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Cómo entender las 'mid-term' en cinco pasos

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La figura de Obama en el centro de la campaña

El principio del fin de la era Obama, el resurgimiento de los republicanos, el auge del ' Tea Party', el primer examen del gobierno demócrata...Los analistas se esfuerzan estos días por desgranar las implicaciones de las elecciones legislativas de EE.UU., pero ¿qué votan el 2 de noviembre los estadounidenses?

¿Qué son las elecciones mid-term?

Se llaman mid-term porque se celebran a mitad del mandato del presidente,  es decir a los dos años de haber sido elegido en las urnas.

En estos comicios los ciudadanos estadounidenses eligen a los 435 miembros de la Cámara de los Representantes, a 37 senadores -un tercio de la Cámara Alta-, y a 37 gobernadores.

Además, se disputan 18 alcaldías de ciudades importantes y serán elegidos cientos de jueces así como tesoreros, fiscales, directores de educación... en toda la nación.

Y en el estado de California el electorado deberá, además, dar su veredicto sobre la ley que pretender legalizar el consumo de marihuana. 

¿Por qué no se votan todos los asientos a la vez?

El sistema estadounidense está diseñado para que exista superposición, tanto en términos de poder de ambas cámaras como en términos de cuándo son elegidos para ocupar el cargo.

El congreso estadounidense está compuesto por la Cámara de los Representantes y el Senado.

La Cámara de los Representantes es la más amplia de las dos. Se estableció para ser un organismo popular, y el número de escaños de cada estado está relacionado con el tamaño de su población. La idea era que reflejase rápidamente y de forma directa el ánimo del público y ésta es la razón por la que sus miembros se eligen cada dos años.

En la actualidad, hay 255 demócratas ,178 escaños republicanos y dos vacantes.

El Senado,  en cambio, fue establecido como un organismo más reflexivo y su plazo de funcionamiento es de seis años. Cada estado tiene dos senadores independientemente de su tamaño.

En estos momentos,  hay 57 demócratas, dos independientes que suelen votar con ellos, y 41 republicanos. En esta ocasión se votarán 37 escaños, incluyendo el del senador Robert Byrd, que falleció el pasado 28 de junio.

¿Qué está en juego?

La importancia de estas elecciones radica en que el partido ganador controlará el Congreso,  la rama legislativa del Gobierno de EE.UU.

Controlar el Congreso implica poder decidir y legislar sobre asuntos que afectan a la vida de millones de estadounidenses como, por ejemplo, la Sanidad, la Seguridad Nacional o los impuestos.

El Partido Demócrata cuenta con la mayoría en ambas cámaras, aunque en las elecciones de enero de 2010 perdió su "supermayoría" en el Senado (60 votos). Como resultado de esto, los republicanos pueden bloquear o retrasar una propuesta de ley en el Senado si se oponen de forma unánime a ella.

Los demócratas mantienen el control de 59 escaños en el Senado (incluyendo los dos escaños de partidos independientes que se aliaron políticamente con ellos) y tienen una mayoría de 40 escaños en la Cámara de los Representantes.

Además,  2010 es un año del censo y la próxima legislatura va a redistribuir los distritos electorales. El partido que controle este proceso gozará de una ventaja electoral durante los próximos 10 años, ya que en una mayoría de estados, los gobernadores pueden rediseñar la carta electoral en función de los nuevos datos, pero también en función de su orientación política.

¿Cómo influye estar ya en el cargo?

Como ocurre con los presidentes, aquellos miembros de las dos cámaras que históricamente han mantenido un escaño tienen una ventaja sobre sus adversarios, ya que más del 90% son tradicionalmente reelegido para la Cámara de Representantes.

Sin embargo, el partido del presidente en el poder también suele tener un voto de castigo y suele perder algunos escaños en las elecciones de mitad de período o mid-term.

Este año, las encuestas apuntan a un inusual alto nivel de insatisfacción con los miembros en el cargo.

En una encuesta reciente de New York Times/CBS News, el 63% de los consultados expresó su insatisfacción con el gobierno demócrata de Barack Obama.

¿Qué pasa si los demócratas pierden?

Los estadounidenses utilizan el término "gobierno dividido" para describir la situación en la que diferentes partidos controlan el Congreso y la Presidencia. En 12 de los últimos 18 ciclos electorales ha habido "gobiernos divididos".

En determinados momentos, el "gobierno dividido" puede suponer una verdadera lucha de poder entre el presidente y el Congreso.  Por ejemplo, un Congreso controlado por los republicanos cerró servicios gubernamentales no esenciales durante un corto período en 1995 y 1996 porque el entonces presidente Bill Clinton se negó a realizar ciertos recortes presupuestarios.

En la mayoría de los casos, sin embargo, los presidentes son capaces de desarrollar una relación de trabajo con los líderes del Congreso del partido de la oposición.

Como el presidente no es un miembro del Congreso y su único poder directo sobre la labor de éste es su capacidad para vetar propuestas de ley, aprobar una legislación es siempre un proceso de negociación, incluso cuando el mismo partido controla el Congreso y la Casa Blanca.