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Los estados clave en las elecciones estadounidenses

  • El partido que saca más votos en un estado se lleva todos sus delegados
  • Los partidos concentran sus recursos en los estados indecisos
  • Ohio es un microcosmos nacional y suele 'clavar' el resultado de las elecciones
  • La crisis económica y Cuba son claves en Florida
  • Los cambios demográficos en Colorado pueden desbancar a los republicanos
  • Toda la información sobre la campaña y las elecciones en el especial de RTVE.es

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Los 'Swing States' son aquellos estados donde los sondeos no se inclinan claramente por un candidato. El resultado oscila -swings- entre uno y otro y la moneda puede caer de cualquier lado. De ahí que también se les llame Toss Up States, de toss up, lanzar una moneda

De forma gráfica: los estados que votan demócrata se marcan en azul. Aquellos que optan por los republicanos se pintan en rojo. Los que todavía no están definidos, son de color púrpura -Purple States-, a medio camino entre el rojo y el azul. Pero el concepto tiene más recorrido. Son estados donde los dos partidos mayoritarios miden sus fuerzas, 'Battleground States'.

Un campo de batalla clave en la estrategia electoral, ya que pueden resultar decisivos para alcanzar la Casa Blanca. En un país de escala continental no es posible hacer campaña en todos los sitios. Los partidos concentran sus recursos económicos y las apariciones de su candidato en aquellos estados donde es posible inclinar la balanza a su favor.  Aunque sea por la mínima. 

Es suficiente, ya que en el sistema electoral de EE.UU, el que saca más votos en un estado, se lleva todos sus compromisarios. Sólo hay dos excepciones que aplican un sistema proporcional en vez del mayoritario: Maine y Nebraska.

El número de Swing States varía según quién publique la encuesta. No hay un grupo fijo, aunque sí algunos clásicos como Ohio, Colorado y Florida. En el mapa electoral de Real Clear Politics,  aparecen además en color púrpura Nevada, Misuri, Indiana, Carolina del Norte y Virginia, mientras que en los sondeos de Pollster se añaden Minesota y New Hampshire.

Ohio, el microcosmos americano

Ohio es la quintaesencia de los Swing States. Y de peso: aporta 20 de los 270 delegados para alcanzar la presidencia. Bill Clinton ganó en este estado por un margen muy estrecho: dos puntos en 1992 y seis en 1996. George Bush se lo llevó en 2004 por sólo 118.600 votos. 

Pero Ohio es más que eso. Ha sido el indicador perfecto para predecir el resultado de las últimas once elecciones. Su voto se ha desviado de la media nacional apenas dos puntos desde 1960. En la campaña de 2004, 'clavó' la votación. La razón es que Ohio es un microcosmos del país. Hay grandes ciudades como Cleveland, inmensas extensiones rurales y cinturones industriales en decadencia. 

Para los analistas, Ohio representa como nadie al americano medio, aunque las estadísticas no sean siempre un fiel reflejo del país. De hecho, hay diferencias importantes. Los ingresos familiares son ocho puntos inferiores a la media. Sólo un dos por ciento de la población es hispana. El precio de la vivienda es un 23 por ciento más barato que la media nacional. 

A día de hoy, las encuestas dan una ligera ventaja a Obama, que saca dos puntos de media a McCain, según Real Clear Politics. Es la misma distancia que obtuvo Bush en las últimas elecciones. Y aunque los demócratas tienen varias alternativas para ganar las elecciones sin Ohio, para los republicanos es imperativo conseguir este estado. Nunca han alcanzado la presidencia sin él.

Florida, la espina demócrata

McCain necesita ganar en Florida. Sus 27 delegados le son indispensables para conseguir la Casa Blanca. Las encuestas le daban una ligera ventaja hasta hace unas semanas, pero Obama se ha adelantado tres puntos de media

Una de las razones de fondo para este cambio está en los nuevos votantes. Se han registrado 250.000 desde enero, y sólo 80.000 de esa última hornada se inclinan por los republicanos.

Sin embargo, como se demostró en las elecciones del 2000, con las irregularidades en el recuento y las famosas papeletas mariposa, Florida es impredecible. Antes de la segunda Guerra Mundial, era poco más que pantanos. Gracias al aire acondicionado, su población se ha multiplicado por diez, hasta los 18 millones. Latinos, muchos huidos de Cuba, pensionistas, que acuden a pasar el invierno, y clase trabajadora, atraída por el clima, los bajos impuestos y una economía hasta hace poco pujante.

Florida ha sido un problema para los demócratas desde Kennedy. El presidente asesinado se negó a prestar apoyo aéreo a la invasión de Bahía de Cochinos para derrocar a Fidel Castro. La inmigración cubana no perdonó lo que consideraban una traición. Y los demócratas sólo han ganado el estado tres veces desde entonces: con Lyndon B. Johnson en 1964, con Carter en 1976 y con Clinton en 1996.

Pero los viejos odios se van disolviendo con el tiempo y muchos jóvenes cubano-americanos votan por el partido Demócrata, aunque se lo oculten a sus padres, como señala Dan Smith, profesor de Política en la Universidad de Florida.

Además, la economía va de capa caída, la inmigración se ha frenado, los precios de la vivienda se desploman y la tasa de embargos es una de las mayores de Estados Unidos. Obama es consciente de ello, y se va a gastar casi 40 millones de dólares en la campaña de Florida. La mitad de lo que dispone McCain para todo el país.

Colorado, el cambio

Colorado es un estado tradicionalmente rojo, pero sus nueve delegados son de color púrpura en esta ocasión. Obama aventaja en más de cuatro puntos a McCain. En 2000, Bush sacó más de ocho puntos de diferencia. Lo habitual en un estado que vota republicano desde los años sesenta. Salvo en 1992. Y eso porque el voto conservador se dividió entre Bush padre y el independiente Ross Perot.

Pero las cosas están cambiando. En los cuatro últimos años, los demócratas se han hecho con la oficina del gobernador, las dos Cámaras legislativas y dos escaños en el Congreso. Con estos antecedentes, no es extraño que hayan celebrado su convención en la capital, Colorado. La primera vez en un siglo que lo hacen en las Rocosas.

El espíritu independiente de los vaqueros, un icono que engarza bien con los valores conservadores, también se está deshaciendo. La imagen idílica del Oeste da paso a un área metropolitana que se extiende 200 kilómetros desde Fort Collins en el norte hasta Colorado Springs en el centro. El crecimiento demográfico se concentra en los barrios suburbanos, que es precisamente donde ganan apoyo los demócratas.

Hay varias corrientes de fondo en el cambio: la afluencia de residentes californianos al estado, la creciente división interna en el partido Republicano y la inmigración de origen hispano.