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Los niños que reciben azotes tienen un cociente intelectual más bajo

  • Lo demuestra un estudio realizado por la universidad de New Hampshire
  • Según el director del estudio, aunque sean esporádicos "pueden marcar la diferencia"
  • Cuanto mayor es el porcentaje de padres que pega a sus hijos menor es la media de inteligencia nacional

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Los niños que reciben azotes tienen un cociente intelectual más bajo que aquellos que no reciben castigos físicos, según un estudio de la Universidad de New Hampshire recogido por el servicio de noticias científicas EurekAlert.

"Todos los padres quieren hijos inteligentes. Esta investigación demuestra que evitar los azotes puede ayudar a que eso suceda", afirma el director del estudio, Murray Strauss.

Los investigadores estudiaron una muestra de más de 800 niños entre 2 y 4 años y otro grupo de 700 chicos de entre 5 y 9 años. Ambos grupos fueron sometidos a una nueva evaluación cuatro años después.

El de los niños del grupo A que no habían sido pegados fue 5 puntos superior al nivel intelectual de los niños que recibían azotes. En el grupo B, el cociente intelectual era de 2,8 puntos más alto que el grupo de la misma edad a los que se les había azotado en el entorno familiar.

Un solo cachete puede marcar la diferencia

¿Cuántos azotes influyen en la capacidad intelectual de los pequeños? Según Straus "cuanto mayor sea la paliza, más lento es el desarrollo mental del niño. Sin embargo, incluso un azote de vez en cuando puede marcar la diferencia".

Straus y su equipo evaluaron también los datos sobre castigos corporales que experimentaron más de 17.000 estudiantes universitarios cuando eran niños y hallaron que existía un vínculo más fuerte entre el castigo corporal y el intelectual cuando los chicos fueron azotados hasta la adolescencia.

Según Straus, hay dos explicaciones para la relación de los castigos corporales con una menor capacidad intelectual.  En primer lugar, el castigo corporal es muy estresante y puede convertirse en un factor crónico para aquellos niños que sufren castigos corporales tres o más veces a la semana.

Las consecuencias de este tipo de castigo se pueden manifestar años después, ya que se muestran como síntomas de estrés post-traumático. Por ejemplo tener un miedo irracional a cosas que estan por ocurrir o sobresaltarse con facilidad son síntomas que se asocian con un menor coeficiente intelectual.

En segundo lugar, según los investigadores, un mayor nivel de desarrollo económico nacional está relacionado con el número de padres que usan los castigos corporales y con un cociente intelectual superior a nivel nacional.

El uso del castigo corporal ha ido disminuyendo en todo el mundo en los últimos años. Esta tendencia se refleja más claramente en aquellos países cuyas leyes castigan el castigo corporal en los menores.