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La cueva de Bin Laden era un lujoso fortín

  • Los investigadores valoran en un millón de euros el valor de la residencia
  • Convivían tres familias en ella, sin internet, teléfono ni televisión
  • Apenas contaba con ventanas al exterior, a pesar de su gran tamaño

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Exterior de la casa de Bin Laden, en la ciudad de Abbottabad, a sesenta kilómetros de Islamabad, capital de Pakistán.
Exterior de la casa de Bin Laden, en la ciudad de Abbottabad, a sesenta kilómetros de Islamabad, capital de Pakistán.

Desde los atentados del 11 de septiembre de 2011, Osama Bin Laden ha sido el enemigo número uno de los Estados Unidos y del resto del mundo. Nadie ha sido tan buscado en la última década ni se han invertido tanto recursos en localizarlo.

Se le buscó por medio oriente próximo y en especial en Afganistán y Pakistán, pero normalmente, se pensó que su paradero estaría en inexpugnables cordilleras como la de Tora Bora, o en cuevas inaccesibles.

Fue hace cuatro años, cuando se siguió el rastro del que se considera mensajero de confianza de Bin Laden. Residía en un lujoso enclave a sesenta kilómetros de Islamabad, la capital de Pakistán. Y allí, en Abbottabad, se encontró definitivamente al terrorista más buscado de la década.

En las cercanías de la ciudad, se encuentra la más prestigiosa academia militar de Pakistán.

Una residecia en un destino vacacional

El complejo está en uno de los principales destinos vacacionales del país, y ha sido valorado en un millón de euros. Cuenta con tres plantasprotegidas por altos muros de entre cuatros y seis metros, coronados por alambres de espino, según informa Reuters.

La casa apenas contaba con ventanas que dieran al exterior, a pesar de la localización, y de tener unas dimensiones unas ocho veces superior al de las casas que le rodean. Muros fortificados también eran parte de la estructura interna de la casa.

En este complejo residían tres familias, la del mensajero, la de su hermano y la de Bin Laden. Apenas tenían contacto con el exterior. De hecho, aseguran fuentes estadonunidenses, quemaban la basura en casa.

El contacto con el exterior tampoco procedía de las nuevas tecnologías. Ni internet, ni teléfono ni televisor en una casa de enormes dimensiones.