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Los bostezos se contagian entre los chimpancés por empatía

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Ciencia al cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

La duda sigue estando ahí. La razón de los bostezos y por qué se contagian siguen siendo una incógnita. Los científicos siguen buscando una respuesta. La última investigación al respecto la han realizado en la Universidad de Emory, en Estados Unidos, con chimpancés.

Los investigadores han estudiado a 23 chimpancés adultos, separados en dos grupos. Les enseñaron vídeos con el teléfono móvil de otros chimpancés. En unos salían bostezando y en otros haciendo otras labores.

Unas veces los vídeos los protagonizaban miembros de su grupo y en otras del otro. El resultado: bostezaban un 50% más cuando veían hacerlo a miembros de su grupo antes que a congéneres que no conocían.

Matthew Campbell y Frans de Waal son psicólogos especializados en comportamiento animal. Son los científicos que han llevado a cabo el estudio y que han publicado sus resultados en la revista PLoS ONE.

Los científicos consideran que los bostezos sirven como herramienta para demostrar empatía. Para que los miembros de un mismo grupo muestren sus lazos de unión. De igual forma que lo hacen con las sonrisas o cuando fruncen el ceño y con otras muchas expresiones faciales.

Bostezos para despertarnos

Durante mucho tiempo se ha creído que los bostezos servían para inducir al sueño y que proporcionaban una ración de oxígeno extra al cerebro. Pero en los últimos años ha surgido con fuerza otra hipótesis que señala que los bostezos sirven para todo lo contrario, para despertarnos.

Los bostezos refrescan la sangre del cerebro

Científicos de otra universidad estadounidense, la de Albany, estudiaron hace un par de años el aire que entraba en la boca de un grupo de voluntarios humanos y llegaron a la conclusión de que los bostezos refrescan la sangre del cerebro.

Las bocanadas que respiramos enfrían los vasos sanguíneos de la cavidad nasal que envían sangre al encéfalo. Esto ayuda al cerebro a funcionar mejor y aumenta el nivel de alerta.

'Contagio' en cinco especies

En cuanto al contagio de bostezos, se ha documentado en cinco animales: el hombre, el chimpancé, el macaco rabón, el mono gelada y el perro doméstico.

Los científicos de Albany también difieren de la teoría del contagio de los bostezos planteada por los de Emory. Ellos dicen que se contagian por razones de seguridad.

Si los miembros del grupo están decayendo y el sueño les invade, el bostezo les mantendrá despiertos. El fenómeno se expande como la pólvora entre la mayoría de los miembros y así la vigilancia ante posibles peligros será más eficaz.

Sea cual sea la razón biológica de los bostezos la realidad personal de muchos es que cuando llegan, el sueño no tarda nada en sumirnos en sus dulces brazos.

CIENCIA AL CUBO

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