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Canadá se lleva un histórico oro en danza

  • Tessa Virtue y Scott Moir pusieron al público del Pacific Coliseum en pie
  • Los estadounidenses Meryl Davis y Charlie White terminaron en 2ª posición
  • Los rusos Oksana Domnina y Maxim Shabalin sólo pudieron ser terceros

Ver también: Especial: Juegos Olímpicos de Vancouver 2010

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Oro de Danza para la pareja canadiense

A pesar de que apenas tienen 20 y 22 años, Tessa Virtue y Scott Moir llevan toda una vida patinando juntos. 13 años, concretamente. Por eso esta noche, en la final de danza que les ha valido el oro en esta modalidad en los Juegos Olímpicos, ni siquiera necesitaban mirarse para saber dónde estaba el otro, sólo hablaban sus manos, sus brazos, sus piernas y sus patines. Los canadienses han logrado un oro histórico, el que demuestra que la danza ya no es cosa de Rusia, ni siquiera de Europa. Ahora, la danza es especialidad americana.

Virtue y Moir salieron al hielo sabiéndose en primera posición tras la danza obligatoria y la original, pero con la presión de haber visto minutos antes a sus compañeros de entrenamiento y grandes amigos, los estadounidenses Meryl Davis y Charlie White, hacer un programa casi perfecto. Los canadienses, con los 16.000 espectadores del Pacific Coliseum entregados desde el primer instante, se atrevieron con una música arriesgada: la sinfonía número 5 de Mahler. Y se entregaron a la música. Tessa patinaba etérea, rapidísima, con un movimiento de brazos y manos digno de una bailarina del Bolshoi. Scott no se quedaba atrás. Y la apoteosis llegó con las elevaciones, de gran dificultad y ejecutadas a una velocidad vertiginosa. Antes incluso de que acabaran el público les dio por vencedores absolutos de la noche.

Ni siquiera ellos mismos se lo creían cuando terminaron. Mirándose fíjamente, incapaces siquiera de abrazarse, con el pabellón puesto en pie y miles de lágrimas rodando por las mejillas de centenares de personas de la emoción.

Sus amigos y compañeros, los estadounidenses Davis y White, tuvieron que conformarse con la plata,que pese a todo les supo casi a victoria. Su programa, una versión técnicamente muy difícil y estéticamente casi perfecta, del Fantasma de la ópera, les llevó a subirse al segundo escalón del podio. "Nos lo hemos ganado a pulso", decía Charlie, de 23 años. "Hemos trabajado muchísimo para llegar a estos Juegos y hacerlo lo bien que lo hemos hecho, teníamos tres programas muy fuertes y nos han salido muy bien", remarcaba.

Las dos parejas que han salido de Vancouver con el oro y la plata colgados del cuello se abrazaban emicionados al recibir sus medallas. La final se había convertido para ellos en una especie de entrenamiento muy concurrido. Los cuatro entrenan juntos en Michigan con Shpilband y Zoueva, y los cuatro acaban de entrar en la veintena. Llega sangre nueva a la danza, y a diferencia de lo que había sucedido siempre hasta ahora, ésta no llega de Rusia. Ni siquiera de Europa, sino de EEUU y Canadá.

"No estaríamos aquí si no fuera por Meryl y Charile", decía emocionada Tessa, de 20 años, nada más bajarse del podio. "Este es un momento mágico que queremos compartir con ellos", señaló. "Creíamos en esto, llevamos soñando con este momento desde hace tanto tiempo que ni lo recuerdo", decía Scott, que a punto estuvo de caer del podio de la emoción mientras sonaba el himno nacional de Canadá.

Rusia sólo pudo ser tercera

La cara amarga de la noche fue para los rusos Oksana Domnina y Maxim Shabalin, actuales campeones del mundo y europeos, que pese a que obtuvieron la mejor nota en la danza obligatoria sólo pudieron terminar terceros en Vancouver. "Estamos muy contentos con nuestra medalla, pero por supuesto que esperábamos más", explicaba Oksana.

"Ninguna medalla vale lo que hemos pasado. Maxim se perece cuatro medallas de oro por su coraje", decía. Su compañero, Maxim Shabalin, tiene la rodilla derecha prácticamente destrozada, ha pasado tres veces por quirófano en un año y medio y ha tenido que patinar estos días con una rodillera ortopédica que le sujetaba la pierna, pero que no le quitaba el dolor, visible en su cara cada vez que acababa un programa.

El hecho de que Rusia todavía no se haya llevado una medalla de oro en patinaje artístico en estos Juegos es toda una debacle para la antigua potencia de este deporte, que sobre todo en esta especialidad, la danza, en la que Rusia ha ganado todos los oros olímpicos a excepción del obtenido en Salt Lake City por los franceses Marina Anisina y Gwendal Peizerat. Rusia, que solía ocupar lo más alto del cajón en todas las disciplinas de patinaje artístico en Juegos anteriores, de Vancouver se va, de momento, con sólo la polémica plata de Plushenko y el bronce de Domnina y Shavalin. Y no parece que vayan a conseguir ninguna más, en la competición femenina, que comienza mañana, ninguna rusa está entre las diez favoritas.