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La casta arranca el primer punto

  • En algo más de tres horas, el mallorquín vence por (6-7(5), 6-4, 6-3 y 6-4)
  • Nadal ha acusado el cansancio acumulado durante toda la temporada

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Nadal impone su lógica

Rafa Nadal ha conseguido el primer punto para España en las semifinales de la Copa Davis, al imponerse en cuatro sets al estadounidense Sam Querrey en algo más de tres horas de partido (6-7(5), 6-4, 6-3 y 6-4). Con algo más de sufrimiento de lo esperado, fruto de la larga temporada y del cansancio tanto físico como mental.

Sam Querrey, un desgarbado americano de 1,98 que tomaba la alternativa en el coliseo de las Ventas, se sacudió la etiqueta de novato del equipo norteamericano a fuerza de pelotazos. "Puedo poner caras raras; y a ver qué pasa", había dicho el día anterior. Y ocurrió que quien tardó en encontrar una buena cara fue Rafa Nadal, que se pasó el primer set tratando de encontrarse a sí mismo, dubitativo, cabizbajo, arrastrando los pies por la arena, como tratando de encontrar en la arcilla una respuesta a por qué no encontraba el ritmo ni el juego que más le convenía.

En esa duda mental, su rival, motivado y apoyado en su saque, le cosía a derechazos y encontraba siempre la cal a su favor para contrarrestar las escasas ventajas de Nadal, siempre a merced del servicio del número 39 del mundo en los primeros puntos.

Juego a juego, sin que llegara el 'break' que deshiciera el equilibrio del partido, se llegó al punto de desempate, en el que una temprana rotura de Rafa Nadal terminó por lastrar sus opciones (7-5). No hubo lugar para el arte en la primera hora de partido, tan sólo puyazos en una hora de farragoso juego.

Como en sus dos encuentros anteriores en cemento, Querrey era capaz de arrebatarle un set al actual número uno del mundo. Pero las cerca de 20.000 personas que fueron llenando poco a poco Las Ventas no se resignaban y respondían cada punto de Nadal con un estruendo pavoroso, haciendo vibrar las columnas de los tendidos con gritos de "A por ellos" y "España-España".

El manacorense acusó el bajón al comienzo de la segunda manga y, sin tiempo para recobrarse, la figura del larguirucho californiano aumentó otra talla con una ruptura al servicio del español en el primer juego.

Los puntos cortos estaban minando la paciencia de un Rafa Nadal que tampoco se sentía a gusto con su rendimiento en los primeros minutos sobre la pista. No hallaba buenas sensaciones, no encontraba por dónde abordar a su rival y, mientras se perdía en errores no forzados, se topaba con los estacazos del estadounidense.

El número uno resurgió

Por fin, Nadal logró devolver el 'break' en el cuarto juego, y ahí el número uno emergió ante su público con sus mejores cualidades. Una vez por delante en el marcador, recuperó la confianza, afinó el estoque en su servicio y volvió a romper el servicio al americano, adjudicándose el segundo set por 6-4.

Los tendidos de Las Ventas bulleron hasta convertir el tórrido coso en una olla a presión. La afición pedía ya la primera oreja.

En el tercer set, Nadal consiguió adelantarse de nuevo en el cuarto juego, y con la confianza por los aires, empezó a salirle todo: los globos entraban, llegaba a las dejadas de Querrey y las suyas superaban la red.

Sin estar en plena forma, por momentos se vio de nuevo al mejor Nadal de la tierra -con minúscula-, moviendo a su rival de punta a punta, provocando sus fallos y rematando con golpes ganadores, hasta que la tercera manga cayó con un 6-3 y el americano se daba cuenta de quién tenía enfrente.

Pero de nuevo el americano se rehízo y mostró madera de buen jugador, resistiendo las embestidas de un Nadal y tratando de apretarle en su servicio. Ya no había manera. El tenista mallorquín había encontrado el ritmo y, a grito de "Torero, torero", consiguió la rotura definitiva en el noveno juego de la cuarta manga.

Nadal cerró con un servicio en blanco y con el público entregado. Pañuelos blancos y primer punto, cumplido el objetivo de allanar el camino a su compañero de equipo David Ferrer.