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España no correrá la suerte de Portugal, según los analistas

  • Coinciden en que nuestro país "está haciendo los deberes"
  • La exposición de la banca española a la deuda lusa no contagiará a España

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España ya no seguirá la estela de Portugal una vez que este país, finalmente, se ha visto obligado a solicitar el rescate financiero. La suerte de ambos vecinos se ha separado porque, según insisten economistas y analistas de distintos ámbitos, "España está haciendo los deberes".

"Es similar a un proceso de vacunación: en abril hubo que ponerse la primera vacuna [crisis de Grecia] y provocó una reacción fuerte; en noviembre llegó la segunda dosis de la vacuna [crisis de Irlanda], que también causó una reacción, y ahora ésta es la tercera vacuna [crisis de Portugal], que dará sólo fiebre, por lo que no habrá que ponerse la de recuerdo hasta dentro de 10 años", explica José Carlos Díez, analista jefe de Intermoney.

Para David Cano, director de Afinet Eafi, ni los mercados ni los dirigentes políticos hablan ya "de que si cae Portugal, la ficha siguiente es España".

A continuación, repasamos qué posibilidades de contagio existen en estos momentos entre España y Portugal.

¿Contagio por la desconfianza de los mercados?

Los expertos parecen descartar esta vía de contagio, aunque reconocen que a corto plazo, en los próximos días, puede haber un cierto catarro respecto a los valores españoles.

Por el momento, los mercados han mostrado templanza respecto a España. La prima de riesgo cerró este miércoles en 1800 puntos básicos (en el momento del estallido de la crisis irlandesa llegó a alcanzar los 280), después de que durante la sesión llegara incluso a caer hasta los 177, el mínimo desde el pasado noviembre, antes de la crisis de Irlanda.

En cuanto a la Bolsa de Madrid, este jueves ha abierto casi plana y los bancos españoles que cotizan van asentando sus repuntes según avanza la sesión. Otros valores, sin embargo, sí están registrando pérdidas, aunque muy limitadas.

"España ha ganado en credibilidad", explica José Carlos Díez. "El dominó se para en Portugal", afirma David Cano, quien de inmediato se cura en salud advirtiendo del capricho de los mercados: "Mañana puede que los inversores cambien de opinión y castiguen de nuevo a España".

"Los mercados están en un impasse, a la espera de que ocurre en Europa. Y reaccionarán en función de lo que digan: si Lisboa pide o no el rescate, las condiciones que le impongan y todo lo demás".

¿Reformas pendientes?

La razón de esa separación de destinos es que España está haciendo sus deberes. "Se tienen los caminos que debe seguir muy claros", opina Jordi Fabregat, profesor de Finanzas de ESADE, que destaca que el país ha puesto en marcha una reforma laboral y otra del sistema de pensiones, ha saneado el sistema financiero y "existe voluntad política" para continuar con la reducción del déficit público.

Por eso, y a pesar de las reformas pendientes, tampoco esto servirían de vía de transferencia hacia España de la crisis portuguesa.

"Hemos enseñado más sobre el sistema financiero y su exposición al sector inmobiliario; hemos reducido la necesidad de la banca de recurrir a los préstamos del Banco Central Europeo [en su tasa mínima desde 1999]; los resultados de las empresas españolas han remontado en el primer trimestre, y el Tesoro se ha asegurado gran parte de la financiación para lo que queda de año", completa David Cano esa descripción de los avances.

En este último punto también incide José Carlos Díez, quien destaca que esta nueva crisis en la Eurozona "pilla a España con los graneros de deuda llenos, tanto por las emisiones que ha realizado el Tesoro como por las de las entidades financieras".

En ese punto, con los 28.000 millones de euros en emisiones que ha realizado en lo que va de año, el Tesoro español ya tiene cubiertos los pagos comprometidos por los vencimientos de deuda del mes de abril y gran parte de los de julio. Así, sólo faltaría asegurar los vencimientos de octubre. Además, el precio de esa financiación que ha pagado España es bastante menor que el de su vecino.

Según este experto, para rematar el proceso de cura, debería salir adelante cuanto antes la reforma de la negociación colectiva y también, conocerse los programas adoptados por las cajas de ahorro para garantizar la solvencia exigida por el Gobierno y el Banco de España.

¿Similitud de la situación económica?

La situación de la economía de ambos países tampoco es equiparable. Portugal lleva 10 años con crecimientos muy bajos y sus perspectivas para los próximos ejercicios son peores que las españolas.

"Portugal está en recesión y España no, aunque crezca poco", resume Juan Iranzo, director del IESE.

La actividad económica portuguesa se contraerá de nuevo este año (-1% del PIB) y crecerá solo un 0,8% en 2012, según la Comisión Europea. Mientras, Bruselas espera que España crezca un 0,8% en 2011 y un 1,7% en 2012.

También es peor su dato de productividad: un 40% inferior, lo que significa que en España se necesitan un 40% menos de horas trabajadas para producir lo mismo.

El endeudamiento público de Portugal es uno de los más altos de la Zona euro, sólo superado por Grecia, Irlanda y Bélgica. Según Bruselas, la deuda del Estado supondrá el 88% a finales de este año y superará el 92% del PIB en 2012. Sin embargo, España cuenta con un nivel de endeudamiento del 69,7%.

Como recuerda Fabregat, la clave para que esos números de España no empeoren -y repercutan en su salud financiera- está en asegurar y aumentar el crecimiento y, así, poder reducir el paro, el peor indicador de la economía española.

¿Arrastre por la exposición de la banca española en Portugal?

Este punto no causará problemas, según los analistas. "El rescate a Portugal no arrastraría a los bancos españoles, que poseen mucha deuda portuguesa, sino todo lo contrario: garantizaría el pago de las obligaciones porque las quitas [que obligarían al comprador de deuda a renunciar a parte de su inversión] no se prevén dentro del fondo de rescate actual, sino en el mecanismo que entrará en vigor en 2013", explica Juan Iranzo.

Las entidades bancarias españolas poseían en noviembre de 2010 unos 6.500 millones de euros en títulos de deuda soberana portuguesa. Pero ese dinero no se perdería si se pide el rescate, ya que el objetivo original de esa ayuda exterior es proporcionar liquidez al Estado auxiliado para hacer frente a los pagos pendientes.

¿Perjuicio por la conexión empresarial?

Lo que sí se resentiría por la intervención exterior en Portugal son las relaciones comerciales. Más de 1.400 empresas españolas mantienen inversiones estables en el país vecino y, entre las 870 más importantes generan un 9% del PIB luso.

Esas inversiones podrían verse afectadas si el plan de rescate negociado entre Portugal con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) impone severas condiciones fiscales a cambio de los préstamos financieros, como ya ocurrió en los casos de Grecia e Irlanda.

Esas eventuales medidas de austeridad causarían una contracción de la actividad económica y eso repercutiría en las cuentas de resultados de las empresas. También es probable que lo notaran las relaciones comerciales entre Portugal y España. Las exportaciones españolas -que alcanzaron los 16.578 millones de euros en 2010- podrían recortarse por la reducción del consumo y de la inversión de las empresas lusas.

Como concluye el analista jefe de Intermoney: "La intervención en Portugal no es una buena noticia" para las empresas españolas y las relaciones comerciales entre dos países tan imbricados.