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Así alucina la gente con sus futuristas gafas Google Glass

  • Varios miles de personas preseleccionadas las prueban hace semanas
  • En lo positivo destacan nuevas experiencias únicas y diferentes
  • Lo malo: duración de la batería y preocupación por la privacidad de los demás

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Puede que sea un gran éxito y todos acabemos llevando unas encima, puede que sea un fracaso estrepitoso y dentro de unos años nos riamos de él: pero lo que está claro es las Google Glass, las famosas gafas de Google no están dejando indiferentes a nadie.  

En las últimas semanas se han estado publicando en revista y blogs todo tipo de fotos, vídeos, reseñas detalladas y comentarios de los cientos de miles de 'elegidos' que han podido probarlas como parte del programa piloto de Google. Unos 8.000 agraciados que no solo ha tenido que 'hacer cola', sino además comprarlas en edición limitada por el nada despreciable precio de 1.500 dólares (unos 1.100 euros).

Recordemos en qué consiste el invento: unas gafas con diseño futurista que llevan incorporada una mini-pantalla que superpone imágenes semitransparentes delante de los ojos, haciendo que parezca que estamos viendo 'en el aire', un monitor de 25 pulgadas que cuenta con funciones como grabadora de vídeo, cámara de fotos, micrófono, reconocimiento de voz y conexiones inalámbricas.

Cómo funcionan las gafas de Google

Las gafas simplemente se llevan puestas normalmente; con decir en voz alta "OK Glass" se activará el reconocimiento de voz. Con frases sencillas en inglés como "Take a picture" (haz una foto) o "Show me the weather for tomorrow" se acceden a las funciones e información. 

La información capturada se va sincronizando de forma inalámbrica con el teléfono inteligente que todos llevamos encima hoy en día. De momento tiene que ser Android, pero ya han anunciado que también funcionará con los iPhone de Apple.

Dicen que es difícil hacerse una idea de lo revolucionario que puede llegar a ser un nuevo invento que realmente transforme nuestra vida cotidiana hasta que se prueba, y de hecho probablemente las Google Glass entren en esa categoría. Desde el principio se han levatado suspicacias sobre su capacidad con el reconocimiento de voz, la duración de la batería o la calidad de la cámara. Algunos dicen incluso como un alto porcentaje de las personas necesitan gafas 'de ver' no podrán usarlas con el diseño actual.

Comentan que las personas que necesitan gafas 'de ver' no podrán usar Google Glass con el diseño actual

Respecto a las situaciones sociales, recordemos que las Google Glass puede tomar fotos en todo momento, algo que algunos piensan es demasiado "invasivo en cuestiones de privacidad". Incluso el anterior presidente de Google, Eric Schmidt, ha afirmado que "obviamente hay lugares en los que llevar puestas las Google Glass es inapropiado". 

Hay quien ya apoda a las Google Glass como "el sueño de todo acosador". Pero recordemos que cuando surgieron los primeros teléfonos móviles en miniatura con cámara fotográfica la gente pensaba exactamente lo mismo, y ahora vivimos rodeados de cámaras (con sus buenos y malos usos, como casi todo en la vida).

Hackeando Google Glass

Lo primero que la comunidad hacker ha hecho con las Google Glass ha sido "romper su código" accediendo al sistema operativo y estudiando cómo se pueden modificar las funciones incorporadas. 

Uno de los primeros desarrollos ha sido un software llamado Winky que permite tomar fotos sigilosamente sin tener que hablar, con solo guiñar un ojo.  Google ha anunciado que todo su código para las Google Glass será libre y que cualquiera podrá modificarlas para sacarlas mejor partido, un punto a favor para los más apasionados por conocer sus intríngulis o crear aplicaciones. 

Usuarios 'alucinados' por la aplicación de las gafas

Entre el grupo de los más 'alucinados' por las gafas de Google está Robert Scoble, un conocido bloguero experto en tecnología y antiguo evangelista de Microsoft. Tras enviar fotos de sus andanzas con las gafas, incluso desde la ducha (demostrando así de forma empírica que tienen cierta resistencia al agua) ha dicho que "no quiere vivir un día más sin llevar puestas unas gafas inteligentes".  

