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Zapatero, recibido con gritos de "dimisión" en un desfile de la Fiesta Nacional recortado por la crisis

  • Los Reyes han presidido el desfile dedicado a los 20 años de misiones en el extranjero
  • Por primera vez ha habido representación del Gobierno y el Parlamento vasco
  • En la parada militar han participado 4.207 militares, 400 menos que el año pasado
  • La bandera de España ha llegado desde los aires de la mano de un paracidista
  • Uno de los momentos más emotivos ha sido el recuerdo a los caídos por España
  • El desfile terrestre se ha solapado con el aéreo, lo que ha provocado confusión
  • Zapatero resta importancia a los abucheos y dice que "ya forma parte del rito"

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Madrid acoge el desfile de las Fuerzas Armadas

El presidente del Gobierno ha sido recibido y despedido con abucheos y gritos de "Zapatero dimisión" y "Zapatero embustero" durante la celebración del desfile militar del Día de la Fiesta Nacional en Madrid. "Ya forma parte del rito", ha comentado Zapatero, según han captado las cámaras de TVE.

Las celebraciones de este año, dedicadas a los 20 años de misiones internacionales de las Fuerzas Armadas, ha estado marcada por el recorte presupuestario con la participación de 400 militares menos y por la presencia, por primera vez, de representantes del Gobierno y el Parlamento vasco.

En el desfile han participado 4.207 militares de los tres ejércitos y la Guardia Civil, 209 vehículos y 58 aeronaves.  Además de modificar su recorrido por las obras de la plaza Colón, la parada militar ha tenido otra novedad: el solapamiento del desfile en tierra con el aéreo. Esta circunstancia ha provocado que el Rey no supiera hacia donde dirigir el saludo.

La parada militar ha comenzado pasadas las 10.30 horas con la llegada de los Reyes a la plaza de Lima, donde han presidido los actos, acompañados por la Familia Real al completo y al presidente del Gobierno, y ha acabado poco antes de las doce del mediodía.

Además de los Reyes, han asistido al desfile los Príncipes de Asturias, la infanta Elena y los Duques de Palma, que han sido recibidos por Zapatero, la ministra de Defensa, Carme Chacón, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde madrileño, Alberto Ruiz Gallardón.

Por primera vez han asistido el consejero de Interior vasco, Rodolfo Ares, y la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga. Además de los presidentes del Congreso y el Senado han estado presentes todos los ministros menos el de Fomento,  José Blanco, el de Industria, Miguel Sebastián, y el de Justicia, Francisco Caamaño.

Han estado también ocho presidentes autonómicos y los presidentes de Ceuta y Melilla y altos representantes del Poder Judicial, de la cúpula militar y de las fuerzas políticas, entre ellos el presidente del PP, Mariano Rajoy.

El "rito" de los abucheos

Los primeros abucheos a Zapatero se han producido a su llegada a la plaza de Lima antes de la llegada de los Reyes. Parte del público presente que ha acudido al desfile ha gritado "fuera, fuera" y "Zapatero dimisión". También se han oído gritos de "Zapatero, embustero".

Zapatero, según han captado las cámaras de TVE, ha comentado cuando saludaba al alcalde madrileño  "que ya forman parte del rito". Alberto Ruiz-Gallardón ha respondido entonces que "podían elegir otro día" en referencia a las personas que abucheaban.

"Entonces serían dos" días de silbidos ha apuntado la ministra de Defensa, Carme Chacón. "A mí me parece una falta de respeto absoluta", ha vuelto a subrayar el primer edil madrileño. Los gritos se han vuelto a reproducir

 ya con los monarcas presentes tras interpretarse el himno nacional y al final del desfile, cuando Zapatero y los otros miembros del Gobierno han bajado de la tribuna.

La parada militar se ha dedicado a la conmemoración de los 20 años de participación española en misiones internacionales y por ello han desfilado las banderas de las organizaciones internacionales bajo las que están desplegadas las tropas, como ONU, UE y OTAN, según Defensa.

La bandera desciende desde el cielo

Tras el saludo, el Rey, ataviado con el uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, ha recibido honores de un batallón de la Guardia Real y ha pasado revista a la fuerza antes de situarse con el resto de la Familia Real y el Gobierno en pleno en la tribuna de autoridades.

Antes de la parada militar, se ha procedido al izado de la bandera nacional, que ha llegado al escenario principal de la mano de un paracaidista que se ha lanzado desde un avión.

Tras la llegada de la enseña se ha homenajeado a los que han dado su vida por España, entre ellos el último militar muerto en Afganistán, el cabo Cristo Ancor Cabello. Uno de los momentos más emotivos se ha producido cuando los presentes han cantado La muerte no es el final.

El homenaje ha incluido la tradicional salva de honor y el paso de la patrulla Águila que ha dejado en el cielo azul teñido del amarillo y rojo de la bandera española.

Desfile terrestre y aéreo a la vez

La parada militar ha comenzado con el desfile terrestre, que ha abierto la sección de motos de la Guardia Real. Antes de que acabara esta primera parte ha comenzado la exhibición aérea.

A la vez que parte de la agrupación acorazada mostraba parte de su arsenal en la calle, el Ejército del Aire enseñaba sus medios aéreos.  En este momento se ha creado cierto desconcierto ya que el lateral más próximo al Estadio Santiago Bernabéu, frente a la tribuna principal, no veía el sobrevuelo de las aeronaves.

El desfile aéreo ha contado con aviones de combate F-18, Mirage F-1, F-5 y Eurofigther; de transporte, de reabastecimiento en vuelo y extinción de incendios. La Armada ha estado representada por aviones de despegue vertical Harriet y helicópteros Lamps. El Ejército de Tierra ha contado con modelos Cougar, Chinook y Tigre.

Después de que los aviones de la Patrulla Águila dibujaran en el cielo los colores de la bandera española, marcando el final del desfile aéreo, ha comenzado el de las agrupaciones a pie, en las que han desfilado los legionarios, con 160 pasos por minuto, y los regulares de Melilla, con 90. El desfile lo han cerrado los caballos.