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Los 'últimos del pelotón' en Vancouver

  • El indio Jamyang Nambial finalizó el último en el eslalon gigante
  • El aristócrata Hubertus von Holenhohe es el único representante de México

Ver también: Especial Juegos Olímpicos de Vancouver 2010

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Mexico's Von Hohenlohe clears a gate during the first run of the men's alpine skiing giant slalom event at the Vancouver 2010 Winter Olympics in Whistler
El esquiador mexicano Hubertus von Holenhohe, que llevaba un curioso mono de competición con motivos aztecas.

Sus nombres pocas veces aparecen en los medios de comunicación, pero tienen tantas horas de esfuerzo, entrenamiento y sacrificios como los que acaparan titulares y telediarios. Son los esquiadores del final de las clasificaciones, los que prácticamente nunca pasan a la segunda ronda, los quea duras penas terminan las carreras. En Vancouver hemos visto a algunos, cada uno con una historia más peculiar.

Porque sin duda es peculiar la historia del esquiador indio Jamyang Namgial, que terminó en última posición el gigante que se celebró el otro día en Whistler. El esquiador, que trabaja en el ejército indio y sólo ha disputado una prueba de la Copa del Mundo, quizá por eso su tiempo fue más que discreto en la complicada pista de Creekside: terminó a 29 segundos del mejor esquiador del día. Sin embargo, quiso dedicar no la victoria pero sí su descenso y su entrada en meta a sus 17 compañeros que murieron en una avalancha en la estación de esquí donde él y su compañero de esquí de fondo entrenaban, en Gulmarg.

En cualquier caso, la posición 89 en el eslalon gigante de Namgial es especialmente meritoria teniendo en cuenta que proviene de un país con 1.100 millones de habitantes que nunca ha ganado una medalla en unos Juegos de Invierno, y en el que el 25% de la población ni siquiera sabe que tiene representantes de su país en estos Juegos de Vancouver.

Otro de los considerados "últimos del pelotón" es el paquistaní Muhhammad Abbas, de 24 años recién cumplidos -estos días, en Vancouver- y que terminó en el puesto 87. No demasiado mal, teniendo en cuenta que es el primer y hasta ahora único esquiador de su país que logra clasificarse para disputar unos Juegos de Invierno. Abbas comenzó a esquiar por imitación, es decir, viendo a unos señores esquiando, cogiendo unos listones de madera, atándolos con cuerdas a unas zapatillas y tirándose por unas lomas cercanas a su casa. Hoy Abbas es uno de los ocho esquiadores paquistaníes que este invierno consiguieron pasar dos meses entrenando en Europa, becados por el Gobierno de su país, para intentar clasificarse para los Juegos, y él lo ha conseguido.

Ahora Abbas tiene dos pares de esquíes Atomic (unos para entrenar, otros para competir) y él mismo se encarga de encerar y preparar sus esquíes, y espera poder seguir haciéndolo para ir mejorando su posición en otras pruebas.

Un aristócrata olímpico

La historia del esquiador paquistaní es bien distinta de otro de los que suele aparecer en los Juegos entre los últimos puestos del gigante es el mexicano Hubertus von Hohenlohe, de 51 años, hijo del Príncipe Alfonso de Hohenlohe-Langenburg y la Princesa Ira de Fürstenber. El sueño de Hubertus, que se define a sí mismo como "artista, fotógrafo y músico" es participar en unos Juegos Olímpicos, y aunque sus resultados en pruebas internacionales son muy discretos (terminó el 62 en el eslalon gigante de Val d'Isere) en esta ocasión lo ha logrado.

En realidad, Hubertus es alemán y vive y entrena entre este país y Austria, peor su abuela era medio mexicana, por eso eligió este país para intentar obtener plaza olímpica. Su familia tiene una casa en Cabo San Luca,s aunque Hubertus no pasa allí más que dos o tres semanas al año. Éstos son los quintos Juegos para este aristócrata apasionado del esquí. Debutó en 1984, quedando 38 en el descenso; En el 2006 logró plaza para ir a los Juegos de Turín, pero México el ComitéOlímpico Mexicano finalmente decidió no ir a estos Juegos con una delegación de sólo una persona. Este año se ha desquitado, auqnue de nuevo Hubertus era el único representante del país azteca.

"Hoy me siento si cabe más viejo", decía Hubertus tras terminar su carrera en Whistler. "Cuando ves los aros olímpicos, a todo el mundo, te preguntas '¿qué hago aquí?'. En 1994 en Lillehammer fue mi últma carrera de descenso, y supongo que todos habrán pensado que qué hace un hombre tan mayor aquí corriendo, pero tenía que hacerlo por México", decía.