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"Dejad de vigilarnos", piden los activistas de Internet al gobierno estadounidense

  • Más de 80 organizaciones, empresas y entidades apoyan la propuesta
  • Han conseguido 120.000 firmas en unos pocos días
  • Exigen que se conozca el alcance del espionaje, se cambie la ley y se castigue a los responsables

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Portada de Stop Watching Us
Portada de Stop Watching Us

Al poco de conocerse la filtración de los datos del programa de ciberespionaje Prism con el que Estados Unidos parece haber estado espiando a través de Internet a usuarios de todo el mundo durante años, las reacciones se han ido sucediendo. 

Decenas de organizaciones, entidades y figuras públicas están manifestando su apoyo a través de Stop Watching Us (Dejad de vigilarnos), una página de recogida de firmas y 'llamada a la acción'. En ella se pide al gobierno que explique claramente hasta dónde han llegado esos programas de espionaje en los últimos años y se le insta a tomar medidas claras al respecto.

En la web en cuestión ya han firmado más de 265.000 personas. Además de que cada nombre se presenta ante el congreso norteamericano solicitando conocer la información sobre el ciberespionaje también sirve como registro para recibir por correo información puntual sobre los acontecimientos y otras actividades que se planea llevar a cabo al respecto.

Entre las organizaciones más representativas y conocidas por el público de Internet están la ACLU (American Civil Liberties Union), el Center for Democracy and TechnologyDaily Kos, la Electronic Frontier Foundation, GNOME, Greenpeace USA, el proyecto Internet Archive, la fundación Mozilla, Tor y la World Wide Web Foundation.

Además de algunos políticos y personalidades que suelen participar en este tipo de temas (como John Perry Barlow, uno de los fundadores de la EFF, o Cory Doctorow, un escritor y ciberactivista de la cultura libre) también están apoyando la propuesta empresas, desarrolladores de software y creadores de contenidos: desde la gente de AdBlock Plus al popular blog Boing Boing, el buscador DuckDuckGo,  y agregadores de noticias como Reddit y 4Chan, entre otros.

Curiosamente en la web hay un apartado para listar los "miembros del congreso de los Estados Unidos" que apoyan la causa, pero todavía permanece vacío.

Ilegalidad e ineficiencia

Algunos de los activistas también apuntan no solo a la ilegalidad de todo el asunto sino a la ineficiencia de planteamientos como los de Prism de espiarlo todo de forma masiva: "Tener un pajar más grande no es que ayude precisamente a encontrar la aguja con la información que necesitas", en palabras de John Perry Barlow.

Las peticiones concretas que se están haciendo desde Stop Watching Us se centran básicamente en tres: una auditoría para conocer en qué han consistido exactamente las actividades del programa Prism; una reforma de la ley (Patriot Act) que impida espiar a los propios estadounidenses y que se castigue a los responsables de las organizaciones implicadas (especialmente la Agencia de Seguridad Nacional y la CIA) en caso de que hayan incumplido con lo que indica la constitución estadounidense.

El enfrentamiento probablemente será largo y tedioso: en el proyecto Prism están incluidas al menos nueve grandes empresas norteamericanas como Apple, Facebook, Google o Microsoft, cuyos servicios están desplegados por todas partes del mundo y que dan servicio a literalmente miles de millones de personas de todo el planeta. El hecho de que muchas de ellas además ofrezcan servicios de computación en la nube y que otras grandes empresas internacionales hayan migrado a esos servidores todos sus datos hará el análisis más complicado.

Por poner un simple ejemplo, el BBVA migró más de 100.000 cuentas de correo de sus empleados en 26 países a los servidores de Google, algo que se calculó que le cuesta unos 45 millones de euros anuales. 

Ahora la privacidad de esas cuentas está en entredicho. Lo mismo que la de todos los usen servicios o tiendas de Apple, Microsoft, Dropbox, Skype, Yahoo... La lista parece interminable. La fragilidad de la información personal y la privacidad tal vez haya sido rota para siempre, más allá de lo que muchos de estos mismos activistas que ahora siguen protestando temían hace años.