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Telegram: la app de mensajería que llegó del frío

  • Telegram se populariza como sistema de chat multiplataforma y móvil
  • Su punto fuerte es la seguridad, aunque no todos tienen claro que sea perfecto
  • A medida que más gente se lo instala es cada vez más útil

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Pantalla de chat y ajustes de Telegram.
Pantalla de chat y ajustes de Telegram.

El cementerio está lleno de apps de la lista de 'eternos aspirantes' a reemplazar a Whatsapp,  uno de los programas de mensajería para teléfonos inteligentes más populares del mundo, pero Telegram está destacando últimamente como alternativa. 

La razón es que está 'demostrando tracción' que es como se suele denominar en el sector a la superación del momento crítico en que una red social pasa de ser aburrida y poco interesante porque no hay nadie en ella a ser un lugar a frecuentar simplemente porque los amigos comienzan a poblarla. Exactamente igual que los bares.

Telegram no es nuevo y lleva desde agosto circulando por ahí, pero ha sido en las últimas semanas cuando ha experimentado una súbita popularidad en España, con más y más usuarios instalándoselo y comenzando a usarlo. 

Sus creadores son unos excéntricos millonarios que provienen del Este de Europa y afirman tener ya 400 millones de usuarios en total; dicen que ya están trabajando en la traducción al castellano porque lo consideran un mercado importante. 

Es bien sabido que este tipo de programas a veces triunfan por países o regiones -aunque también es importante que la app esté traducida y la situación de las leyes del lugar- por ejemplo si hay censura gubernamental u otras circunstancias.

Las razones de su aparente popularidad son que Telegram ofrece algunas características interesantes que no están disponibles en otros programas similares, o al menos no en todos y no de la misma forma. 

Tan solo falta que un día Whatsapp sufra una de sus memorables caídas para que otros cientos de miles de usuarios se decidan a instalar Telegram como alternativa y comiencen a usarlo durante unas cuantas horas, la mejor forma de ver sus posibilidades.

Estas son algunas de las ventajas que ofrece Telegram respecto a Whatsapp y otras plataformas de mensajería:

Es multiplataforma: No solo existe en versiones para iOS y Android; también existe como aplicación web, como aplicación para Mac, Windows y Linux (en beta) e incluso para Windows Phone (en versiones alfa preliminares). 

   Eso sí: ninguna de ellas es una versión 'oficial', y cada una proviene de un grupo de desarrollo y tiene nombres distintos: Webogram, Messenger for Telegram, NGram... 

   

   La mejor combinación: instalarlo en el móvil y en el ordenador,  se obtiene movilidad y la comodidad de un teclado 'de verdad', tan solo hay que registrarla con el mismo número de teléfono móvil y confirmarlo vía SMS. 

   

   Que exista tal variedad de plataformas es consecuencia de que Telegram se ofrece como software libre, de modo que cualquiera interesado pueda desarrollarlo, modificarlo o crear nuevas versiones, aunque los usuarios que prefieran evitar los tecnicismos y garantizar su seguridad harían bien en usar solo los clientes oficiales.

   

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Es simple y fácil de instalar: Huyendo de interfaces innovadoras, diseños complicados u opciones poco habituales Telegram resuelve bien su función principal: servir de chat. 

   

   Tiene las clásicas notificaciones, tics y doble-tics (que indican si un mensaje se ha enviado, leído, etc.) envío de fotos y vídeos (de hasta 1 GB), emoticonos, creación de grupos... 

   

   Todas ellas funciones que hacen no echar de menos Whatsapp porque funcionan exactamente igual. Un detalle extra que viene muy bien: los mensajes se pueden borrar, así que si el usuario se equivoca o arrepiente, al menos tiene una 'vuelta atrás'.

   

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Cifrado de alta seguridad: Esta es uno de los 'argumentos de venta' de Telegram respecto a otras apps de chat, pero, como todo, esa seguridad es más aparente que absoluta

   

   Supuestamente Telegram utiliza técnicas criptográficas avanzadas para garantizar que las comunicaciones sean privadas y seguras, algo que se ha criticado en otras plataformas que tratan esos aspectos forma más laxa. 

   

   Que el código sea libre permite además examinarlo y comprobar que es seguro, un gran punto a su favor. Pero los expertos que lo han analizado no tienen tan claro que esa seguridad esté bien implementada. 

   

   Actualmente la cuestión se debate entre el 'es demasiado pronto para decir si es seguro', el 'probablemente es vulnerable a cierto tipo de ataques' y el 'nada es 100% seguro'. Para el usuario promedio, en cualquier caso, su seguridad es más que suficiente; otra cosa es que se intente evitar a toda costa un espionaje con medios gubernametales o ilimitados, algo no tan trivial.

   

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  • Autodestrucción: Los mensajes pueden enviarse con un límite de tiempo para que se autodestruyan, pasado el cual simplemente desaparecen. Una opción curiosa, aunque nuevamente de seguridad solo aparente: si el receptor de los mensajes hace una captura de pantalla (mediante una combinación de teclas) o tiene mal configurada la aplicación los textos e imágenes pueden guardarse o acabar en la colección de fotos de la cámara de forma inadvertida.

Aunque de momento no ha habido grandes problemas de seguridad ni ningún escándalo al respecto, algunas cuestiones de Telegram resultan inquietantes cuando menos, molestas incluso para algunas personas. 

Por poner un ejemplo, el programa solicita permisos al teléfono durante la instalación para obtener acceso a la agenda de direcciones completa (nombres, correos electrónicos, teléfonos, etc.) y mantenerlos así sincronizados. 

A partir de ese momento, cada vez que un contacto se instala la app de Telegram en su teléfono se reciben avisos del tipo "Tu amigo xyz se ha instalado Telegram". Una información un tanto inapropiada e inoportuna -irónica incluso podría decirse-, teniendo en cuenta que la app se vanagloria de salvaguardar la privacidad ante todo. 

Al menos sirve para saber cuántos nuevos amigos están probando el programa y -quién sabe- quizá recuperar viejas amistades perdidas en la agenda.