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El mundo acuerda "intensificar" la ayuda para lograr los Objetivos del Milenio pero no dice cómo

  • La Cumbre del Milenio se cierra con un compromiso de renovar esfuerzos
  • Los países ricos se debaten entre la tasa financiera y mejorar la gobernanza
  • Las ONG critican la abundancia de promesas y la ausencia de concreciones
  • Ban dice que la cumbre ha puesto las bases para lograr los objetivos

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Acaba la Cumbre del Milenio de la ONU

"Estamos convencidos de que los Objetivos de Desarrollo del Milenio pueden lograrse, incluso en los países más pobres, con un compromiso renovado, una implementación decidida y una acción colectiva intensificada por parte de todos los estados miembros y de otros actores relevantes".

Con estas palabras el documento final de la Cumbre del Milenio de la ONU, de 31 páginas, resume la tragedia de esta cumbre de tres días celebrada en Nueva York para reimpulsar los objetivos del milenio en pleno contexto de crisis económica.

O, lo que es lo mismo, se sabe lo que se tiene que hacer pero se ignora cómo lograrlo sin dar más dinero.

El problema de la financiación de la ayuda ha centrado el debate entre las naciones desarrolladas, que han propuesto dos soluciones distintas que en ningún caso suponen una aceleración de su ayuda al desarrollo, una partida susceptible de ser recortada en estos tiempos de planes de ajuste y recuperación lenta tras la crisis de 2008 y 2009.

Tasa financiera versus gobernanza

En un lado se encuentran los que defienden una vieja propuesta convertida en 'financiación innovadora': la creación de una tasa a las transacciones financieras que ayudase a paliar el déficit de ayuda provocado por la crisis económica, una propuesta impulsada por Francia y respaldada públicamente por España.

En el otro, algunos países como Alemania y Estados Unidos, que apuestan por dar la misma ayuda pero mejor gestionada, fomentando que sean los propios países los que fomenten su desarrollo y 'premiando' a aquellos que mejor gobernanza demuestren.

Así, la canciller alemana, Ángela Merkel, ha subrayado que "la ayuda al desarrollo no puede durar indefinidamente. El objetivo es usar los limitados recursos de forma efectiva y la manera de hacerlo es mediante el buen gobierno".

En la misma línea, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha anunciado la nueva política de su país de ayuda al desarrollo, que se centrará en las naciones con más posibilidades de convertirse en economías emergentes y se evaluará de modo más riguroso.

"Estados Unidos va a cambiar el modo" en que planifica su ayuda, de manera que se aliente un "desarrollo sostenible" en lugar de perpetuar la dependencia, "un ciclo que tenemos que romper".

Muchos deberes por hacer

Por su parte, los emergentes han reprochado a los países ricos el incumplimiento de sus compromisos, como ha hecho el primer ministro de China, Wen Jiabao, han criticado a las economías más desarrolladas mediante acusaciones indirectas de que no han mantenido sus compromisos de ayudar a las naciones en desarrollo.

Wen consideró que las economías desarrolladas "deberían honrar sus compromisos y asumir que tienen una responsabilidad hacia los países en desarrollo", además de aumentar hasta el 0,7% del producto interior bruto su ayuda exterior.

A cinco años de la fecha límite, casi un cuarto de la población mundial vive bajo el umbral de la pobreza, 1.000 millones de personas no tiene acceso al agua potable y 2.500 millones carece de servicios de saneamiento básico. Además, otros 1.000 millones sufren hambre y 70 millones de niños están por escoralizar.

Y es que la crisis económica ha provocado un retraso de la ayuda a los países pobres que deja en serias dudas el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

El caso más grave sigue siendo el de África, el continente que peor lo tiene para llegar a estos objetivos y que representa el 80% del déficit de la ayuda programada.

Un informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) hecho público este lunes concluye que la crisis ha hecho aún "más difícil" la posibilidad de alcanzar los ODM en África .

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera "improbable" que el continente africano para llegar a todos los objetivos para 2015.

Optimismo de Ban, pesimismo de las ONG

Mientras, con un cierto toque de optimismo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, no ha cesado de repetir que es posible conseguir estas metas adoptadas en el año 2000 para dentro de cinco años, en 2015, aunque también ha advertido que el camino es largo y que los esfuerzos prometidos por las naciones deben concretarse en actos.

"En estos momentos de incertidumbre económica y austeridad fiscal, hemos dicho que la crisis no es excusa para que abandonemos los esfuerzos y por ello subrayamos la necesidad de actuar", ha declarado Ban en la clausura, que ha afirmado que "después de todo, los ODM van más allá del desarrollo".

"Hay que estar seguros de que las promesas que se hacen se mantienen", ha pedido Ban a los países al presentar las conclusiones de esta cumbre de tres días, en la que en más de una ocasión los oradores expresaron sus discursos ante un plenario prácticamente vacío.

Desde las organizaciones no gubernamentales se ha criticado seriamente los resultados de la reunión, como en el caso de la directora ejecutiva de Action Aide, Joanna Kerr, quien considera que "esta cumbre ha sido un espectáculo caro que ha sido mucho ruido y pocas nueces".

Kerr describe los tres días de reuniones como "una avalancha de sentimientos que han escondido de manera inteligente que no hay planes de acción con recursos para luchar contra la pobreza, tal como están anunciando".

"Las cumbres de la ONU seguirán siendo un fracaso mientras los líderes sigan haciendo promesas vacías en muchos ámbitos", señala Kerr, que insistió en que sólo la acción concertada puede salvar los ODM a cinco años de que llegue su fecha de cumplimiento.

Para Ban, sin embargo, las intensas reuniones de estos tres días y el haberlas plasmado en un documento que considera como una "hoja de ruta" servirán para acelerar los progresos de las metas, y crear puestos de trabajo, un desarrollo incluyente y sostenido, así como lograr el éxito de la retrasada conclusión de las negociaciones de la Ronda del Desarrollo de Doha o mejorar la seguridad alimentaria.

Quedan cinco años para ver cuál de ellos tiene razón.