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Espido Freire: "Algunas empresas en España funcionan como cortes medievales"

  • Publica Los malos del cuento. Cómo sobrevivir entre personas tóxicas
  • En el libro habla de psicópatas, vampiros, brujas y otros monstruos sociales
  • Puedes leer el encuentro digital de RTVE con la autora pinchando aquí

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La maldad existe. Las personas malas, también. Espido Freire (Bilbao, 1974) lo dice bien claro en su último ensayo, Los malos del cuento. Cómo sobrevivir entre personas tóxicas (Ariel), en el que nos advierte del peligro que corremos, día a día, rodeándonos de personas tóxicas, ya sean psicópatas, vampiros, brujas, manipuladores o narcisistas. En el trabajo, en casa, en la familia... Mucho cuidado, porque estos monstruos de carne y hueso están por todas partes y hay que salir corriendo a tiempo.

En el libro hablas, apoyándote en cuentos clásicos y en la mitología, de vampiros, brujas, ogros, psicópatas y manipuladores. ¿Cuál es, a tu juicio, la especie más peligrosa?

Depende. Según cuál sea tu carácter atraerás a un tipo de persona tóxica o a otra. Es posible que no pase ningún hombre lobo por tu vida, pero sí que una madrastra te la destroce. Y para otras personas se invertirá. Tiene que ver con tu carácter, con la buena o mala suerte que tengas en la vida y también con el entorno en que te hayas educado o criado.

– ¿Por qué crees que hay gente que piensa que las personas malas no existen?

Pues no lo sé. Es cierto que ha habido personas que, ahora con la promoción del libro, me han comentado o bien que no existían las personas malas o bien que eran redimibles. O que estaban enfermos. Y me está costando mucho que la gente entienda lo que dicen los expertos, es decir, que existen personas a las que les compensa hacer el mal.

Creo que también sucede esto porque es difícil de entender y de asumir. Y quizás también por una creencia natural o asociada con el Catolicismo, que defiende que el hombre es bueno por naturaleza y cree que hay posibilidad de reinserción. Y porque a veces no detectamos como una conducta malvada lo que sí lo es. Hasta que no nos dañan físicamente o nos arruinan o hasta que no nos vemos en la consulta del psicólogo no nos damos cuenta de que nos estaban destrozando.

"Los malos de ahora son más descarados y visibles"

– ¿Crees que en este cuento que vivimos –enmarcado en una crisis económica y de valores– hay más malos que en cuentos anteriores?

Pues se está produciendo un fenómeno muy curioso. Por un lado, son más descarados y más visibles. Y por otro, estamos mostrando mucha menos tolerancia hacia ellos. Algunas de las escenas que estamos viendo en los tribunales o en las páginas de los periódicos desde hace algún tiempo no se habrían dado antes. Sin embargo, ahora exigimos que se haga justicia, aunque es cierto que lo exigimos menos de lo que debiéramos.

– ¿Por qué has decidido publicar este libro sobre personas tóxicas?

Lo habría publicado incluso antes, lo que ocurre es que a veces has de dar con el editor adecuado o con la sensibilidad adecuada. Eran ya muchas las conversaciones que tenía sobre este tema y había escrito muchos artículos con la suficiente perspectiva como para darles forma de libro.

– Te habrás tenido que documentar bastante.

Sí, he hablado con psicólogos, psiquiatras, sociólogos, juristas, periodistas, abogados, profesores, víctimas… He querido comprobar que los datos eran adecuados y que la visión que daba también era la adecuada.

– En este mundo plagado de egoísmo y competitividad vemos a muchos más psicópatas que antes, afirmas en el libro. ¿Cómo son los psicópatas?

Una cosa es el psicópata y otra es el sociópata, que tiene más que ver con el mundo en que estamos viviendo. Una sociedad como la nuestra que fomenta la competitividad a edad muy temprana mostrará muy poco respeto hacia quien muestra compasión.

Una de las características de la psicopatía es la carencia de empatía. Todos, o al menos los que estamos sanos, nacemos con empatía, pero hay que desarrollarla. Es decir, que si fomentamos la agresividad, el orgullo o la falta de humildad tendremos más comportamientos psicopáticos.

Por eso es muy importante, aunque los psicópatas no se curan, la prevención, que estemos en un entorno seguro. En una sociedad que señale al malvado. Resumiendo, el psicópata carece de empatía, no detecta sus errores y ve a las personas como medios para lograr sus fines.

"Para que las empresas se curen han de caer cabezas"

– Trazas en el libro un buen perfil del jefe tóxico. ¿Qué debemos hacer ante un jefe controlador, poco empático y que trata a sus empleados como si fueran números?

