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La lucha por sobrevivir de la posidonia oceánica

  • La planta marina sufre una gran amenaza por la acción del hombre
  • Diversas campañas online promueven su conservación
  • Es la especie más longeva de la biosfera

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La posidonia alberga una gran variedad de especies en sus praderas.
La posidonia alberga una gran variedad de especies en sus praderas.

La posidonia oceánica forma uno de los ecosistemas más productivos e importantes para el mantenimiento de la biodiversidad. Muestra de ello es su gran valor ecológico, ya que una hectárea de posidonia tiene la capacidad de convertir tanto dióxido carbono en oxígeno como cinco hectáreas de selva amazónica.

"La posidonia, al contrario de lo que mucha gente piensa, no es un alga, sino una planta superior endémica del mar Mediterráneo. Y es importante para este por la variedad de especies que alberga y por su capacidad de 'secuestrar' carbono y almacenarlo en el fondo marino", explica a RTVE.es el profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones  Científicas en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), Carlos Duarte.

De hecho, un estudio realizado por Duarte en colaboración con otros investigadores del IMEDEA, puso de manifiesto que las praderas de posidonia son capaces de almacenar el doble de carbono que  los bosques templados y tropicales del planeta.

"Es posiblemente el papel como consumidor de carbono lo que hace que la posidonia tenga un papel vital para el Mediterráneo", asegura Duarte, quien también alaba la función de la planta a la hora de proteger la costa, ya que atenúa la energía de las olas y favorece la sedimentación, de modo que retienen la arena en la franja litoral, estabiliza los sustratos arenosos y atenúa la erosión costera.

Se trata de la especie más longeva de la biosfera y una de las más productivas según Duarte, las praderas de posidonia existentes entre las  islas de Ibiza y Formentera, en la zona llamada Parque Natural de ses  Salines fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco  dentro de la denominación Ibiza, Biodiversidad y Cultura en 1999.

Graves riesgos

Sin embargo, las praderas submarinas son uno de los  ecosistemas del planeta más amenazados. Los científicos del CSIC han calculado que más  de una cuarta parte de su extensión global se ha destruido,  principalmente, por la abundancia anormalmente elevada de nutrientes de  la costa (eutrofización) y por los dragados del fondo.

La posidonia es uno de los  ecosistemas del planeta más amenazados

Gracias a su valía, las praderas de posidonia están protegidas por la Directiva Habitat de la Unión Europea y por la legislación española que las declaró de Régimen de Protección Especial, lo que implica que se prohíbe su destrucción intencionada, pero parece que aún se puede hacer más.

La posidonia se adaptó de forma secundaria a vivir en el Mediterráneo gracias al sol, al poco agua que posee este mar y a la gran cantidad de sal que hay frente a la costa.

Se enfrenta ahora a peligros muy diversos, según afirma Duarte: "El fondeo en verano, los vertidos a la costa,  el cambio climático y el desconocimiento contribuyen al riesgo que corre la posidonia, porque hace que las administraciones relajen sus medidas y los propios individuos no saben las consecuencias de sus acciones cuando salen a navegar".

Por ello considera que "la educación es fundamental para evitar estas agresiones, los navegantes que conocen la posidonia son más cuidadosos en sus actividades", sentencia Duarte.

Campañas para protegerla

Estos problemas son comunes a otras especies marinas, pero en el caso de la posidonia se acentúan aún más: "La posidonia es frágil porque es la planta con el crecimiento más lento del planeta, su  pérdida es prácticamente irreversible", afirma el investigador.

Duarte opina que la legislación española es suficiente, pero a la vez permite  muchas agresiones, ya que tienen lugar usos no permitidos de anclas y vertidos que contravienen las normativas. “Las administraciones no hacen cumplir la legislación con el celo suficiente", remata.

