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El crecimiento de Alemania se frenó en el primer trimestre por las tensiones comerciales con EE.UU.

  • El PIB alemán creció un 0,3%, la mitad que en el trimestre anterior
  • La oficina estadística germana destaca la caída del comercio exterior
  • Apunta como causa a la amenaza estadounidense al acero y aluminio europeos
  • El conjunto de la eurozona también se desaceleró entre enero y marzo

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Unas obras de viviendas en pleno centro de Berlín, junto a la Torre de la Televisión de la Alexanderplatz
La actividad económica germana creció entre enero y marzo la mitad que en el trimestre anterior.

El avance de la economía alemana se ralentizó con fuerza entre enero y marzo, lastrado por un retroceso de las exportaciones y las importaciones de la potencia europea, vinculado a las tensiones comerciales por el creciente proteccionismo estadounidense.

Según los datos provisionales publicados este martes por la oficina estadística germana, Destatis, el producto interior bruto de Alemania creció un 0,3%, por debajo de las previsiones de los analistas, que esperaban un alza del 0,4%.

Ese incremento es sólo un tercio del conseguido por la economía alemana en el mismo trimestre del año pasado (0,9%) y la mitad del logrado en el último trimestre de 2017 (0,6%).

Destatis explica este frenazo por el comportamiento del comercio exterior, que "ha perdido dinamismo", ya que "tanto las exportaciones como las importaciones han disminuido respecto al trimestre anterior", en un momento de incertidumbre internacional marcada por las amenazas de las sanciones estadounidenses contra el acero y el aluminio europeo.

Primera reducción del gasto público en 5 años

Además, el gasto público del Gobierno federal disminuyó "por primera vez en cinco años y eso afectó al crecimiento", destaca la oficina estadística.

Este hecho contrasta con las múltiples peticiones de aumento de gasto que se dirigen a Berlín para que actúe como motor del crecimiento del resto de la UE. El último de esos llamamientos llegó este mismo lunes del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los principales impulsos para la economía alemana en el primer trimestre llegaron del interior. Así, el consumo privado subió ligeramente y las inversiones aumentaron de manera importante, sobre todo, en el sector de la construcción. También repuntaron las inversiones en bienes de equipo, que crecieron respecto al cuarto trimestre de 2017.

Se confirma la ralentización en la zona euro

El dato de Alemania coincide con la publicación de la revisión de los indicadores económicos del primer trimestre realizada por Eurostat. La oficina estadística de la Unión Europea ha confirmado este martes la desaceleración del crecimiento en la eurozona y la UE que ya adelantó el 2 de mayo pasado.

Así, entre enero y mayo, la economía del conjunto de los 19 países de la moneda única creció un 0,4%, por debajo del 0,7% que había avanzado en los tres trimestres previos. El mismo porcentaje creció el total de la UE.

Entre los países cuyos datos están disponibles, el mayor ritmo de crecimiento trimestral en la UE crrespondió a Letonia (1,7%), por delante de Polonia (1,6%), Hungría (1,2%) y Finlandia (1,1%), mientras que el peor dato se observó en Rumanía, donde la economía ni creció ni se contrajo.

En el caso de España, el PIB creció un 0,7% entre enero y marzo, dos décimas menos que en los dos trimestres anteriores. Este dato -que confirma el del Instituto Nacional de Estadística- mantiene al país a la cabeza de las grandes economías europeas, ya que Alemania, Francia e Italia registraron un crecimiento del 0,3% en el primer trimestre.

Si se compara el PIB con el que había en el primer trimestre del año pasado, la economía ha repuntado un 2,4% en la eurozona y un 2,5% en los Veintiocho. En ambos casos, ese incremento interanual es menor al registrado al cierre de 2017 (2,8% y 2,7%, respectivamente).

Estos datos acrecientan el temor a que la prevista ralentización de la economía europea sea mayor de lo esperado. A mediados de marzo, Eurostat recortó en dos décimas (del 2,5% al 2,3%) su anterior estimación de crecimiento y el presidente del BCE, Mario Draghi, alerta con frecuencia sobre los riesgos que se ciernen sobre la economía global y europea, como un aumento del proteccionismo, una guerra de divisas y, sobre todo, el efecto de la salida de Reino Unido de la UE.

El año pasado, el producto interior bruto (PIB) de la zona euro creció un 2,3% -frente al 1,8% de 2016-, lo que supone el mayor ritmo de expansión del bloque del euro en la última década.

Tampoco acaba de arrancar la inflación de la eurozona. En abril pasado, la tasa interanual se situó en el 1,2%, muy por debajo del objetivo del 2% marcado por el Banco Central Europeo.