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El aliento escondido. Retrato de una isla que quiere ser sostenible

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Crónicas - El aliento escondido

"Ahora me ves, ahora no me ves"... Como en un truco de magia. Así nos recibieron el viento y las nubes cuando pisamos la isla canaria de El Hierro. Tan pronto salía el sol, como se ocultaba detrás de las nieblas... Así que llegamos a una primera conclusión: en El Hierro, nada es previsible.

Habíamos llegado hasta allí para conocer el proyecto que ha llevado a que de esta isla se hable en muchos rincones del Planeta; a que la Agencia Internacional de la Energía la ponga de ejemplo en el uso de Energías Renovables...Y nos pusimos manos a la obra desde el primer día. Con el responsable de Investigación del Instituto Tecnológico de Canarias, visitamos distintos puntos clave para la estrella del proyecto 100 por cien renovable: La Central Hidroeólica. Unas obras que suponen un hito para la historia de este lugar, pero también una experiencia única dentro del objetivo de autoabastecimiento para el Hierro.

Hacia la autosuficiencia energética

Sin embargo, y conforme nos desplazábamos de un lugar a otro, empezamos a ver claro que había mucho más que contar... Una isla pequeña pero con muchos paisajes, una historia olvidada, como lo fueron sus habitantes durante siglos... Así que llegamos a una segunda conclusión: el Hierro y sus paisajes están llenos de historias. Y también, aunque habláramos de la Central Hidroeólica, de ganadería ecológica o de pesca sostenible, había que enseñar la isla de otra manera.

Historias de El Hierro

Para enseñar la isla de otra forma había que contar sus historias, algunas más nuevas y otras muy antiguas, como la del Árbol Santo Garoé, uno de los lugares que más visitamos en nuestro viaje. Allí, donde se resume la especial relación del herreño con el agua, el cielo nunca es el mismo; y los alisios van creando a cada minuto un paisaje diferente. En un lugar escondido, como la propia isla, "el árbol que mana agua" constituye la esencia del ingenio que han desarrollado sus habitantes durante siglos.

Y llegamos aquí a una tercera conclusión: lo que la isla quiere ser hoy, su deseo de convertirse en autosostenible, no está tan alejado de su pasado. El aislamiento al que estuvo condenada durante mucho tiempo hizo posible, curiosamente, que guardara mejor sus secretos, que ocultara todas sus posibilidades, y buscara soluciones dentro sí misma.

Dejamos El Hierro, todo hay que decirlo, con bastante tristeza. Porque, aunque pequeña, la isla tiene siempre más cosas por descubrir. Dicen algunos que la Central Hidroeólica es el nuevo Garoé; y no les falta razón: agua y viento forman, en los dos casos un binomio inseparable.  Tambien lo seran para nosotros en los recuerdos de este trabajo. En El Hierro, todo parece estar escondido, esperando el momento preciso para mostrarse.