Su sensación es que la expectación creada entre la gente es superior a la de cualquier otro producto, pero que difícilmente se venderán muchas si cuestan más de 500 dólares (en cambio a  200 o 300 dólares podrían venderse como churros).

Entre las aplicaciones curiosas que la gente les ha encontrado están las de profesores como Andrew Vanden Heuvel, que enseña física por internet y se llevó las gafas al Gran Colisionador de Hadrones del CERN de Suiza para dar una clase de física a distancia. Como se puede usar el chat para grupos Google Hangout de forma directa, pudo dar la lección dando vueltas en bicicleta por las instalaciones.

Respecto a la cámara de 5 megapíxeles, la gente dice que la toma de fotos es instantánea (sin retardo apreciable), un punto interesante. Los cristales de las gafas son intercambiables y vienen con dos: normales y de sol. El plástico de las gafas en sí dicen que está bien de calidad pero que se mancha mucho con las huellas. Y el nuevo gadget tiene un punto de simplicidad: tan solo hay un botón, para encender y apagar.

Posibles usos en educación o medicina

Dave Winer, otro veterano de la tecnología Internet, resumió posibles usos que ha visto para las Google Glass y en los que no había pensado antes. Entre ellos: para profesores consultando datos mientras dibujan en la pizarra, como teleprompter para presentadores de televisión o para médicos que pueden consultar radiografías, escáneres o historiales mientras hablan con los pacientes. 

Otros usos que se antojan relativamente sencillos incluyen arquitectos que puedan ver construcciones virtuales en 3-D sobreimpresas al visitar un edificio (realidad aumentada), como pulsómetro o monitor de datos físicos para deportistas o como intérprete del lenguaje de signos. La clave es que estas gafas se pueden usar para ver y hacer algunas tareas sin tener que usar las manos.

Jack Dorsey, de Twitter cree que las Google Glass tendrán futuro, pero tal vez de aquí a 5 o 10 años.  Dice que quizá triunfen las gafas o quizá alguno de los 'relojes inteligentes' o dispositivos del 'yo cuantificado' que también están de moda. 

El empresario francés Loic Le Meur, por otro lado, ha estado debatiendo con sus seguidores en las redes sociales cuáles son los usos que la gente le daría a las Google Glass –entre ellos, tuitear, que ya está confirmado porque se han visto tuits emitidos desde algunas gafas– y compartiendo enlaces útiles (o simpáticos) como el fotoblog Fotos de hombres con las Google Glass puestas.

Contras de las gafas de Google

Tim Stevens de Engadget estuvo probándolas y una de sus mayores críticas fue a la batería: dice que tras unas cinco horas de uso normal incluyendo leer algunos correos, tomar algunas fotos y grabar algo de vídeo la batería está muerta – y en las especificaciones tampoco se indica una duración media ni cuál es su capacidad teórica. Otros dicen que no llega a durar ni cuatro horas momento a partir del cual ya puedes quitártelas – a menos que te guste llevar puesto un chisme en la cabeza que no sirve para nada.

En The Atlantic critican no solo la duración de la batería sino también la seguridad del dispositivo, su pantalla (que "no es que respete mucho la calidad de los colores precisamente") y su diseño industrial: la forma y tamaño de las Glass no encaja adecuadamente con los rasgos faciales de todas las personas. La solución, dice Google, será que quizá se vendan adaptadas y junto a gafas convencionales.

¿Veremos como tipos extraños venidos del futuro a los primeros que lleven sus Google Glass por la calle? Bueno, recordemos como dice Venture Beat que lo mismo pensábamos hace un par de décadas sobre la gente que sacaba su móvil-ladrillo y lo exhibía en plena calle. Y aquí estamos: en situaciones sociales de todo tipo en las que lo raro empieza a ser ver a alguien sin el móvil en la mano.