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La palabra de Pasolini, el poeta incómodo, más viva que nunca en un cómic

  • Es obra del dibujante, escritor, músico y 'performer', Davide Toffolo
  • Passolini apareció muerto, golpeado y atropellado, en noviembre de 1975

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Fragmento de una viñeta de 'Pasolini', de Davide Toffolo
Fragmento de una viñeta de 'Pasolini', de Davide Toffolo

La vida y obra del poeta y cineasta Pier Paolo Pasoli nunca se agota, todo lo contrario. Su pensamiento lúcido e inconformista está más vivo que nunca, como demuestra la novela gráfica Pasolini (451 Editores), del autor italiano Davide Toffolo, que recoge sus palabras de entrevistas, libros, textos y citas.

Dibujante, escritor, músico y 'performer', Davide Toffolo ha viajado al otro lado del espejo con esta novela gráfica que los editores dedican al recientemente fallecido Félix Romeo, que fue el descubridor de este curioso y bello volumen en Italia y quien iba a encargarse de su traducción al castellano.

Toffolo, en el mes en que Pasolini hubiera cumplido 90 años -esto es, el pasado 2 de noviembre-, realiza un minucioso trabajo de documentación a través de todas las entrevistas, citas y declaraciones del intelectual, sobre la sociedad, la cultura, el arte, la burguesía, la homosexualidad e incluso sobre su sórdida muerte.

Sus asesinos se ensañaron

El autor de "Chicos del arroyo" o de "Una vida violenta" apareció muerto, golpeado y atropellado, el dos de noviembre de 1975 en un descampado cercano al mar de la ciudad de Ostia, no lejos de Roma, una muerte a la que precedieron muchos ataques de "homófobos o fascistas", como afirmaron los abogados de la familia del artista.

Así, Pasolini es una novela gráfica realizada con un trazo fino, escueto y en blanco y negro, con un Pasolini que entre sueño y realidad vuelve al día a día de hoy, porque Toffolo se lo ha encontrado en un "chat" en Internet, y establecen con él una serie de citas.

A caballo entre el diario y el reportaje, Toffolo entabla una larga conversación con Pasolini en la que el autor de películas tan emblemáticas como "Teorema", "El Decameron" o "Saló o los 120 días de Sodoma", dice que "el único sentido posible" de la vida es "un sentido existencialista, la necesidad de expresarse, lo mismo que se tiene la de comer, de dormir, de existir, ese es el sentido".

"Como ha podido comprobar -continúa-, la historia de mi vida es la historia de mis libros...", añade.

Poeta por encima de todo

Contestatario y crítico, intelectual incómodo y siempre en guerra con la cultura burguesa, Pasolini va tirando del hilo de su sentir y su pensamiento y de lo que es la base de toda su poesía: "La burguesía neocapitalista -dice- siempre consigue de alguna manera eliminar de entre sus hijos a los que ni son obedientes ni desobedientes. El orden exige la obediencia total".

Poeta por encima de todo, Pasolini nació en Bolonia, el 5 de marzo de 1922. Hijo de un conde arruinado, desde niño optó por vivir con su madre ante las desavenencias de sus padres, y desde muy joven se sintió escritor, pero luego dijo sentirse cineasta por el uso que hace la imagen de la realidad.

"La pasión que había tomado forma de literatura, se había despojado del amor por la literatura, convirtiéndose en lo que de verdad era, es decir, una pasión por la vida, por la realidad. Y así elegí ser cineasta", explica el intelectual italiano, que desmiente que tuviera tres ídolos, Jesucristo, Freud y Marx, como se le achacaba: "Mi único ídolo es la realidad".

Este libro también incluye el texto del Partido Comunista Italiano redactado el 29 de octubre de 1949 en el que se comunica al poeta la expulsión del partido "por indecencia moral".

"Nos basamos -dice la nota- en los hechos que han determinado una sanción disciplinaria al poeta Pasolini para denunciar una vez más las deletéreas influencias de determinadas corrientes ideológicas y filosóficas de gente como Gide, Sartre y otros poetas y literatos igualmente ensalzados..."

El escritor Félix Romeo escribió que "Pasolini" es un viaje al otro lado. No hay tiempo lineal, sino intelectual. Ha desaparecido el antes, el después y el ahora...".

El escritor italiano concluye, en este libro-viaje, dejando un mensaje de debate tremendamente actual. "La burguesía reduce todo a mercado. La poesía, en cambio, no es mercancía porque no se puede consumir. Es hora de decirlo: el hecho de comparar la obra con un producto y a sus destinatarios con consumidores puede ser una metáfora divertida y graciosa, pero nada más...".