Un ejemplo de ello son las cartas náuticas, en ellas no se identifica a la posidonia ni su situación, de manera que cualquier navegante puede fondear sin cometer ninguna ilegalidad. La inclusión de la planta en este documento es lo que reclama, entre otras cosas, una campaña para salvar la posidonia realizada a través del portal change.org dirigida al Consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio del Gobierno Balear, Gabriel Company, y que en poco más de un mes ha conseguido más de 8.900 firmas.

Esta petición ha tenido una gran repercusión en las redes sociales y ha sido apoyada por un vídeo del fotógrafo Nathan Dappen. Otros movimientos en favor de la conservación de esta planta son el generado por el Posidonia Festival, creado en Formentera en 2010 y que ahora tiene lugar en Sitges o el movimiento RIP Posidonia.

La Consejería, a través del plan Actuaciones para regular el fondeo recreativo y reducir el impacto sobre las praderas de posidonia 2013 mantiene abierta una línea de comunicación con el Instituto Hidrográfico de la Marina para introducir un tratamiento especial para la posidonia en las cartas náuticas españolas, que permita una localización más ágil y ofrezca una mayor seguridad jurídica a los navegantes durante el anclaje.

Vital para el turismo

Duarte considera una buena opción involucrar a los empresarios turísticos para salvar la posidonia. "Ya hay alguna iniciativa en este sentido, la empresa de ferris Baleària posee una Fundación que se ha comprometido con el cuidado del medio ambiente, pero se podría ir más allá, las empresas emisoras de CO2, podrían destinar parte de los fondos que dedican a pagar por sus emisiones a evitar la pérdida de Posidonia"

La presencia de praderas de posidonia da fe de la buena calidad del agua, ya que  solo prosperan en aguas limpias y sanas. Ejemplo de ello es el color azul turquesa de las aguas de Formentera, color que desaparecería sin la posidonia, por eso Duarte ve con buenos ojos la implicación del sector privado en la preservación de la planta, porque, a su juicio, "mantiene muchas de las características más importantes para el turismo como el buen estado de las costas, el color de las aguas, genera muchos bienes y servicios por lo que los empresarios deberían de invertir en ella".

Iniciativas no renovadas

El mayor conjunto de praderas de posidonia se encuentra en Baleares, con una superficie total de 46.459 hectáreas. En 2001 la Unión Europea  aprobó el proyecto Life-posidonia, un plan impulsado en 1999 por el  Gobierno balear para realizar actividades de recuperación y preservación  de las praderas de posidonia de sus costas, que no se materializó hasta  2006 .

El presupuesto anunciado del proyecto fue de 5,9 euros, financiado al 50 % por la UE y el Gobierno  balear. Con él se instalaron 113 boyas ecológicas en Ibiza y Formentera.  En total, el número de boyas instaladas en los 14 Lugares de Interés  Comunitario (LIC) alcanzó las 394. 

Sin embargo, el proyecto preveía la creación de 1.125 puntos de fondeo de gestión pública para evitar que las anclas dañaran la posidonia  y la creación de reservas marinas.

El proyecto ya ha finalizado, pero desde la Consejería de  Agricultura, Medio Ambiente y Territorio afirman que el plan ha asentado  las bases para la regulación de fondeos. Este verano el ejecutivo del archipiélago ha colocado 382 boyas para regular el fondeo recreativo.

Otros usos

Pero la posidonia no es solo beneficiosa para el turismo, ya en el siglo XV, según textos históricos, las hojas secas de la posidonia oceánica sirvieron como remedio en las malas noches que pasaba el Papa Julio III en Roma. Con ellas rellenaron un colchón para el Pontífice que, desde entonces, dejó de sufrir las picaduras de chinches que le impedían descansar.

Actualmente la posidonia puede tener otros usos, como sustrato, hojarasca, apelmazante en plantas de tratamiento de residuos, como embalaje, para tejados, etc. "Pero son utilidades marginales", reconoce Duarte. 

Por otro lado, la asociación Almería Azul ha localizado en Aguadulce un arrecife en un muy buen estado de pradera de posidonia. Se trata de un espacio que lleva allí cientos de años que ha permanecido inexplorado hasta entonces.