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Un infravalorado yuan vuelve a enfrentar a Estados Unidos y China

  • La divisa china daña a EE.UU., pero no ayuda a la balanza comercial de Pekín
  • La Casa Blanca apuesta por negociar con Pekín y desafía las presiones internas

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Por cada 10 yuanes se obtienen 1,465 dólares en los mercados de divisas internacionales.
Por cada 10 yuanes se obtienen 1,465 dólares en los mercados de divisas internacionales.

Lograr la revaluación de la moneda china frente al dólar es ya uno de los principales frentes abiertos para la Casa Blanca, presionada por gran parte de los congresistas -tanto demócratas como republicanos- y por muchos economistas, que apuntan a una artificial infravaloración de la divisa asiática como culpable de la pérdida de competitividad de la economía estadounidense. En el lado chino, junto al silencio oficial del Gobierno de Pekín, empiezan a oírse las primeras voces favorables a un reajuste de la cotización del yuan o renminbi.

Analista y políticos occidentales aseguran que desde mediados de 2008, el Gobierno chino ha mantenido de forma artificial la infravaloración del yuan frente al dólar en casi un 40%. Eso ha aumentado la competitividad de China frente a otros países como Estados Unidos, ya que ha permitido abaratar las exportaciones del gigante asiático.

Este lunes, en los mercados de divisas internacionales se cambiaban 10 yuanes chinos por 1,465 dólares estadounidenses.

Mano tendida de la Casa Blanca

El presidente estadounidense, Barack Obama, quiere una divisa china "con un valor ajustado por el mercado", según ha reiterado este lunes el portavoz de la Casa Blanca. Pero para lograrlo, la Administración norteamericana prefiere por el momento la política de mano tendida. 

Por eso, su secretario del Tesoro, Timothy Geither, ha confirmado el pasado fin de semana el aplazamiento del informe sobre divisas solicitado por el Congreso y en el que, presumiblemente, China aparece como "manipulador de su moneda".

Ese documento iba a publicarse el próximo 15 de abril, pero finalmente se retrasará, según ha explicado Geither, a la espera de que pueda alcanzarse una solución negociada a lo largo de tres reuniones en las que coincidirán autoridades estadounidenses y chinas: el encuentro de este mes entre ministros de Economía y gobernadores de bancos centrales del G-20 en Washington, el Dialogo Económico y Estratégico China-EE.UU. convocado en mayo en Pekín y la cumbre de junio de jefes de Estado del G-20.  

"Un movimiento de China para fijar una cotización ajustada al mercado sería una contribución esencial al reequilibrio" de la economía global, asegura el comunicado difundido por el Tesoro estadounidense, ya que, a su juicio, la política inflexible de Pekín con el tipo de cambio de su divisa "ha dificultado la apreciación de las monedas de otras economías emergentes".

Pekín guarda silencio

El Gobierno chino no ha respondido al retraso en la difusión del informe estadounidense, amparado en que este lunes es festivo en el país asiático. Tampoco han reaccionado, por estar cerradas, las Bolsas de Hong Kong y Shanghai, principales mercados de compra-venta del yuan.

Esa decisión de Washington se interpreta como "una señal positiva" desde algunos círculos económicos ligados al Gobierno de Pekín. "Del lado estadounidense se ha creado un espacio para las consultas y la negociación", ha destacado a la agencia Reuters Huo Jianguo, director del gabinete económico del Ministerio de Comercio chino.

Pero, a renglón seguido, este analista desactiva cualquier expectativa de cambio en la valoración del yuan: "a corto plazo no habrá un ajuste en el renminbi. Se necesita comprobar si se mantiene la recuperación en las exportaciones chinas y si las empresas del país pueden arreglárselas con un yuan más fuerte", ha sentenciado Huo.

Riesgo de recalentamiento en China

Al mismo tiempo, y por primera vez, empiezan a algunas surgir voces oficialistas que apuestan por cambiar la actual política monetaria de Pekín. El presidente del Banco para la Construcción de China, Guo Shuqing, ha advertido en una entrevista con el Financial Times sobre "el riesgo de recalentamiento" de la economía del gigante asiático.

"Tenemos problemas por el exceso de dinero, y la liquidez se ha incrementado de forma dramática, así que está claro que pagaremos por ello, ya sea en forma de una burbuja bursátil o con un aumento de la inflación", ha explicado Guo.

La previsión oficial sitúa en el 9,5% el crecimiento del PIB chino este año y eso, según el presidente de ese banco gubernamental, "es muy problemático", ya que en su opinión, "significará más duplicación de la construcción, más exceso de inversión y un mayor gasto de capital".

El yuan débil no equilibra la balanza china

A esas previsiones hay que sumar un dato cierto que se publicará esta semana: el pasado marzo, por primera vez desde abril de 2004, China registró déficit en su balanza comercial, ya que sus importaciones se dispararon y no compensaron su nivel de exportación.

Según los analistas internacionales, esos datos ofrecen una excusa perfecta a Pekín de cara a las reuniones previstas con Estados Unidos, ya que muestran que las ventas chinas al exterior han retrocedido, a pesar de que la debilidad de su moneda las hace más atractivas.

Además, como señala a Reuters Marco Annunziata, economista jefe en Londres del Unicredit Bank,  el presidente chino, Hu Jintao, "no dejará pasar la oportunidad de recordar a sus socios del G-20 que su estrategia política ha contribuido a la recuperación económica global", ya que gran parte de esa remontada depende de que los países con mayor y más rápido crecimiento, entre los que sobresale China, compren productos y materias primas del resto del mundo.

Por eso, asegura un funcionario que prepara la cumbre del G-20 y que no quiere identificarse, la mayoría de los países no quieren presionar a Pekín demasiado fuerte porque  "muchos temen los daños colaterales que tendría esa escalada".