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De Tahrir a Wall Street, el malestar ciudadano aspira a hacerse global

  • La ola de manifestaciones en todo el mundo tiene motivos dispares
  • Internet ha contribuido a que los movimientos compartan experiencias
  • Las malas perspectivas económicas podrían alentar nuevas movilizaciones

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Este sábado, 15 de octubre, los “indignados” de todo el planeta están convocados a salir a la calle y protestar. La iniciativa United for Global Change (Unidos por el Cambio Global) nació como un evento en internet y se ha difundido, como ya es método habitual en los movimientos ciudadanos recientes, a través de las redes sociales y de grupos activistas locales.

En más de 800 ciudades, según se asegura en la página web creada al efecto, hay prevista algún tipo de acción: de Nueva Delhi a Nueva York, Santiago de Chile, París, Bruselas, Madrid, Tel Aviv, el Cairo o Rabat. Pero, ¿existe realmente un movimiento global? ¿Qué pueden tener en común el 15m en España con las protestas en Egipto o Túnez, en pleno proceso de transición tras la “primavera árabe”, las acampadas por la vivienda en Israel u Occupy Wall Street en Nueva York?

¿Un nuevo internacionalismo?

“Quienes protestan en una lista creciente de países (…) cada vez más enlazan sus acciones explícitamente a las revoluciones populares que han sacudido el Próximo Oriente”, dice Peter Apps, analista de la agencia Reuters.

Las revueltas árabes parecen haberse convertido en la inspiración de este largo verano de manifestaciones. “Hagamos de Wall Street otra Plaza Tahrir”, puede leerse en un cartel en Nueva York. Durante presentación del evento ante la prensa en Madrid, Marta, de Democracia Real Ya, lo explicaba gráficamente: "Ellos encendieron la chispa, nosotros hemos soplado".

Sin embargo, la reivindicación principal en países como Yemen o Siria es el derrocamiento del gobernante autoritario, sin descartar el recurso a las armas, y sus sustitución por una democracia representativa, con partidos políticos y elecciones periódicas. Justamente el sistema cuyo funcionamiento cuestionan los "indignados".

En Europa y EE.UU., en cambio, las protestas están directamente relacionadas con la crisis económica y financiera y puede decirse que nacieron en Islandia. Allí, a finales de 2008, Hordur Torfason inició una protesta individual frente al Parlamento que desembocó en un movimiento popular, la dimisión del Gobierno y el juicio al ex primer ministro.

“Fue una protesta contra la violencia del mundo financiero, y porque los políticos eran demasiado cercanos a los codiciosos, a la corrupción”, cuenta Torfason en conversación telefónica con RTVE.es desde Islandia. El activista reconoce las diferencias con la “primavera árabe” pero cree que el motivo último del descontento es el mismo: “Unas pocas personas acumulan el dinero y el poder”.

Según el exdirector general de la UNESCO y presidente de la Fundación Cultura de PazFederico Mayor Zaragoza, "en los 80 dejamos que los principios democráticos fueran sustituidos por las leyes del mercado". "Ahora los políticos están a los pies del mercado", lamenta.

“Aunque en Europa, la crisis financiera puede ser prioritaria – explica Carolina, de la comisión de Internacional de Acampada Sol - hay un marco compartido" con el resto del mundo: "señalar cuáles son los poderes que impiden el desarrollo de las personas, ya sea financiero, militar, político o mediático”.

“El movimiento no es clónico, pero se coincide en las formas de funcionamiento”, especialmente el funcionamiento asambleario, horizontal y pacífico. “Lo que queremos es cambiar las cosas, respetando las diferencias”, añade.

Unidos por internet

“La clave para todo esto es internet: la información, la conexión”, sentencia Torfasson. "Por fin es posible que el pueblo se exprese" opina Mayor Zaragoza, hablando de las tecnologías de la información.

Las redes sociales, en especial, han ayudado a conectar a quienes piensan de manera similar, a compartir experiencias colectivas, lemas e incluso materiales plásticos: fotografías, vídeos, carteles… que dan la vuelta al mundo en pocas horas.

El caso más claro es Occupy Wall Street, la protesta que se inició el 17 de septiembre en Nueva York y se ha extendido por otras ciudades de EE.UU.  La convocatoria es hija del 15m. "Es el mismo movimiento, nos contactaron hace meses”, dice Miki, de la Comisión Internacional de Acampada Barcelona.

Además, pueden señalarse otros puntos comunes en estas protestas:

- La acción directa pero mayoritariamente pacífica, con ocupación de un espacio público como ágora o símbolo del poder popular: Tahrir, Sol, Wall Street, un bulevar en el centro de Tel Aviv…

- El descontento con la situación económica, ya sea la crisis económica y financiera o el aumento de los precios de los alimentos y la alta tasa de paro juvenil en los países árabes.

- La desconfianza respecto a las élites gobernantes o los políticos, democráticos o no, a los que se considera alejados de la población y entregados a los poderes económicos. Una desconfianza acentuada por las revelaciones de Wikileaks.

Este rasgo se desdobla en dos: el creciente protagonismo de personas anónimas o movimientos no jerarquizados (Anonymous, por ejemplo) y la búsqueda de la democracia directa (15M). Islandia es, de nuevo, pionera: los ciudadanos (en un país de 300.000 habitantes)  han participado a través de las redes sociales en la reforma de su constitución.

- La defensa de “lo público”, en sus más distintas formas: en India, como una campaña contra la corrupción en la administración; en Chile, por una educación gratuita; en España, contra los recortes en sanidad y educación.

- Mayoritariamente (pero no solo) nutrido por jóvenes de la generación post-Guerra Fría, que ven su futuro con incertidumbre debido a la crisis.

¿Han conseguido algo?

Otra diferencia destacable son los objetivos concretos que los activistas persiguen en cada país. Si en India se exigía, y se consiguió, ampliar la legislación anti-corrupción, en Israel los manifestantes pro-vivienda llevaron sus quejas hasta el Parlamento, aunque sin resultado. Occupy Wall Street, por su parte, pone en su punto de mira al sector financiero de EE.UU. que recibió ayudas públicas.

En el 15m, criticado a menudo por la falta de concreción de sus propuestas, creen que “la apuesta es elaborar modelos de democracia directa, cambiar el modelo de toma de decisiones. Después se propondrán los proyectos concretos, en los que hay comisiones trabajando”. “Hay un objetivo básico que ya se ha c”, dice Miki.

“Hace tres años, cuando comencé a manifestarme, nadie sabía de qué hablaba, y ahora todo el mundo lo sabe”, señala Torfasson. “La gente se está despertando y los políticos y financieros están asustados, y eso es bueno”, ironiza.

Algunos expertos creen que las malas perspectivas económicas contribuirán a alentar las protestas. “Definitivamente, va a ser una tendencia de varios años, puede que una década”, opina tina Fodham, jefa de análisis del banco estadounidense Citi. “Hasta ahora, su impacto político ha sido mínimo, pero esto puede cambiar. Un periodo extendido de bajo crecimiento o estancamiento puede galvanizar estos movimientos emergentes en fuerzas políticas”, subraya Fodham.

Mayor Zaragoza se muestra confiado en que "nuestra democracia se puede mejorar muchísimo" con la participación ciudadana. Por su parte, desde Acampada Sol advierten: “En Estados Unidos se acaba de prender la mecha. Los próximos meses va a ser brutal…”