Lo primero que hay que hacer es descubrir si esa persona es psicópata o si tiene un puesto que le obliga a adoptar determinadas conductas. No es lo mismo. Un jefe que está obligado a llegar a unos resultados y que está pasando por un momento difícil puede mostrarte una cara que no es, en realidad, la de un psicópata. Sin embargo, puede existir otro jefe que, sin necesidad de que nada ni nadie le empuje, sea un verdadero psicópata.

¿Y qué hay que hacer? Pues depende de la resistencia psicológica de cada uno. Y también de la situación económica que tengamos. Cuando ya es un mobbing hay herramientas que pasan por la denuncia.

– ¿Por qué escribes que algunas empresas no son sistemas modernos de producción donde se motiva a los trabajadores, se fomenta el buen ambiente y donde se respeta de verdad a los trabajadores?

Lo escribo porque es mi experiencia. Y porque es un modelo muy arraigado en España, donde algunas empresas funcionan como auténticas cortes medievales. Si esto no fuera así no nos encontraríamos ahora con tantos expedientes de regulación de empleo (ERE), por ejemplo. Si la gente estuviera más involucrada no se les trataría como siervos, que es lo que ocurre en muchos casos.

– Pero las que están enfermas son las empresas, ¿no?

Sí, son estructuras tóxicas.

– ¿Y cuántos años nos quedan en este país para que las empresas se curen?

¡Uf! (Espido levanta la mano, como diciendo: “muuuucho”). A ver, aquí lo económico y lo político está muy entrelazado. Y no sabemos qué parte de las dos está más corrupta, si la económica y la política. Y a esto hay que ponerle remedio. Y se le puede poner. Esto es una cuestión de investigar, de hacer auditorías y que caigan cabezas. Y ha de haber penas ejemplares.

– Es decir, que es posible que nos curemos.

Sí, pero hay que querer.

– ¿Y no queremos?

Hasta ahora no se ha querido. Lo que pasa ahora es que la gente está muy harta y ha llegado a su tope moral. Se ha dado cuenta de que necesitamos un país nuevo.

"Un buen jefe es flexible, sabe escuchar y aprende de los demás"

– ¿Qué cualidades ha de tener un buen jefe?

Flexibilidad (sonreímos malvadamente las dos), capacidad de aprendizaje, capacidad de escuchar a los demás, liderazgo –que no es lo mismo que mando- y una gran capacidad organizativa.

– ¿Y un buen compañero?

Pues aquí la empatía es muy importante. Tiene que existir un propósito común, hace falta una cierta competitividad, pero con unos límites. Un compañero tiene que ser transparente, honesto y tiene que ajustarse a lo que esa empresa considera como profesionalidad.

Al compañero nunca debes pedirle que haga tu trabajo, además.

– El mobbing o acoso laboral contamina cada vez más el ambiente profesional. ¿A quiénes eligen los acosadores como víctimas?

A los que les dan lo que ellos quieren sacar. Cada acosador busca algo: o poder, o tu puesto de trabajo, o ser tú… O sexo. O atención. Hay veces, es cierto, que se da un poco de todo. Generalmente los acosadores eligen a alguien inseguro y que deja abierta una puerta. El acosador no llega a ti a menos que tú le abras una puerta. Les pasa como a los vampiros. Y en esa inseguridad se apoya. Si tú tienes miedo de ser una mala persona, te pedirá favores. Si no te sientes segura de tu capacidad, la cuestionará. Si no estás seguro de tu apariencia, irá por ahí. Con lo cual hay tantos tipos de acosadores como tipos de víctimas.

Suelen ser también personas que sobresalen, que son muy visibles.

– ¿Qué tipo de toxicidad tienen los políticos corruptos, tan de moda últimamente?

Muchos de ellos son gatos con botas: “Hazme un favor y yo después te hago otro”. ¡Pero tienes dónde elegir! Hay políticos que se comportan como Euristeo ”Me vas a hacer un trabajito”, o como Caín, porque lo que quieren es destrozar al otro, o como madrastras. Porque son personas que actúan…

– Con envidia.

Exactamente.

– Pues estamos fatal, Espido…

No, no, ya estábamos fatal antes. No estamos particularmente peor. Lo que ocurre es que ahora estamos tomando conciencia de muchas cosas. Y estamos todos más tristes. Antes había más euforia. Ahora hemos perdido la esperanza, la ilusión. Y hemos ganado mucha tristeza. Entonces esa melancolía te impide ver lo bueno que tienes, que también lo hay. Todo nos da miedo, todo nos abruma, nos supera. Tenemos la sensación de que todos nos roban, todos nos engañan… Pero esa situación está también inducida.