y en Huéscar, entre otros.

Así, las precipitaciones que recibe hoy día la región representan tan solo 350 milímetros al año, por lo que serían claramente insuficientes para recargar este acuífero cuando la cuenca era endorreica. Esto significa que el lago se habría desecado estacionalmente, como ocurre hoy día en la Laguna de Fuente de Piedra, análogo actual a menor escala del lago de Baza.

Además, las bajas temperaturas invernales habrían supuesto que sus aguas se congelasen en superficie, lo que imposibilitaría la existencia de ciertos elementos de la fauna, como el hipopótamo gigante del Pleistoceno, especie bien documentada en los yacimientos paleontológicos de la región.

“Ahora bien, este megaherbívoro, cuya masa corporal duplicaba la de la especie actual, tenía una mayor dependencia del medio líquido, al alimentarse de vegetación exclusivamente acuática”, ha contado el investigador del IPHES, Bienvenido Martínez-Navarro.

Yacimientos de Orce

En diversos yacimientos de la cuenca, situados en las inmediaciones de la villa de Orce, como Barranco León, Fuente Nueva-3 y Venta Micena, tienen lugar actualmente excavaciones sistemáticas, auspiciadas por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

Han permitido recuperar las evidencias fósiles más antiguas de presencia humana en Europa occidental, fechadas en 1,4 millones de años, documentando con precisión el entorno ecológico y paleoambiental de las comunidades de grandes mamíferos en las que se insertaban estos remotos pobladores, desarrolladas en el entorno de un gran lago salobre.